Luis Bru.
En un terrible acto en el Juzgado de Instrucción número 5 de Elche he tenido que asistir a la consumación de la traición al legado de don Antonio García Trevijano por parte de Helena Bazán, se secretaria particular y presidenta de la Fundación non nata, y su letrado Pedro Manuel González López, del Movimiento Ciudadano por la República Constitucional. Este último ni se ha dignado aparecer para el latrocinio sino que ha enviado a un propio.
Helena Bazán, increíble, ha pedido medidas cautelares contra Rambla Libre para que se censuren dos artículos -se insertan a continuación- referidas a ella. En el acto, se han ratificado. El abogado defensor, Rafael Ramos ha aducido que se trata de un hecho muy grave, contrario a los derechos fundamentales, a la libertad de expresión consagrada en el artículo 20 de la Constitución, un incalificable acto de censura.
El propio ha puntualizado que sólo se pide la supresión de los dos artículos, a lo que ha contestado Rafael Ramos que es una censura parcial, pero censura al fin y al cabo.
Enrique de Diego, como gesto de protesta, se ha negado a firmar el acta de la vista. «Ha sido un gesto simbólico: mi desacuerdo con la censura, con la que nunca jamás estuviera estado de acuerdo don Antonio García Trevijano, a quien me unía amistad y admiración. Don Antonio luchó siempre, con uñas y dientes, por esa libertad y no soportaba la traición. Esos dos falsarios repúblicos se lo deberían mirar porque don Antonio decía: «Yo no perdono ninguna traición. La traición para mí es el pecado más grave que hay porque ataca directamente al principio fundamental de la humanidad, que es la lealtad».
El MCRC ha degenerado en una cloaca: ¡Pandilla de traidores!