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José María Rodero, recordando al actor

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

-“Lo que no sabe la gente, lo que envidia cualquiera que me conoce, es el valor que tengo para despreciar posibles ganancias y elegir únicamente aquello que me produce satisfacciones personales. Si no hubiera sido tan romántico, sería millonario.”

-“Ya no le tengo miedo a la muerte. Le di la mano, le sonreí a la muerte. Del mismo modo que luego recibí con gozo la vida. Ya no me asusta nada.”

JOSE MARIA RODERO 

José María Rodero Luján (Valdepeñas, 26 de diciembre de 1922 – Madrid, 14 de mayo de 1991)  es uno de  los  más grandes artistas del teatro español y europeo del siglo XX. En el mes de mayo se han cumplido treinta años de su muerte. Pocos le han recordado, tal vez porque el gran protagonista de tantos inolvidables Estudio1 no hubiera tenido cabida en las mediocres TV contemporáneas tan alejadas de la cultura.

Y es que en la TV de los años sesenta y setenta el espectador podía encontrarse casi cada semana con Shakepeare, Dostoievski, Dickens, Dumas, Casona, Buero Vallejo, Brecht, Albert Camus, Mihura, Pemán, Jardiel, Arthur Miller, Arniches, Unamuno, Valle  o Alfonso Paso. Teatro en las venas, cultura en cada rincón de la mirada, de la creación, de la pantalla. 

 

https://bibliotecavirtualsenior.es/wp-content/uploads/2016/05/JOSE-MARIA-RODERO-ACTOR.pdf

 

El 9 de abril de 1991 debía celebrarse en el teatro Bellas Artes de Madrid el estreno de la obra «Hazme de la noche un cuento», de Jorge Márquez, protagonizada por José María Rodero. En la puerta del teatro, una nota avisaba de que la enfermedad del intérprete obligaba a suspender el estreno; un mes más tarde, el 14 de mayo, moría el gran actor , víctima de una enfermedad pulmonar  y su arte entraba en la leyenda del teatro. 

El actor 

A finales de los cuarenta, José María Rodero formó parte de la compañía del teatro María Guerrero. Allí conoció a la que se convertiría en su mujer, la también actriz Elvira Quintillá, con la que tuvo dos hijos. Y allí empezó a consolidar su fama en obras como «Plaza de Oriente», de Joaquín Calvo Sotelo; «El landó de seis caballos», de Víctor Ruiz Iriarte; «Soledad», de Unamuno; «La herida luminosa», de Josep María de Sagarra.

Con La Herida luminosa de Josep María de Sagarra, consiguió un gran éxito escénico, realizando ochocientas representaciones de la obra. Un crítico de la época llegó a escribir que cuando Rodero salía, eclipsaba por completo a Rafael Rivelles que era el protagonista.  Rodero, Arturo de Córdova y la maravillosa Amparo Rivelles  participaron en la adaptación cinematográfica de 1956 dirigida por Tullio Demichelli. 

En 1950 obtuvo otro gran éxito – ya como protagonista- al encarnar a Ignacio en la obra «En la ardiente oscuridad», de Antonio Buero Vallejo. Es el inicio de su etapa gloriosa.

José María Rodero con Mónica Randall.

A partir de entonces, José María Rodero desarrolló una carrera teatral llena de éxitos, con decenas de personajes, casi todos míticos  : «El concierto de San Ovidio», «Las meninas» y «El tragaluz», las tres de Buero Vallejo; «El caballero de las espuelas de oro», de Alejandro Casona; «Calígula», de Albert Camus; «Enrique IV», de Pirandello; «Historia de un caballo», de Tolstoi; ( otra de sus más excelsas creaciones ) y «Luces de Bohemia», de Valle-Inclán.

La lista es interminable : ¿Dónde vas, triste de ti? (1959), Una tal Dulcinea (1961), El concierto de San Ovidio (1962),¿Quién quiere una copla del Arcipreste de Hita? (1965), de José Martín Recuerda, Corona de amor y muerte (1966) de Alejandro Casona, Los siete infantes de Lara (1966), de Lope de Vega, Luces de bohemia (1970), Los emigrados (1976), Enrique IV (1986), El hombre deshabitado (1988), Las mocedades del Cid (1990) o Hazme de la noche un cuento (1991) que no llegaría a estrenar.

 Fue estrella durante varios años en  el Festival de Teatro Clásico de Mérida, con obras como Calígula (1963 y 1982), de Albert Camus; Julio César (1964), de William Shakespeare; y La cena del rey Baltasar (1981), de Pedro Calderón de la Barca.

Fue admirado por sus compañeros de profesión ( genial el capítulo de Silencio se estrena que protagonizó junto a Adolfo Marsillach en TV ) y entre los que aún están en activo destacan los recuerdos de otros grandes como Jose María Pou o Manuel Galiana. 

Interpretaciones geniales . Estudio 1 

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https://www.youtube.com/watch?v=ogRi8w7Mtj0

LOS EMIGRADOS de  Slawomir Mrozek

https://www.youtube.com/watch?v=PuTX74V5wC0

CALIGULA   de Albert Camus

https://www.rtve.es/alacarta/videos/estudio-1/estudio-1-tal-dulcinea-1965/1951767/

UNA TAL DULCINEA de Alfonso Paso

https://www.youtube.com/watch?v=jO3kJ8w_1L8

DOCE HOMBRES SIN PIEDAD , de Reginald Rose

Los ignorantes de la memoria histórica parecen haber olvidado el notable nivel cultural de la TV de los años sesenta y setenta con programas como Estudio 1 , Novela o Los libros.

El teatro es alma vital pero se desvanece – las interpretaciones – con el tiempo. De ahí la importancia del maravilloso Estudio1 que no era teatro filmado sino adaptaciones a la TV de grandes obras de teatro. Eso permite contemplar hoy joyas que debieran ser revisadas en  las televisiones actuales . Adaptaciones resumidas pero fieles en espíritu como – nada menos – que Crimen y castigo ( con Julian Mateos y un insólito y brillante Alfonso del Real en un papel de intenso dramatismo ) o La montaña mágica de Thomas Mann, recreada por un magnífico Eusebio Poncela en el personaje de Hans Castorp encabezando un reparto en el que también encontramos a Narciso Ibáñez Menta. Auténticas joyas.

Y Estudio 1 ( disponible en You tube ) ha permitido recuperar y disfrutar el inmenso talento de Jose Maria Rodero . Verle en creaciones tan diferentes como los protagonistas de Muerte de un viajante o Los emigrados, contemplar sus personajes de Trampa para un hombre solo ( adaptación y dirección de Gustavo Pérez Puig al lado de Jesús Puente ), cambiar a la comedia con la brillante Una tal Dulcinea del siempre grande Alfonso Paso.

El espectáculo interpretativo de Calígula es simplemente magistral, hay que verlo, disfrutarlo, una auténtica lección para actores que debiera estudiarse en todas las escuelas de interpretación.

  

Y por supuesto la mítica Doce hombre sin piedad: José María Rodero, José Bódalo, Manuel Alexandre, Sancho Gracia, Jesús Puente, Pedro Osinaga, Luis Prendes, Antonio Casal, Carlos Lemos, Ismael Merlo, Fernando Delgado, Rafael Alonso , dirigidos por el gran Gustavo Pérez Puig (Estudio 1 1973 ).  

A lo largo de su vida Rodero  recogió más de ochenta premios, entre los que destacamos: Premio Nacional de Teatro (1971), Premio Mayte de Teatro (1976), Premio “El Espectador y la Crítica” (1977) y la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1986).

Rodero fue el último gran divo de las tablas, el Actor carismático, perfeccionista capaz de provocar el máximo grado de emoción en los espectadores con su sola presencia. Poseía  una dicción perfecta, dominaba su voz. Los críticos más inteligentes escribieron Su concepto de la interpretación no respondía a más método que el suyo propio, que consistía en ensayar y trabajar hasta concebir todos los matices de la actuación del personaje, para que no improvisando nada, pareciese que no estaba estudiado.

 Rodero en cine 

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El cine fue la asignatura pendiente de Rodero y su única frustración. Intervino en buenas películas como Novio a la vista, 1954  de Berlanga, Viva lo imposible de Rafael Gil o la mencionada La herida luminosa, pero en cine casi nunca encontró obras o personajes a su medida. Le pudimos admirar – eso sí – en la interesante La larga noche de los bastones blancos, 1979 , su ultima película, dirigida por Javier Elorrieta y con otro grande como Quique San Francisco a su lado. Pero fue la excepción.

Solo en otra ocasión y fue adaptación teatral , el cine estuvo a la altura de Rodero: 

Proceso a Jesús 1973 de José Luis Saénz de Heredia  ( según la obra de teatro de Diego Fabbri )  : un grupo de sefardíes encabezado por Andrés Mejuto,  Jose María Rodero, Mónica Randall y un inolvidable reparto de grandes actores españoles de todos los tiempos, representan en Toledo el juicio de Cristo para tratar de dictaminar su consistencia jurídica.

A través de la revisión de la Pasión de Cristo se dibuja  una interesante e inteligente reflexión sobre la culpa y el amor, y a la vez  una reflexión abierta sobre el cristianismo como religión, frente al mundo moderno. Tan actual en 1973 como en 2021.

https://www.youtube.com/watch?v=3UTJzASvwfs

La recreación del proceso a Jesús de Nazaret. Y ello en el escenario de un grupo de sefardíes que regresan a Toledo para representar- como si fuera una obra de teatro- ese momento esencial de la Historia de la Humanidad.

Junto al debate de los milagros, el nacimiento de Jesús, Caifás, la acción de Pilatos o la traición de Judas, la historia va entrelazando el drama personal de los protagonistas que estalla en medio de la representación. Rodero – magistral- interpreta al acusador de Jesús y en su vida se encuentra viviendo una relación ilícita con el personaje de Mónica Randall que ha tenido como resultado el asesinato del marido de ella.

Tras asistir a los principales episodios de la vida de Jesús de Nazaret el drama entra en su núcleo vital: la defensa de Pilatos ( un magistral Miguel Ángel que señala que se trataba de un político que se vio obligado a tomar decisiones políticas ). Pilatos es José María Caffarel y Caifás – cínico y taimado- es el gran Tomás Blanco.

El debate alcanza al público, un sacerdote interpretado por Carlos Lemos pide la palabra para reivindicar al Cristo hijo de Dios por encima de las visiones temporales o simplemente humanas. Armando Calvo – ex seminarista amargado- le rebate con furia ante el enfado de su acompañante femenina, Julia Gutiérrez Caba que se define como otra María Magdalena que necesita creer en una esperanza como Jesús.

El desfile de actores inolvidables continúa, José María Guillén que busca el arrepentimiento y el perdón como el hijo pródigo, Adriano Domínguez, el ciego de nacimiento que ansía ver, Lili Murati, María Cuadra, Alfredo Mayo, Agustín González, Ángel del Pozo  ….  Todos brillantes y extraordinarios que van conduciendo la obra hasta su estallido final.

 El perdón, la esperanza, el dolor, el milagro del amor y esos planos finales del gran José María Rodero.

 Gloria de la escena, actor irrepetible, un gigante español: José María Rodero.