Sébastien Lignier.
Albertville, en Saboya, está muy cerca de ver una escuela coránica extraordinaria establecida en su interior. Dirigida por Millî Görüs, la organización del Islam político otomano, tiene la intención de apoyarse en la gran comunidad turca de la ciudad olímpica.
¿Qué puede evocar Albertville a los franceses? Algunos dirían que el cruce de los cuatro valles no tiene igual para los excursionistas. Los aficionados a la pólvora aún recuerdan el orgullo que sintieron cuando Edgar Grospiron ganó el oro en los magnates de Tignes. Las banderas francesas luego se mezclaron con la nieve por un momento fuera de tiempo. Francia triunfó.
Casi treinta años después, estos recuerdos parecen un espejismo. El regreso a la realidad se llama hoy Millî Görüs. La organización turca, ya en el centro de la polémica en torno a la construcción de la gran mezquita de Estrasburgo, quiere marcar un gran golpe en la ciudad olímpica. En su punto de mira, la escuela pública, el máximo símbolo de la República. En 2019, la asociación islámica pone en marcha un proyecto extraordinario en el distrito de Champs-de-Mars: 16 clases, un nuevo gimnasio, una cocina e incluso un comedor personal se agrupan en un complejo educativo de escala sin precedentes en la región. Con un presupuesto estimado de más de 3 millones de euros, financiado íntegramente con donaciones y fondos privados del exterior, la escuela coránica tiene capacidad para más de 400 alumnos en su recinto. Eso es una cuarta parte de los 1.200 escolares de Albertville. En una columna publicada enLe Figaro la semana pasada, el alcalde, Frédéric Burnier Framboret, anunció que estaba «indefenso» para luchar contra el comunalismo islámico en su ciudad. Advirtió sobre todo sobre las dramáticas consecuencias de tal proyecto: si la escuela se abriera, varias clases en las escuelas públicas tendrían que cerrar. Con la preocupación a largo plazo de tener que cerrar por completo una escuela en la República. Falta de estudiantes.