Virginia Montes.
Los granjeros holandeses empiezan a ganar al globalista Mark Rutte y a Bruselas, Hasta ahora no existían para los medios del sistema, silencio total. Es la primera estrategia que sigue el sistema contra los disidentes. No les ha dado resultado. Han puesto en marcha la segunda: ridiculizarlos. Y la tercera es criminalizarlos.
Le ha cabido el trabajo de sicarios del nuevo orden mundial a El Confidencia, que informa de las protestas varias semanas después. «Sin granjeros, no hay comida». «Es su lema. Lo cuelgan en tractores y camiones, frente al Congreso y en las pancartas que portan en multitudinarias manifestaciones. No están dispuestos a ceder, por mucho que la razón sea de peso: reducir las emisiones del nitrógeno los Países Bajos. En las últimas semanas, las protestas campesinas han llegado a los centros de distribución holandeses. Los agricultores han querido demostrar que sin ellos las estanterías estarán vacías. Que, si sus negocios desaparecen, todo el mundo se verá afectado. Una nueva arista de la transición energética y ambiental que, tarde o temprano, se extenderá por Europa».
Se esfuerza El Confidencial en explicar las ‘razones» de la sinrazón de Mark Rutte: la consabida de que es Bruselas la que exige las reducción de nitrógeno y amoniaco; dogma contra el sentido común de la nueva superstición del timo climático. Dice que «el nitrógeno es un grave problema», cuando es beneficioso, pero los ecologetas a las órdenes del tarado de Bill Gates han hecho un dogma de una mentira grosera,
«La causa directa del caos que se está escenificando en Holanda es el Programa Nacional de Áreas Rurales, que establece por zonas cuántas emisiones de nitrógeno deben reducirse para 2030″.
La cuestión que un medio del sistema globalista tiene que dar como noticia más destacada que, curiosamente, hay un problema con los granjeros que se va llevar por delante a Mark Rutte, porque, en efecto, «Sin granjeros no hay comida». Han superado la conjura de silencio.