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A María de la Hoz, mujer valiente y con coraje

Redacción




Enrique de Diego.

Cuando los progroms en Sefarad, con las conversiones forzadas, y tras la expulsión, entre los judíos se planteó un debate sobre qué hacer con los que se habían ‘convertido’ y luego volvieron a la fe de sus abuelos. Una de las posturas enconadas rechazaba a los tales mientras la que prevaleció les admitió en la comunidad. En esta España estamos divididos entre despiertos y dormidos, entre los de la pseudo religión estúpida covidicia, como dice el gran Colin Rivas, que no da puntada sin hilo, entre no vacunados y timo vacunados. En ese panorama aparece una mujer valiente y con coraje, María de la Hoz Martínez Herrera, de 48 años, vecina de la madrileña localidad de Getafe, que ha tenido el valor de ponerle cara al sufrimiento, al calvario que padece tras ponerse el primer pinchazo de la Pfizer.

Su testimonio, el primero, que me conste, de eso que técnicamente suena tan frío de «efectos adversos», ha causado impacto, se ha hecho viral. Recientemente un afamado escritor me preguntaba si la audiencia de Rambla Libre ha subido. Me quedé, primero, callado porque la pregunta me pareció obscena, no se trata de eso, aunque quizás lo preguntara el impacto que tiene. Cuando reaccioné, le dije que la audiencia se ha multiplicada por 9 y va a más. Pero si no nos leyera nadie o casi nadie, daríamos la batalla igual contra esta auténtica canallada sin paliativos en la que están implicados, como traidores, el gobierno, la oposición, los gobiernos autonómicos, el personal sanitario, las fuerzas de seguridad del Estado y los medios de des información.

El testimonio de María de la Hoz ha impactado, como no podía ser menos, y ella es la pionera de una tercera comunidad puente entre los despiertos y los dormidos. Quitando alguna broma de mal gusto sobre el brocoli, las reacciones han sido claramente positivas:  «¡Pobre chica espero se recupere pronto!», escribe uno en twitter. Otro: «Compartid vuestras experiencias y no tengáis miedo. Todos nos equivocamos». Uno alienta: «Intenta ver el lado positivo, te has puesto una vacuna, pero si insisten en ponernos tantas, es que con una no es suficiente para lo que pretenden. Come sano, deporte, sol y socializa con gente. Justo todo lo contrario que quieren». Otro anima deseando la recuperación: «María, valiente, vas a recuperarte. Tu testimonio es muy importante para muchas personas. Y Enrique, que decir, ya sabes que lo que haces no tiene precio».

Después de ser sancionado por twitter una semana por difundir «información sanitaria falsa», y avisarme de que a la tercera darían de baja mi cuenta, decidí seguir con oraciones diarias a la Virgen y San Miguel, lo más eficaz y lo que más les molesta a estos malditos globalistas. Al poco tiempo recibí el mensaje angustiado de «Mariló» y por DM le aconsejé los antídotos que me han aconsejado, personas de todo crédito, y ponerse en contacto con la Dra. Albarracín.

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La historia de María de la Hoz es, una parte, muy lineal. Vive con sus padres y en el confinamiento, les aísla, como grupo de riesgo, y se aísla ella. No sospecha que se está matando a los ancianos en un genocidio protocolario por orden de la OMS, que se está tratando la enfermedad como respiratoria quemándoles los pulmones con oxígeno puro, matándoles cruelmente en las UCIS, prohibiendo los tratamientos eficaces, prohibiendo las autopsias. Hay que matar despiadadamente, sin vacilar, sin miramientos. A la gente se le ha cambiado la vida y encima tiene que aplaudir a las ocho a un personal sanitario que se merece una jornada de antorchas y horcas. Luego está la presión social, los amigachos que exultan con la timo vacuna. Total, que a pesar de las dudas, se timo vacuna con la Pfizer, la de Black Rock, la que llaman la buena, pues tiene todo el apoyo mediático y político. Ha recibido algún mensaje inquietante sobre efectos adversos, pero los medios tienen buen cuidado de achacarlos a Astra Zeneca y a Jansen, nunca, nada de nada a Pfizer. Estos se llama en moral ignorancia invencible y exime de toda responsabilidad ética. Cierto que podía haber sospechado del gobierno y de todos los partidos, de Isabel Díaz Ayuso y de Santiago Abascal, porque todos mienten, hasta atentar contra la salud y la propia vida.

De hecho, María de la Hoz lleva vivido un calvario parejo a sus numerosas dolencias por la proteína Spike que ha reflejado en un twitter:  «Cositas que experimento tras el líquido Pfizer: 1 .Inflamaciones 2. Alergias 3. Moratones 4. Sangrado de encías 5. Falta de apetito 6. Dolores y calambres musculares 7. Sonido oídos/cabeza 8. Sueño interrumpido 9. Debilidad muscular 10. Mal cuerpo/desgana. 11. Yagas en la boca». Cada una, una tragedia. Todas una canallada por la que tendrán que pagar en juicios sumarísimos. El calvario al que hacía referencia es la soledad en su entorno, porque nada puede haber ido mal y, por ende, ella se inventa todas esas molestias. Ya acudió al médico que le aconsejo, de palabra, pincharse sin dudarlo y ahora se llama a andana diciendo que las mujeres tienen la piel muy fina y les salen con facilidad moratones.

Investigó en internet y le pareció inquietante y reflejando lo que ella vivía en sí -«mi cuerpo como que acusaba una sensación de veneno interno»-  dos gigantes de sabiduría y amor por la verdad y sus semejantes, la Catedrática María José Martínez Albarracín y la mexicana y profesora de Universidad, Karina Acevedo, eso sí, desbrozando las páginas de google en que son tildadas de mentirosas y que difunden bulos por Newtral y Maldita, dos cloacas de mentiras al por mayor llamados pomposamente verificadores. María de la Hoz ha empezado a tomar los antídotos que ayudan a contrarrestar el veneno mortal de la timo vacuna, establecida por el sistema con la finalidad abyecta de eliminar población. Y tiene una cita con una Clínica que le ha sido recomendada por la Dra Albarracín. Y ha decidido no mantenerse callada, como le pide el sistema. Contar su caso. Visualizar a las víctimas. Dios quiera que haya muchas María de la Hoz dispuestas a dar la cara para que este crimen no quede impune.

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Concluye su espeluznante testimonio María de la Hoz: «Me siento terriblemente mal y daría cualquier cosa por volver al día de antes de vacunarme con lo que ahora sé. Lo siento por mí, porque no sé si seré capaz de recuperarme, y lo siento por todos los que les puede pasar lo mismo. Siento la gran falta de información que hay. El engaño al que estamos siendo sometidos. Asusta pensar que se trata de un genocidio planeado desde las altas esferas de los dueños del planeta. Un planeta que quieren para ellos, con menos gente».

Un tuitero le interpela: «A María le digo que no busque ética ni justicia en los psicópatas globalistas y sus cómplices, menos mal que solo se ha puesto una y ha dado con un hombre justo, duro con quien lo merece y luchador por quien lo necesita. Gracias por contarlo y así abrir los ojos de otros».

No nos equivoquemos nunca de enemigo. Los perversos satánicos a los que debemos afrontar y ajustar cuentas son Bill Gates, Anthony Fauci, las farmacéuticas, los fondos buitre, los políticos traidores, todos, los médicos corruptos y el personal sanitario, los medios de propaganda mendaz del sistema. Con ellos, al final, sin piedad como han hecho ellos. Bienvenida, María de la Hoz Martínez Herrera al lado del Bien y de la Luz, al bando de Dios, con tus heridas de las que espero sanes, y oro por ello, con la proteína Spike, ese veneno que te han inyectado, los malvados hijos de las tinieblas, que decidieron hace décadas que debías desaparecer, para imponer su imperio global del mal. Tu lucha, María de la Hoz, es nuestra lucha. ¡No te rindas nunca, con la cabeza bien alta! ¡Vence y todos habremos vencido!

María de la Hoz: “Me siento terriblemente mal y daría cualquier cosa por volver al día antes de vacunarme”