Esta vez ha sido en la séptima conferencia de reabastecimiento del Fondo Mundial. Un demente Joe Biden, quién sabe si pensando que discursaba para un grupo de marcianos o para una delegación de hobbits, termina su charla y se desorienta apenas a tres pasos de abandonar el estrado. La evidencia de que es un perturbado es cada día más categórica, exactamente igual que las múltiples evidencias halladas en no pocos estados de la Unión en cuanto al masivo fraude electoral con el que la agenda globalista eliminó de la Casa Blanca a uno de sus principales obstáculos, el Presidente Donald Trump, para poner en su lugar a la marioneta perfecta: un alienado Joe Biden, sencillo de dirigir desde el poder y suficientemente vicioso y mezclado en asuntos turbios a lo largo de su carrera política como para convertirlo en un simple guiñol con el que llevar al mundo entero al caos.
El mundo está en manos de tarados personajes como éste, un tipo lleno de bótox hasta las cejas, asalta cunas irredento, y alelado contumaz.