Virginia Montes.
Durante la jornada del jueves 26 de agosto, al menos dos explosiones sembraron el pánico en los alrededores del aeropuerto de Kabul, donde miles de afganos siguen esperando con la esperanza de salir del país. El saldo provisional muestra unos sesenta muertos, incluidos doce soldados estadounidenses.
La situación sigue siendo muy caótica. Alrededor de las 4 p.m. hora de París, este jueves 26 de agosto, se produjeron al menos dos explosiones cerca del aeropuerto de Kabul, donde aún se concentraban varios miles de personas con la esperanza de poder salir del país. Desde la captura de Kabul, la zona ha estado en el centro de las tensiones en Afganistán: durante casi diez días, los últimos soldados y funcionarios occidentales se han reunido allí, así como miles de afganos que son candidatos a la salida. Una concentración excepcional de enemigos de la jihad que convierte al lugar en un objetivo privilegiado del terrorismo. Desde el comienzo de la semana, informa Le Monde , la mayoría de los países occidentales habían pedido a sus ciudadanos que se alejaran lo antes posible del aeropuerto, amenazados por todos lados.
Sus predicciones finalmente se hicieron realidad. Si, a media tarde, una primera evaluación provisional reportó al menos seis muertos y más de una docena de heridos, las estimaciones al final de la tarde del jueves apuntan a más de sesenta muertos y menos de 140 heridos. Según CNN , al menos doce soldados estadounidenses estarían entre las víctimas, y otros quince estarían más o menos gravemente heridos.
A raíz de la explosión, David Martinon, el embajador de Francia en Kabul, refugiado en un refugio de cohetes dentro del aeropuerto, pidió a la población local y extranjera que se alejara lo más rápido posible. “A todos nuestros amigos afganos: si estáis cerca de las puertas del aeropuerto, aléjate urgentemente y ponte a cubierto. Es posible una segunda explosión ” , tuiteó. Por su parte, el Pentágono confirmó rápidamente, sin rodeos, la hipótesis de un «atentado complejo que había causado un cierto número de víctimas estadounidenses y civiles» . Durante la tarde, la prensa estadounidense incluso ya se estaba refiriendo a un atentado suicida.
El mortal ataque conmovió profundamente a Kabul y Afganistán, donde la situación se vuelve cada día más compleja. Así, a raíz de las explosiones, los propios talibanes «condenaron enérgicamente los atentados con bombas contra civiles en el aeropuerto», lo que sugiere que el ataque podría haber sido orquestado por Daesh. Una versión también confirmada por el propio ISIS, más tarde en la noche, según información de
BFM TV.. Es decir, si la situación es complicada en Afganistán: los talibanes, un notorio grupo islamista y terrorista, cuentan con el apoyo activo de Al-Qaeda, nacido en la región en los años 90, pero están librando la guerra contra el Estado Islámico. Este último, en 2014-2015, efectivamente había intentado poner un pie en el país, despertando la ira de los talibanes, reacios a dejar que la competencia se estableciera en la zona. A este cóctel explosivo se suman finalmente las fuerzas de resistencia lideradas por Ahmad Massoud y el exvicepresidente Saleh. A medida que las últimas fuerzas occidentales se retiran del país, el futuro parece particularmente sombrío en Afganistán.
