Luis Bru.
Según el último Estudio General de Medios, Es Radio y Federico Jiménez Losantos han perdido 79.000 oyentes; un fracaso sin paliativos. Más allá de esa tremenda cifra, Losantos ya ha fracasado; es un fracaso esencial, no accidental, que se desarrolla con sumo patetismo braceando histérico sus bracitos, bramando maldiciones totalitarias; ha sido torpedeado en la línea de flotación y hace aguas por los cuatro costados. Ha querido sentar plaza de mentor de la derecha sociológica, ha dado todo tipo de bandazos, fue el impulsor de esa cloaca globalsta de Ciudadanos, ha pretendido ser el oráculo liberal en España, y hoy tan solo es un demente que habla como un locutor hutu y la gente no le sigue, porque nunca le ha importado una higa, como no le importa mentir como un chequista de la peor especie ante el sacrificio propiciatorio de Elia Rodríguez presentado con desfachatez comunista como «accidente doméstico».
Vale para el pivot de Orihuela del Tremedal aquello de Abraham Lincoln de «se puede engañar a todo el pueblo durante un cierto tiempo, y a parte del pueblo todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo». Losantos ha mentido mucho, se ha mentido a sí mismo, hasta convertirse en una ponzoñosa mentira que procuraba ocultar, aunque no lo consiguiera del todo, el rostro y la bajeza moral del fanático, del resentido orgulloso o del totalitario taimado.
Losantos se hunde en las arenas movedizas de una ciénaga inmunda. Se ha vuelto inservible e inútil. Como un boxeador sonado deambula hecho una piltrafa por el cuadrilátero. Su hora ya ha pasado. La infame farsa se ha acabado. Losantos ya no puede venderse al mejor postor porque no tiene bebelejías que le sigan. Pobre pozo de odio que confunde un no timo vacunado con un enfermo que lo contagia. Puros disparates, delirios hitlerianos necesitado de un frenopático.
Esto les pasará a todos los que tratan de imponer el totalitarismo: bares, cafeterías, restaurantes, aerolíneas…porque nosotros, los que no nos hemos dejado inyectar el veneno de muerte, no nos hemos dejado poner la marca de la bestia, sobreviviremos. Losantos es el primer caído por meterse y violentar a los bebelejías. El pigmeo moral es un fracaso.