Enrique de Diego
«¡Hay que pararlo todo!». dice aguerrido nuestro Juan Español. Hace cuatro días nadie hablaba de manifestación ante el Congreso y de huelga general, ahora corre como reguero de pólvora por las redes sociales (excepto la escoria de Tuwitter, que ni Elon Musk la quiere, ni la mierda de Facebook) por donde le ha llegado un vídeo que propone que «paren hasta los conductores de los ministros».
«Estoy hasta los cojones del mundo que vamos a dejar nuestros hijos», dice con la fuerza del convencimiento nuestro Juan Español, que no quiere protagonismo, huye de la vanidad de los «gallitos», y si hay alguien más preparado, él es un buen ingeniero y un hombre que se viste por los pies, forjado en mil batallas desde la sociedad civil. «Los políticos trabajan para ellos mismos, han perdido la noción de servicio, y nos hacen a los demás trabajar para ellos. Esto no puede seguir así. Se ha perdido la idea de vocación y los principios».
La idea del hijo está muy presente, es altamente motivadora: «Me avergüenza la mierda de mundo que les dejamos. Hay que ir a por ellos, a por toda esa gentuza».
«Mucha gente está con Vox, perdiendo el tiempo, cuando juega un papel en el sistema, no quiere que se resuelvan los problemas porque entonces se acaba el negocio. Ahora se llevan mal con toda la sociedad, incluso con Hazte Oír que antes les financiaba. Les han hecho una campaña en las andaluzas con que el PP y Vox son lo mismo que y has visto lo que le ha pasado a Macarena Olona, que se veía de presidenta o de vicepresidente y está muerta». Le cito el ejemplo de Lilith Verstringe que cobrara, como secretaria de Estado, 123.772 euros, y se indigna: «por ser la amiga de Pablo Iglesias; todas las amigas de Pablo Iglesias las ha colocado bien con el dinero de los demás».
«Vamos a por ellos, por esa gentuza».
Con su fuerza de voluntad, probada en la adversidad y la lucha, seguro que lo consigue: «Hay que pararlo todo», parar la nación, «que paren hasta los conductores de los ministros». Es un objetivo hermoso, que corre por las redes, un grito de lucha por la supervivencia. Pararlo todo, pongamos que para octubre. ¿Te apuntas a la batalla decisiva?