Enrique de Diego.
España va mal, muy mal, de continuo se revisan las expectativas, siempre a la baja. Y lo malo, es que va a ir siempre a peor. Lo enervante es que todo ha sido programado, planificado para hundir económicamente a toda una sociedad, España, con una inflación ya desbocada, que después de haber afectado al combustible -no importa que el crudo baje, la gasolina siempre es más cara- y a la electricidad -no hay sociedad que pueda progresar con la electricidad cara- se ceba ya en la cesta de la compra, en los alimentos.
Todo se torció, ya digo que a propósito, hace dos años, cuando el coronavirus, mediante la masacre de ancianos, dio la puerta de salida de la timo vacuna, cuyos resultados letales ya son constatados por el Instituto de Salud Carlos III: de enero a julio ha habido 36.653 muertes de más; en julio ha habido 11.131 muertes de más; 856 en mayo, junio y julio en Murcia; 23% en Tarragona; en Cantabria no se explican las sobre muertes, según el llamado MoMo. Un desastre que refleja Abc en el siguiente titular: «Hacia la ruina demográfica: el 90% de las provincias españolas registraron más muertes que nacimientos en el primer semestre de 2022».
Junto a este balance terrorífico, los confinamientos implicaron un parón de la actividad económica. Sobre este montón de cadáveres se ha edificado una crisis económica devastadora, que, además, afecta a casi toda Europa, donde la palabra que unifica ahora es recesión y, en segundo lugar, inflación, en una espiral sin salida que va a ir siempre a peor, y que se agravará en los próximos meses, tras ésta drôle de guerre, esta broma de guerra, calma chicha, que muestra la falta de ideas de una clase política putrefacta instalada en sus privilegios: más subvenciones a las renovables, subida del salario mínimo…
Nos quieren pobres los globalistas y sus políticos lacayos, míseros nos quieren; los márgenes se estrechan para las pequeñas y medianas empresas y para el tejido de los autónomos; en la alimentación, se anuncian cierres que pondrán los precios más caros; educar a los hijos va a ser un lujo, libros y material, el 10% más caros, 405 euros por hijo; el sistema responde con entretenimiento adormecedor y adoctrinador. Ya no cuela. España está que arde.
Anuncian en las redes que quedan libres movilizaciones desde la sociedad civil. La única opción es una insurrección que cambie el sistema, que eche abajo las autonomías, que asegure las pensiones, que acabe con el despilfarro; el régimen del 78 agonizaba, ahora está muerto, corrompido hasta los tuétanos. Tarea ardua y difícil, pero no hacer nada es un suicidio acelerado. Tengo buenos amigos, confiables e idealistas, que los van a intentar en octubre. Tengo fe en ellos y en el pueblo español. Ahora o nunca.
El otoño será muy caliente, el invierno largo y gélido y en primavera florecerán las guillotinas.