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Agenda 2030: El plan oculto de la política española, el consenso de las timo vacunas y el papel perverso de Rocío Monasterio

Redacción




Josep Sansano.

La agenda 2030, promovida por las Naciones Unidas y secundada por sus 198 estados miembros, no es más que el siguiente paso en la estrategia de dominación del nuevo orden mundial. La ingeniería social que oculta, es tan compleja y alcanza tantas capas de la sociedad, que requiere de un plan a largo plazo para hacerse efectiva, sin embargo, el impulso de los países miembros, cuyos líderes han sido cuidadosamente adoctrinados, seleccionados y colocados por siniestras manos como las de Soros, el club Bieldelberg o el foro de Davos, es evidente y sin prisa, pero sin pausa, dirigen al rebaño de ciegos votantes hacia el matadero.

El fin último que persigue este orden mundial en la sombra no es nuevo y se conoce desde el siglo XVII, cuando la masonería sentó su germen, sin embargo, el plan Calergui, y la ONU han sido el instrumento definitivo para llevarlo a cabo: Acabar con la familia para someter al individuo al único cuidado y moral de los estados, reducir la población mundial y mestizarla, doblegar a las naciones a una agenda común que acabe con sus culturas, la desinformación como forma de comunicación y sobre todo, mantener a la masa controlada por el miedo en todas sus variantes (terrorismo, guerras y ahora pandemias), son solo herramientas para llegar a un fin último, que de tan sencillo resulto grotesco, el control total de la economía por unas pocas familias o grupos empresariales, aunque la humanidad vaya en ello.

En este plan, los estados son una molestia que se ha logrado superar e incluso poner a trabajar para favorecer a los que controlan los hilos, mediante la perversión de los sistemas democráticos. Los líderes políticos se han convertido en empleados del poder en la sombra, que los coloca no por sus capacidades o su vocación de servicio, sino por su obediencia a los amos que les garantizan su supervivencia. La partidocracia y los sistemas electorales intervenidos, han convertido el voto en un trámite cuyo resultado es irrelevante, puesto que las opciones elegibles ya han sido preseleccionadas. En España, los dos grandes partidos son indistinguibles y sus lacayos, Podemos para el PSOE y Vox para el PP, cumplen únicamente una función de disidencia controlada.

El pacto que el PP y el PSOE han alcanzado con respecto a este hecho es patente. Solo Pfizer, Astra Zeneca, Jensen o en definitiva, los productos procedentes de grandes farmacéuticas internacionales (y judías), tienen cabida en la vacunación de los Españoles. Las vacunas nacionales como la rusa Sputnik, o la española en eterno desarrollo, de 1 sola dosis y mucho más seguras que las ya administradas, han sido apartadas y ocultadas de la opinión pública.

Las grandes farmacéuticas, controladas por el poder en la sombra, han logrado controlar no solo el discurso, sino la agenda de los gobiernos. Las dosis se han suministrado en función de los lotes que se adquirían y se ha prohibido la vacunación privada, para evitar que los pedidos pactados con los estados se resintieran. Las investigaciones de las mismas vacunas que ahora compran por miles de millones los estados, se han pagado con dinero público europeo, y para colmo, solo se han favorecido únicamente a las que contienen la peligrosísima proteína Spike, que además son las que ofrecen menor protección frente a las cepas que siguen proliferando, garantizando que el negocio se renueve cada pocos años con sus actualizaciones, como si de un anti virus de ordenador se tratase.

El consenso de los partidos españoles, comerciando con las vidas de sus ciudadanos se ha hecho evidente en múltiples ocasiones a los largo de estos meses de tragedia nacional, sin pudor ninguno. Tanto PP, como PSOE y, para sorpresa de nadie, Vox, votaron en la UE mantener secretas y privadas las patentes de las vacunas pagadas por todos, para asegurar por un lado los beneficios de las farmacéuticas, y por otro, ocultar a terceros independientes el verdadero sistema de producción y el contenido y riesgo para la vida humana de estas. Curiosamente Podemos fue el único partido que se opuso a esta votación, y a las pocas semanas, su líder Pablo Iglesias, dejó la política.

El pacto con las vacunas ha sido flagrante y evidente, pero no es el único. El consenso político que tras las bambalinas, realmente marca la actividad política española, emana de las mismas fuentes. Los líderes de PSOE, PP, C´s y según cuentan Vox en 2020 (con Roció Monasterio) han pasado cada año por la lista de invitados al club Bieldelberg, del mismo modo que han apoyado siempre la causa sionista, que en los estatutos de Vox es incluso un punto separado y destacado en su agenda de política internacional, en gran medida por el apoyo que reciben junto al PP de Madrid del lobee judío sionista Acción y Comunicación sobre Oriente Medio (ACOM).

La pantomima del debate público es solo un disfraz para un debate pactado con agendas idénticas, y los disidentes han sido siempre liquidados, como en fechas recientes ha sucedido con Alicia Verónica Rubio Calle, diputada de Vox en la Asamblea de Madrid, quien avisó de sus posibles efectos secundarios y según se comenta, no solo fue rápidamente desmentida y ridiculizada por su propio partido, sino que en los próximos meses harán formal su dimisión pactada. 

La conspiración judeo-masonica comunista, de la que el general Franco advirtió insistentemente y que la historia ha tratado de convertir en una parodia producto de la propaganda del régimen, se muestra ya sin disfraces, como una realidad respaldada incluso por quienes se dicen herederos del caudillo, y mientras tanto el pueblo español, como siempre, es traicionado por sus líderes y condenado si nada lo impide, a caminar al matadero como el resto del rebaño, dirigido por pastores globalistas.