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Coto Matamoros: «Los infraseres ven el mal delante de sus narices y prefieren mirar para otro lado»

Redacción




Enrique de Diego.
He de reconocer que la postura de Coto Matamoros me enerva, no es la mía. Esa actitud a la George Orwell y, sobre todo, a lo Émile Cioran, el Cioran español, me sugiere escapismo y desdén por la realidad, ese «suspiro cósmico», en donde somos muñecos de papel en un mundo en llamas, o verduras de las eras al decir del gran poeta Jorge Manrique; en donde los infraseres en su idiocia se lo tienen merecido y no hay redención posible, ni justicia humana, en donde los poderosos no pagan por sus crímenes, porque son protegidos por los mismos idiotas que son sus víctimas, en la banalidad de su existencia, puede ser un rasgo de extrema lucidez pero yo amo la locura de ver a los genocidas bambolearse inertes colgados de una soga. Gentes tomando las calles con «antorchas y horcas», como pide Michael Yeadon.
Don Coto Matamoros me parece que usted adopta una postura de pesimismo existencial respecto a sus compatriotas, un derrotismo, que considero hasta cierto punto lógico, pero yo reivindico el optimismo existencial, la lucha contra el genocidio de los infraseres, y la justicia respecto a los autores de esta masacre.
El pesimismo existencial consiste básicamente en entender las limitaciones humanas y aceptar que somos seres sin más protección que la obtenida del aprendizaje de nuestros propios errores.
Personalmente los infraseres me producen una tremenda ansiedad añadida a la que ya de por sí produce intentar sentir un grado de fraternidad con ese tipo de personas. Creo que existe una cierta incompatibilidad entre consciencia de la realidad y felicidad o alegría que también produce una angustia vital sumada a las anteriores que te lleva a plantearte el límite de la libertad.
La única justicia que cabe esperar es la divina. La humana está al servicio de los autores y lo seguirá estando per saecula seculorum.
«Esa gente ve el mal delante de sus narices y prefiere mirar para otro lado»
Ciertamente, los infraseres tienen la responsabilidad por haberse dejado llevar al matadero, por dejarse manipular por las televisiones, por haberse dejado dirigir por los políticos, por ser víctimas propiciatorias de un genocidio planetario y haber ido “voluntariamente”, unos por el miedo, los ancianos, otros por el temor a perder su puesto de trabajo, los funcionarios, otros por vivir de la agenda globalista, los gays y las lesbianas y las feministas, que son básicamente lesbianas, de haber ido a la muerte, a los campos de exterminio por su propio pie. Cuando veo a la gente con bozal, estalló: ‘si el coronavirus no está fuera, si lo tienes dentro, te lo han inyectado”. Pero, en moral, hay ignorancia invencible y la responsabilidad es distinta de la culpabilidad…
Toda esa gente a la que usted pretende salvar, es gente que ve el mal delante de sus narices y prefiere mirar hacia otro lado. La verdad es esa molestia que prefieren evitar. Ellos, con su colaboración, son los que han permitido la imposición del mal. Ellos son el peor virus de la peor pandemia. Una enfermedad que cualquiera que tenga la inteligencia justa para pasar el día sabe que se hallan en lucha contra Dios y esa guerra la perderán siempre.
Es un desgaste innecesario buscar conciliar lo que es irreconciliable. Todos vivimos en medio de contradicciones, pero conviene ser consciente, admitirlas y negociarlas para no sufrir por tenerlas. La existencia humana es una suma de frustraciones, pero al reírnos de nosotros mismos parece que la vida merezca ser vivida en determinadas circunstancias.
«A un político, como a cualquier idiota, lo único que le interesa en su ascenso social y su cuenta corriente»
Porque veamos, hay culpabilidad en Pedro Sánchez, hay culpabilidad en Carolina Darias, en todo el Gobierno, hay culpabilidad en Pablo Casado, en Isabel Díaz Ayuso, en Alberto Núñez Feijoó, en Juan Manuel Moreno Bonilla, en todo la casta parasitaria política…Nuestros políticos deben saber que están matando a la gente, que mueren infectados por la timo vacuna, que esos de los brotes es otra mentira cochina, y si no lo saben es que son bobos, y podrán argumentar en un juicio sumarísimo.
A un político, como a cualquier idiota, lo único que le interesa es su ascenso social y su cuenta corriente. La inmensa mayoría son psicópatas de manual con la consciencia de que dirigen una sociedad de alienados. Y es sinceridad que no se les puede negar la razón.
Un pensador, llámelo usted pesimista, es una persona con el grado de lucidez suficiente para admitir el absurdo que supone la existencia de la mayoría, y tras haber tomado conciencia de esa situación, ha tenido un par para admitir que son existencias desagradecidas que de por sí ofenden a Dios, y que lo mejor que podría pasar es que llegara el final de esas exteriorizaciones sin sentido que creen y llaman vida. Lo que un hombre debe hacer es afrontar su verdad interior con valentía sin el refugio de los miedos adquiridos voluntariamente.
Únicamente se debe vivir con la libertad de hacerlo al margen de todo, como un parásito, ser una rémora es la máxima aspiración de la inteligencia. La impresión que despiertan en mí la mayoría de los trabajadores es que son la personificación de la inutilidad. Los hombres hemos nacido para la vida contemplativa, para ser felices, no hemos nacido para ser esclavos de ningún sistema político y, o, económico.
«La batalla a la que se refiere pueda ser un diseño de Dios»
Porque creo que los despiertos aunque tengamos que pasar por muchas tribulaciones hemos de aspirar a ganar la batalla de Dios y proceder a administrar justicia severa y sumarísima por tratar a la gente como cobayas.
Lo que usted llama «despiertos» para la inmensa mayoría son una manga de alucinados a los que se debería fusilar al amanecer.
Creo que únicamente aceptando el sufrimiento de compartir la existencia con la «gente» (que es el peor de los insultos) uno puede alcanzar cierto grado de felicidad e incluso aumentar su grado de compasión hacia los demás. En este caso la máxima compasión es la aceptación del deseo de una muerte rápida e indolora. Eso es amor por el prójimo, todo lo demás son filigranas y vacuidad.
Por otro lado, quizá la batalla a la que se refiere pueda ser un diseño de Dios. Personalmente veo su mano en todo este asunto.
Están los medios de comunicación, o de defecación, como les llama nuestro buen amigo Colín Rivas, y de los que usted ha hecho una crítica mordaz y ha emitido juicios severos y acertados, que no se pueden ir de rositas, que no se van a ir de rositas.
Los medios de comunicación son transmisores, herramientas, que moldean la conciencia colectiva. El pensamiento del ciudadano medio es controlado pacíficamente mientras los medios le crean ilusiones y necesidades. Su auténtico valor radica en adoctrinar idiotas a los que invierten sus valores naturales y modifican sus códigos de comportamiento. Esto conlleva un cambio de las estructuras sociales que benefician a la élite financiera. En medio de la manipulación descarada, al idiota se le entretiene con espectáculos de banalidades y se le reduce a la apatía que conduce a la sumisión. Por si esto fuera poco, si hace falta engrasar la maquinaria -tal como hemos vivido recientemente- se les inyecta dinero desde la Administración que no es más que otra herramienta al servicio del capital.
No sólo se irán de rositas, sino que serán primados por esa campaña constante por la bipolarización de la sociedad entre covidiotas y negacionistas, que ganan y ganarán los primeros por goleada histórica e histérica. Ya le he dicho que tenemos que aprender a asumir y negociar las permanentes frustraciones que nos genera la existencia.
«La gente está en su casa viendo Sálvame mientras su hija se prostituye en un yate»
Luego están en el primer plano las farmacéuticas, autores materiales del genocidio, y haciendo negocio de la muerte y corrompiendo a nuestros servicios médicos. Dice Michael Yeadon, ex vicepresidente de Pfizer, que la gente debería estar en la calle “con antorchas y horcas”.
La gente está en su casa viendo Sálvame mientras su hija se prostituye en un yate. La gente como debería estar es físicamente muerta pues espiritualmente hace mucho tiempo que son difuntos que han dado vía libre al mal y a la degradación.
Entiendo que la vida es un trayecto en ocasiones muy duro y que muchas veces el esfuerzo no tiene recompensa. Pero renunciar a la pelea preocupándose por qué equipo ficha Messi es de una imbecilidad cósmica. La alegría exige la tristeza que supone superar una crisis tras otra, a veces desde el sufrimiento del aislamiento absoluto para desde la humildad poder superar nuestras limitaciones. Eso no es precisamente lo que les han enseñado, pues para la mayoría la felicidad está en la anestesia del olvido. Son una suma de obsesiones y se les educa para la reversibilidad de sus sentimientos.
Si algo ha quedado claro de esta delirantemente llamada «nueva normalidad» es que se terminó una ilusa civilización que exhibía un progreso ortopédico. El camelo de los derechos humanos, los derechos de la colaboradora necesaria clase trabajadora, la moral (inmoral) del trabajo, el desternillante sentido justo y ético de la democracia, el Estado del bienestar unos más que otros y toda esa patraña en la que parecían encontrarse los idiotas como gorrinos en el lodo. Todo lo anterior ha sido cambiado por salarios indignos y por un nuevo orden que hará más ricos a los ricos y extenderá la miseria en tres cuartas partes de la población mundial. Por eso merecen morir, porque no han querido nunca saber vivir.
Así que puede usted sentarse a esperar antorchas y horcas que yo empiezo a sospechar que los infraseres no dan para encenderlas ni para hacer un nudo corredizo.
«Liberalismo y comunismo están tan próximos que son teorías siamesas»
Luego está la OMS que ha jugado a la confusión y a la mentira dirigiendo el coro de la masacre con un asesino comunista, Tedros Adhanom, que hay que llevarlos por delante.
Ya le dije que liberalismo y comunismo están tan próximos que son teorías siamesas. Qué más dará Adhanom que su predecesor o el sucesor que tome el relevo de director, si todos son elegidos por ser corruptibles. Están impuestos por los financiadores de la OMS, sirven idénticos intereses y poseen las mismas ambiciones.
La EMA y la FDA que han dado la autorización para el cruento ataque bioterrorista contra las poblaciones.
Las agencias del medicamento sea en América o en Europa defienden y han defendido siempre los mismos intereses. Están, al igual que la OMS, al servicio de las farmacéuticas. Hay un montón de hechos demostrados de los intereses de las dos agencias, pero la gente ya ni siquiera da para creer en los hechos; lo cual es una razón más para que merezcan morir.
La ONU y la Unión Europea, el Foro de Davos, y el Club de Bilderberg, que son los canallas que han desatado la ofensiva globalista.
Y las residencias de ancianos, el cuerpo de bomberos, el Cádiz Club de Fútbol, el ayuntamiento de Coín y las peñas de mujeres de Valdepeñas. Para mí no existe diferencia.
El ser humano es incapaz de enfrentarse a los demonios del capitalismo. Toda autoridad para ser aceptada debería tener, al menos, una coherencia en su línea de actuación. Cualquier organización de las señaladas por usted es por tanto ilegítima, pero los idiotas aceptan sus imposiciones con total sumisión, cuando ni tan siquiera se pueden sentir representados, pero tragan con todo.
«Al menos Lagarde no se corta»
El Banco Mundial y el Fondo Económico Internacional extorsionaron con las deudas públicas. Christina Lagarde, vieja y fea, diciendo que los viejos gastan mucho y son demasiados. ¿No se merecen que haya antorchas y horcas?
Al menos Lagarde no se corta y dice lo que piensan todos y no se atreven a decir. Además forma parte de ese ejército de Satán que luce joyas con su imagen o con su simbología.
Toda esa escoria está donde está y tiene el poder que tiene porque toda esa gente, viejos incluidos, que usted quiere salvar y han permitido ser pastoreados. La inmensa mayoría piensa que la honestidad común no es un asunto que les toque de lleno. Todos sabemos donde está lo cierto, lo bueno o lo correcto. Uno, si no se trata de un deficiente mental, tiene la libertad de comportarse con integridad y decencia.
Por mucho que usted y muchos como usted se empeñen no van a cambiar el sistema, pero, al menos podrá juzgarse a sí mismo y reconocerse la dignidad de haberse comportado de acuerdo a unos valores que están grabados en su estructura de ADN y vienen de serie.
En la conjura han participado las big tech que se han dedicado a silenciar y perseguir a los disidentes: twitter, facebook, youtube, google, amazon, no se han dedicado sólo a censurar, sino a dejarnos indefensos ante la masacre. A mí twitter me ha censurado por escribir que “la timo vacunación tiene como objetivo eliminar población” y por hablar de “genocidio”. Es gravísima la culpabilidad de esas empresas y de esos empresarios…
Es que usted tiene unas cosas…
La culpabilidad, le repito, mayoritariamente es de la masa a la que la libertad le importa lo que a mí el contenido cultural del museo del Ferrocarril. Las big tech son empresas privadas que defienden sus intereses. Grandes capitales privados que se otorgan la capacidad de censurar y que desean un nuevo orden y fomentar un consumismo demencial hecho a la medida de sus necesidades. Si el borrego se somete qué quiere usted qué hagamos ¿ponernos a llorar? No, hombre no, filosofemos un poco y derrotemos la tristeza.
Y luego está la culpabilidad de los llamados verificadores, pagados por facebook, por Ana Pastor lucrándose del genocidio. ¿Qué pena se merecen?
No sabría contestar si es mayor la pena que producen o la pena que merecen.
En la cúspide están los Rotchschild, los Rockefeller, George Soros y el alucinado de Bill Gates jugando con la vida y la muerte de
seres humanos. A mí me parecen unos canallas sin perdón posible y las tienen que pagar.
Mi abuelo me decía: «no te juntes con los ricos que además de mandarte a por el vino lo tendrás que pagar tú». Estos, no sólo no han pagado nada en su puta vida sino que jamás lo pagarán.
El neoliberalismo es un invento de la élite para los pobres. Los principios de libre mercado se aplican a los desfavorecidos. Los impuestos sirven para rescatar bancos. El estado ha cedido gran parte de su espacio al poder financiero y la tiranía de ese poder es el que el Estado, que es su marioneta, nos aplica. La gente es tan sumamente gilipollas que ni de eso se da cuenta.
¿Es que Bill Gates no merece estar colgado cabeza abajo, con Melinda, por callar?
Mi vida tiene otros objetivos y deseos que la depuración física de esa pareja con intereses en el Coronacirco. Para mí hay seres más abyectos que merecen mi atención antes que esta lista de interminables responsables que hoy me plantea. Pienso en profesores pederastas que han cometido violaciones de alumnas, por ejemplo. Estos merecen mucho más mi atención y no sólo merecen la pena capital, merecen tortura previa. Le aseguro que alguno la tendrá y Dios aplaudirá la castración de semejantes monstruos.
El Padre Juan de Mariana en su De rege et regis institutione legitima el tiranicidio cuando el poder político agrede a los derechos naturales y aquí se ha perpetrado el genocidio más salvaje y descomunal de la historia de la Humanidad.
Los jesuitas de hoy en día no lo justificarían. El Papa Francisco la considera inadmisible porque la pena de muerte altera el catecismo católico. Pero tiene oposición el jefe. Hay teólogos cristianos que sostienen que la pena de muerte puede causar el arrepentimiento en el momento de ser ejecutada.
Así que ya sabe… si quiere hacer justicia no les de la oportunidad… dispare a la cabeza por sorpresa y, si es usted católico, sueñe con que arderán eternamente en el infierno.

«Los sistemas están vendidos al totalitarismo dictado por el gran poder financiero»

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Me va a dejar que juegue a la historia ficción: en USA el círculo de la biblia, Texas, Florida la timo vacunación ha sido minoritaria, Anthony Fauci y la CNN dicen que “la nación se desboca en la dirección equivocada”, han inyectado a los gays y lesbianas, a los votantes del Partido Demócrata…Cuando se vean los niveles del genocidio va a haber una ola de indignación y todos esos locos que sueñan con ser los amos del mundo van a temblar y no van a tener dónde esconderse.

Perdone, pero me quedo con el pesimismo existencial de Orwell y su Golden Country. En Mil novecientos ochenta y cuatro, Golden Country es un paisaje que representa un regreso a la infancia y la fantasía de recuperar un modo de vida que ya no podrá volver a existir jamás. Es un sueño y un deseo que nace de la imposición de los totalitarismos y del desengaño que supusieron para él las alternativas políticas.
A mí, al igual que a Orwell, me dan exactamente igual demócratas que republicanos, comunismo que democracia, Podemos que Vox o Falange Comunista del Niño Jesús. Los sistemas están vendidos al totalitarismo dictado por el gran poder financiero, y la idea de futuro, únicamente, puede ser una visión desoladora.
Por unas y otras razones, me encuentro navegando en el mar del desengaño y creo que el sentido de la vida es la muerte, y la vida consiste en percibir lo que sucede. Vamos que es para pensar si este mundo se puede pudrir todavía más con esa inversión programada de valores morales, sociales y políticos que nos han conducido a relevar el mito de las verdades eternas por esas nuevas verdades satánicas a las que se agarran los idiotas como tabla de salvación y modelo de vida.

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En 1947, Cyril Connolly, en un editorial en la revista Horizontes, elaboró un decálogo que sentó las bases de la sociedad permisiva y del mundo relativista que nos ha tocado, por desgracia, vivir. Todos los puntos de ese decálogo pervertido y degradado se han puesto en práctica. El punto número uno es “la abolición de la pena de muerte”. Creo firmemente que los autores y cómplices de este asesinato en masa no merecen otra cosa que la pena de muerte.

Ya le digo que yo también lo creo y que además deberían desarrollar otro virus que destrozara el sistema reproductivo de los que queden. Ellos, generales y soldados rasos son igualmente responsables. Y como decía un pesimista como Ciorán, que supongo que a usted no le gusta ni un poco: «El devenir entero no es sino un suspiro cósmico y nosotros somos las heridas de la naturaleza».
Mi amigo Berlanga sostiene que somos muñecos de papel en un mundo de fuego.