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Suecia dice adiós a la socialdemocracia y da la victoria a Demócratas de Suecia

Redacción




Virginia Montes.

Según resultados casi definitivos, con más del 99% de los votos escrutados, el bloque de derecha liderado por Jimmie Atkensson y el conservador Ulf Kristersson habría recabado 176 escaños, frente a los 173 obtenidos por el bloque de izquierdas encabezado por Magdalena Andersson.

Suecia da la espalda a la socialdemocracia, hegemónica desde la segunda guerra mundial, a pesar del asistencialismo generado. Las elecciones se han centrado en los problemas generados por la inmigración. Permítame un inciso: El País ha hecho el más soberano ridículo dando en un primer momento la victoria a la socialdemocracia.

La inmigración y sus gravísimos problemas generados han ocupado incluso el discurso de la candidata socialdemócrata que ha criticado la delincuencia y la sociedades paralelas que han generado. Suecia es la nación con más violaciones después de Lesoto. A pesar de presumir de feminista, y tener la legislación pionera que considera el coito delito, si no hay una voluntad expresa fehaciente, las normas no valen para los emigrantes. Con 10 millones de habitantes y 2,5 de extranjeros, en 1975, con población autóctona, tuvo 421 violaciones denunciadas, en 2021 hubo 9.668, en los últimos cinco años ha habido 42.936.

Los inmigrantes, llegados en la ola de refugiados, han tomado barrios e incluso ciudades, donde las bandas de las distintas nacionalidades organizan tiroteos y ajustes de cuentas. La pretensión de presentar la denuncia de estos hechos como racismo no ha surtido efecto ante la cruda realidad y Demócratas de Suecia ha quedado en segundo lugar y el primero del bloque de derechas con el 20,7% de los sufragios. Un cambio histórico en una nación forjada por la socialdemocracia,

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En el reino de Suecia es difícil apuntar a un único responsable, entra más en la dinámica del suicidio colectivo.

Eliud Njugina, 28, llegó a Suecia desde Kenia en 1998.  Con apenas 15 años fue sentenciado por su primer intento de violación, y no fue deportado. La Nochebuena de 2014 entró en la casa de un anciano matrimonio, ambos con 92 años. Redujo al señor e intentó violar a la señora arrancando sus pantalones y bragas. La mujer se defendió valientemente y al encerrarse en el baño el africano desistió. Una hora después volvió al domicilio y la violó anal y vaginalmente (siento ser tan explícito). Al irse amenazó al marido: “si llama a la policía, mañana volveré con un cuchillo”. El matrimonio no llamó a nadie. Cuando los hijos llegaron a la casa para celebrar la Navidad se encontraron con el drama y denunciaron. Atrapado el violador resultó que era alguien a quien buscaban por la doble violación a una mujer en el barrio Bomhus de Gävle. Lo hizo al aire libre. La siguió a su casa y la volvió a violar. Eliud Njugina fue condenado a seis años pero salió en libertad condicional inmediatamente. A los tres días de su liberación violó y golpeó a una mujer en silla de ruedas a la salida de una iglesia, en Fjällgatan, Frösön. De allí se dirigió a la plaza Gustavo III en Östersund donde atacó a dos niñas de 13 años, sin llegar a consumar. El Tribunal de Distrito de Östersund lo dejó en libertad con solo tres meses de cárcel. Con las leyes multiculturales de Suecia el keniata tiene pasaporte sueco y por tanto no puede ser deportado.

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Un caso tan terrible como el comentado no es raro en Suecia. De hecho hay decenas de grupos de progresistas suecos dedicados a defender la multiculturalidad, a cualquier inmigrante, incluyendo a éste. El pasado abril, una mujer sueca de mediana edad perteneciente a estos grupos “refugees welcome” pensó en demostrar a los “racistas y xenófobos” que los supuestos refugiados “son gente normal”. Era activista pro refugiados y participaba  en uno de los múltiples sitios de Facebook dedicados a ello. Se llevó de fiesta a dos afganos por la ciudad de Ljungby. Cuando los acompañó de vuelta al centro de refugiados fue violada por uno, Anwar, mientras el otro miraba y se tocaba. El juzgado de Växjö ha condenado a Anwar a un año de cárcel y al otro una multa de 2.300 euros.

En ese mismo año, 2011, Suecia contaba ya con una población de 9 millones y medio, un 27% de población extranjera, aproximadamente 2.500.000 de inmigrantes, y un 73% de autóctonos, más o menos 7.000.000. Hoy el reino de Suecia lucha entre el primer o segundo puesto como país con más violaciones del mundo, en pugna con el diminuto reino de Lesoto u otros sin estadísticas como Sudáfrica y Egipto. Los datos están disponibles en el Gatestone Institute, que tiene la amabilidad de traducir el sueco.