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El reino de la mentira: Élites, políticos, medios de comunicación, coronavirus…Es un imperativo ético no vacunarse

Redacción




Enrique de Diego.

«Las dos veces anteriores se llevó a la gente a las trincheras. Ahora, no se sabe qué hacer». El comentario de Eduardo Zaplama me heló el alma. Había quedado a desayunar para preguntarle, como ejecutivo de Telefónica, y dada nuestra relación de amistad, ya lejana, si las empresas del Ibex iban a hacer algo por las clases medias, sus clientes, o iban a dejar hundirlas y que se las expoliara. La respuesta es que no iban a hacer nada. El comentario, expresado fuera de contexto, para que yo comprendiera que ya jugaba en las ligas mayores con los señores del mundo, viene a mí para entender lo sucedido y en curso sobre el apocalipsis y el terror del coronavirus.

¿Puede pensarse en gente tan malvada capaz de tirar el coronavirus, aterrorizarnos y luego sacar las vacunas para diezmar a la población? Aunque nos hiele el alma, es lo que está sucediendo ante nuestros ojos. Bill Gates no esconde sus intenciones: diezmar a la población. Son las élites neomalthusianas y globalistas. Para las que somos demasiados y ellas dominan el mundo. El extemporáneo comentario de Zaplana indica la decisión de diezmar a la población con una tercera guerra mundial, biológica y a través de las vacunas. ¿Qué sentido tiene que un malthsuiano como Bill Gates le haya dado por las vacunas? Bien, para ser más rico. Él utiliza un argumento peregrino: la gente si tiene buena salud tendrá menos hijos. Más bien al contrario. Lo curioso es que Bill Gates da conferencias con sus delirantes teorías y todo el mundo le ríe las gracias, conocidas sus magníficas relaciones con la tiranía china.

Las élites: La concentración de poder económico en unas pocas manos es impresionante: el citado Bill Gates, George Soros, Warren Buffet, los Rotschild, los Rockefeller, han decidido no que sobran ellos, sino que sobramos nosotros y tienen sus designios para un mundo de amos y esclavos. Les sobraba Donald Trump, un out sider, un anti sistema, al que han odiado con visceralidad y para el que el coronavirus ha sido un obstáculo en su reelección segura. Un mundo de esclavos es un mundo sumiso, que sale, confinado, a aplaudir a las ocho al personal sanitario. Esas élites, en la acumulación de capital propugnada por el liberalismo, quieren un mundo sin fronteras, sin estados nación que nos protejan, fomentando las entidades supranacionales: ONU, UE, FMI. Banco Mundial…

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Los políticos: En este reino de la mentira, los políticos son los bufones, los directores comerciales del engendro. Pedro Sánchez e Iván Redondo lucen en la solapa la hortera insignia de la agenda 2030, al igual que Ana Botín o el presidente del BBVA. Signo de identidad entre ellos. También Javier Maroto o Inés Arrimadas. El profesor Juan Manuel Blanco ha expuesto con brillantez en Voz Populi como se ha utilizado el terror en las poblaciones. Como se ha confinado a la población española porque no se sabía qué hacer. Como se ha utilizado todo el aparato represivo del Estado y el miedo atávico a ser un disidente en el sistema de salud para doblegar cualquier resistencia.  Dice el profesor Juan Manuel Blanco que el pasado 2 de abril, el diario británico Daily Telegraph publicaba un artículo que acusaba al Gobierno británico de utilizar tácticas psicológicas deliberadas para infundir miedo al covid-19 entre la población. Esta práctica habría comenzado muy al principio de la pandemia pues en un documento oficial de 22 de marzo de 2020 puede leerse: “muchas personas no se sienten aun suficientemente amenazadas; quizá se mantienen tranquilas por la reducida tasa de mortalidad en su grupo demográfico… Es necesario lanzar mensajes emocionales contundentes hacia estos colectivos con el fin de incrementar el nivel percibido de amenaza personal”. Ya se ve que los políticos del sistema han aceptado el consenso del sistema y están dispuestos a diezmarnos. Isabel Díaz Ayuso y Juan Manuel Moreno Bonilla vacunan con idéntico frenesí y aún mayo que Pedro Sánchez. Y no digamos de Alberto Núñez Feijoó que llega al nazismo en este terreno. Ha surgido una oposición en los partidos patriotas e identitarios, pero leve y descoordinada, sin entrar a fondo en los riesgos planteados.

Medios de comunicación: Hablemos mejor de los propietarios, unos pocos, que tienen a su servicio fieles ejércitos feudales de periodistas magnetófono dedicados a vender la mentira y a disciplinar a quien ose salirse de los límites del sistema, a quien no se pliegue. Premian a los buenos, los sumisos, y castigan a los malos, los disidentes condenados al ostracismo. Difunden la mentira, ofrecen entretenimiento, corrompen a la sociedad con los vicios más bajos y chabacanos, imponen el terror, siguen las consignas a rajatabla. El reino de la mentira es una estúpida dictadura mediática fundamentalmente televisiva.

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Redes sociales: Eran la esperanza de una liberación, pero se ha impuesto la censura sibilina y atroz en nombre de la «ciencia» -cuantos crímenes se cometen en tu nombre- y han entrado en la componenda tiránica.

Ministerio de la verdad: Animo a que se ponga en el buscador Google Médicos por la verdad o María José Martínez Albarracín para ver páginas enteras tildando de bulos lo que son verdades del barquero, sólidas apreciaciones científicas, en un intento por desprestigiarlas. Hay que llegar a la página 5 para encontrar información.

Falsa sociedad civil: La Organización Médica Colegial amenaza a los osados. No hay contrapoder. La Iglesia ha perdido su referencia moral y está entregada a los amos del mundo.

Farmacéuticas: Pensar que las farmacéuticas van a salvarnos de la pandemia es más ingenuo que creer que los proxenetas van a acabar con la prostitución. Es la industria que mueve más dinero. Las vacunas son una fuente inagotable de enriquecimiento. Las puertas giratorias funcionan a todo ritmo y los puestos comerciales están llenos de ex políticos o de familiares directos, la esposa de Juan Manuel Moreno Bonilla entre ellos. Los Gobiernos les han concedido patente de corso, inmunidad, no son responsables.

Pfizer ya ha dicho que se necesitará una tercera toma de refuerzo. Los trombos de AstraZeneca y Jansen campan por sus respetos. Las vacunas deteriorarán nuestros sistemas inmunológicos. Harán más virulenta la pandemia, que se hará eterna con cepas cada vez más agresivas. Están a punto de aparecer vacunas terroríficas que replicarán en los cuerpos los virus. Pero los políticos, que no nos representan, se han acostumbrado al régimen del terror. Los políticos son señores que nos anuncian el apocalipsis y lo crean. Hay signos bien visibles que las vacunas son un timo pero letal.

No vacunarse es un imperativo ético categórico: nos quieren diezmar y, si nos dejamos, exterminar. El viejo sueño satánico.