Editorial.
Nunca se debe obedecer una ordena injusta e inmoral que lleve a actuar tiránicamente con los otros. Pero lo que es pavoroso y de canallas es ordenaros lesionaros a vosotros mismos hasta la muerte, una muerte administrada mediante engaños, de una crueldad inaudita.
La autorización de la corrupta y corrompida FDA al veneno de muerte de Pfizer ha tenido la consecuencia que los burócratas y chupatintas del Pentágono haya dictado orden de vacunación obligatoria a todo el Ejército norteamericano, que os inyectéis todos el veneno de muerte, quieren acaba con el Ejército Norteamericano, Patriotas de la Libertad, inyectándoles la patógena proteína Spike. Debéis rebelaros. Es un imperativo de dignidad y de supervivencia. Asistimos al intento de imponer el totalitarismo más atroz y vosotros sois el obstáculo. Hay que acabar con vosotros, Patriotas de la Libertad.
Toda la cadena de mando ha quedado deslegitimada al dictar una orden tan criminal. Desobedecerla no sólo es un derecho sino un deber. Todos somos objeto de un genocidio, de una conjura criminal organizada por Anthony Fauci y Bill Gates. Matarlos.