Ernesto Iglesias, hijo del exconsejero de Educación José Luis Iglesias, falleció repentinamente a los 49 años como consecuencia de un infarto en la madrugada del miércoles. Ernesto Iglesias se vio salpicado de lleno por el mayor caso de corrupción destapado en Asturias hasta la fecha, el ‘caso Renedo’, por el que trece personas fueron procesadas y ocho finalmente condenadas, entre ellas su propio padre. Él, finalmente, resultó absuelto de todos los cargos.
Ernesto Iglesias fue investigado inicialmente como responsable civil a título lucrativo. La Audiencia Provincial resolvió en septiembre de 2017 que no había cometido delito penal ya que era ajeno a los hechos ilícitos que se habían cometido, pero que sí se había beneficiado económicamente de los mismos, por lo que le condenó a indemnizar al Principado con 99.405,21 euros. El montante de dinero público procedente del departamento que por aquel entonces lideraba su padre que, según los cálculos de la investigación, había ingresado su empresa gracias a la intermediación del empresario Víctor Muñiz, otro de los principales acusados.
Finalmente, en septiembre de 2019, el Supremo suavizó las penas de la gran mayoría de encausados y a él, directamente, le absolvió, por lo que no tuvo que pagar aquella indemnización.
La Audiencia le condenó a pagar una indemnización de 99.000 euros, al entender que se había beneficiado de la trama, y el Supremo le absolvió
La participación en los hechos de Ernesto Iglesias deriva de que Igrafo, la empresa de Víctor Manuel Muñiz, le había facilitado carga de trabajo a través de una tercera empresa con el objetivo de que, aquel favor al hijo de José Luis Riopedre, pudiera favorecer las relaciones con la Consejería de Educación. De hecho, su padre fue condenado a cinco años de cárcel, precisamente, por conseguir que fondos de la Consejería de Educación que dirigió durante siete años acabaran en Geogal, la empresa de la que son accionistas su hijo y su propia esposa.
Ernesto Iglesias siempre negó haber cobrado de las principales empresas investigadas en la causa, aunque admitió haber trabajado con la tercera firma en cuestión. Eso sí, antes incluso de que su padre llegara a la consejería. En concreto, declaró que contactó con esta firma «mediante una labor comercial. Fue una de las puertas a las que piqué en el año 2002».
Geólogo y empresario
Geólogo, pertenece a la trigésimocuarta promoción de geólogos de la Universidad de Oviedo, en la que se licenció en 1995, fundó su propia empresa en Santiago de Compostela en 2004: Organismo de Control de Calidad Sociedad Limitada Profesional (S.L.P.), empresa cuya denominación comercial es ‘Geogal estudios geológicos y geotécnicos’.
En el momento de su fundación, Ernesto Iglesias depositó un capital social de 53.006 euros. Con ellos entraba dentro de un negocio que exige de fuertes inversiones iniciales porque Geogal está especializada en sondeos, prospecciones geotécnicas, análisis de cimentaciones, taludes y geotermia, servicios todos ellos que obligan a contar con potentes equipos.
Según las investigaciones llevadas a cabo en el marco de la operación Renedo, entre 2005 y 2010 la empresa en cuestión tuvo 500 clientes e ingresó 1,6 millones. Sin embargo, de aquella cifra apenas 198.000 euros le habrían llegado por trabajos con la sociedad vinculada al dueño de Igrafo.
Durante estos últimos años dedicó todos sus esfuerzos en tratar de que su padre, muy delicado de salud y condenado a cinco años y dos meses de privación de libertad -hasta septiembre de 2024- pudiera salir de la cárcel. Lo consiguió en marzo del año pasado, tras más de 500 días en prisión. Ahora, su entorno está muy preocupado por cómo puede afectarle el repentino fallecimiento de su hijo.