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Ana Vega se casa por segunda vez en la Universidad de Alicante

Redacción




Josep Sansano.

El pasado Viernes 28 empezó mal para Vox Alicante. Los periódicos nacionales abrían sus cabeceras hablando de la presunta financiación ilegal del partido en la provincia y los comunistas de la Universidad de Alicante afilaban sus mejores eslóganes a la espera de que apareciera Macarena Olona Choclan y su séquito de palmeros, citados por el consejo de alumnos para abrir las jornadas en defensa del español en la facultad de periodismo. Nada de esto importunó a la verdadera protagonista del día, la presidenta dela formación provincial, Ana Vega Campos.

Cartel del evento.

La charla sobre el español, a la que además de Olona, también estaban invitados el periodista Javier Esparza y el pornógrafo Sánchez Dragó (quien finalmente dio plantón), era solo la excusa para el evento programado inmediatamente después en el club social 1 de la facultad de derecho. El plan, como viene siendo costumbre en la endogámica formación, era que solo unos pocos elegidos entre cargos orgánicos y electos, (los afiliados solo estorban) gozasen del privilegio de compartir mesa y mantel con los ilustres invitados, con la señora Vega como maestra de ceremonias. Esta vez, sin embargo, sería muy distinto.

El acto, inicialmente programado para las 14.30h , se movió alas 13.30h para evitar escraches a los invitados. Insólitamente, y como si de una boda se tratase, una tromba de más de 90 personas ocupó puntualmente las 10 mesas organizadas alrededor de la presidencial, reservada a la síndica Ana Vega y su consorte, con el general Manuel Mestre y un puñado más de cargos de la plataforma “hablemos español” y la UA, en el papel de los padrinos.

Andrés, sé fuerte.

Como en toda buena boda, la novia se hizo esperar y no apareció hasta casi dos horas más tarde, bien entradas las 15.30h. Lo que el hambre y rugir de estómagos no ocultaron fue la sorpresa de los invitados, cuando Macarena Olona, después de la larga espera, homenajeó al cine español con su particular “bienvenido Mr. Marshall” desapareciendo tras el saludo y la foto de rigor con los invitados, sin tomar siquiera asiento entre los comensales. Como dicta el protocolo, cedió todo el protagonismo de la boda a la pareja de novios.

Entre los asistentes, no podían faltar concejales y diputados, pero la gran mayoría fue copada por coordinadores locales con sus parejas, destacando la sonada asistencia del dimitido de todos sus cargos, Andrés Iñigo en calidad, suponemos, de embajador del afiliado de base. El trascurrir del convite, por todo lo demás, no escapó a los cánones de cualquier casamiento: Ana Vega pasó por las mesas a saludar a casi todos los invitados, olvidando quizás, solo a uno o dos, que no la aplaudieron con la suficiente fuerza durante los múltiples vítores que sus afines le dedicaron.  

Tampoco faltó el espacio a lo emotivo, cuando con un estudiado gesto, Andrés Iñigo se levantó para fundirse en fraternal abrazo con la absoluta protagonista de la velada entre sonoros aplausos, simbolizando que su salida de la vicesecretaría de organización, obedecía más a un retiro sabático, que a la soga de la justicia ciñéndose sobre la contabilidad de las mesas que el organizaba. “Andrés, se fuerte”, debió susurrarle Vega al oído durante el abrazo.

Nada se saldría de lo normal en cualquier boda, de no ser porque el evento, celebrado, por cierto en un espacio público, era un acto de Vox, donde no pocos asistentes se sintieron engañados al acudir con el único fin de compartir una supuesta comida con Macarena Olona que se trasformó finalmente en un acto homenaje a la cuestionada presidenta alicantina. Según apuntan las malas lenguas, el verdadero propósito era apuntalar su más que maltrecho liderazgo y sobre todo, transmitir calma a los coordinadores, ante la muy probable imputación de muchos de ellos como cooperadores de la presunta financiación ilegal del partido, si finalmente la fiscalía admite a trámite la denuncia interpuesta por Alianza Cívica, en la que Alicante ocupa un lugar destacado. El otro elefante en la habitación fue el estruendoso portazo que la noche anterior dio a Vox  la penúltima concejal en abandonar a los de Abascal, la edil por Albatera, Irene Mompean, de la que hablaremos en futuras publicaciones.

La comida, lejos de calmar ánimos, arrojó muchas preguntas que aún flotan entre los asistentes. ¿Dónde fueron Ana Vega y Olona durante las más de 2 horas que separaron el acto de la comida? ¿Por qué Olona no quiso compartir mesa con los asistentes y Dragó ni siquiera apareció? ¿Por qué el partido ha forzado la dimisión de Andrés Iñigo, pese a que este, aún sin cargo, sigue sentándose en la mesa de los diputados autonómicos? ¿Han firmado realmente la paz Vega y Mestre?

En Rambla Libre tenemos todas las respuestas, y muy pronto las iremos descubriendo.