Enrique de Diego.
Ha dicho José María Aznar en Barcelona que «no hay victorias amargas ni dulces derrotas», sino «victorias o derrotas» con referencia a las elecciones de Castilla y León. Craso error. Grosera mentira interesada. Aznar debe saber que nuestro sistema es proporcional y no mayoritario, por tanto todo lo que no sea ganar con mayoría absoluta, obliga a pactos para obtener los votos necesarios. En ese sentido, la victoria de Mañueco, el muñeco diabólico, es lo más parecido a una victoria pírrica, por las que ganaba frente a los romanos el rey Pirro, que tenía tantas bajas que eran como una derrota.
Mañueco tiene solamente dos opciones: o gobernar gracias a la abstención del PSOE, en el nuevo consenso de la agenda 2030, para destruir Castilla y España, y eliminar población, o pactar con Vox y Juan García-Gallardo, que representa solamente colocar a algunos de Abascal a vivir del cuento y eliminar población. La diferencia es sustancial y por ello he pedido el voto a los purasangres para el caballo de Calígula. La abstención del PSOE se ha puesto cara porque los socialistas, vacunazis y genocidas, y por ello castigados, han pedido un «cordón sanitario» para Vox. Era conveniente que se viera la putrefacción diabólica y globalista del PP, que emana de Aznar, amigo de los Bush, accionistas de Black Rock y Vanguard, y de Pablo Casado, un hombre, un niñato sin oficio ni beneficio a las órdenes del Foro de Davos. Que el PP está dispuesto a gobernar con el PSOE en la «gran coalición» tiene toda la lógica del globalismo con dos patas, el PSOE y el PP, si falla una, vale la otra, entre las dos si hay fallo multiorgánico.
En cuanto a la humorada de Aznar, un factor de corrupción moral, de a que viene que Gallardo quiera ser vicepresidente de una autonomía que quiere destruir, tiene razón, pero es que los de Vox tampoco tienen principios, ni patriotismo, y ha sido sentarse en los escaños y cobrar los sueldos públicos y están encantaditos de calentar sillón. Vos es otra escoria.
La pifiada del endeble y melifluo Mañueco, tan adicto a la agenda 2030, «no tendrás nada y serás feliz», ha quedado eclipsada por el estallido incontrolable de la guerra civil ya declarada, por el sórdido asunto de la presunta corrupción del hermano de Isabel Díaz Ayuso, la progre vacunazi, y el sucio espionaje de Ángel Carromero, dimitido, que lleva dedicándose a esos menesteres al servicio de Pablo Casado desde los tiempos en que se ponía el pinganillo para soplarle a Pablo Casado en los exámenes. Un conflicto que debe llevarse por delante al lacayo globalista Pablo Casado y al que éste ha respondido abriendo expediente informativo a Isabel Díaz Ayuso. Un conflicto de los que le gusta armar a Miguel Ángel Rodríguez.
Dos vacunazis, a cual peor, que han participado con entusiasmo, y en el caso de Isabel Díaz Ayuso pudiera ser con corrupción con el contrato de las malditas mascarillas, para lo que sirven, para enriquecer a unos cuantos mangantes y para tiranizar a la población, que ha llegado a la impostura de ensuciar el nombre de Enfermera Isabel Zendal para poner en práctica el genocidio. Y Pablo Casado, que tiene el culo como un mandril, lacayo obediente, a los dictados globalistas. El PP es un partido satánico, lo mejor es que desaparezca, así que más madera a la guerra hasta que desangren los dos, todos.
Y Vox ha participado también en la masacre, tiene una responsabilidad máxima en lo que se ha perpetrado, Santiago Abascal y la sonrisa impostada de la cínica Rocío Monasterio exigiendo a Pedro Sánchez el veneno de muerte, Juan Luis Steegmann queriendo pincharnos a todos a la fuerza, Macarena Olona haciendo exhibicionismo con sus pinchazos. Debe desaparecer también y asumir responsabilidades, que son muy graves. El régimen del 78, del que todos forman parte, está putrefacto. Delenda est.