Ariadna Cabrera.
No es oro todo lo que reluce, o el discurso oficial es todo mentira cochina, el del presidente autonómico, Ángel Víctor Torres, el del nefasto alcalde de Las Palmas, Augusto Hidalgo, y del pobre hombre que es el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, resulta que 64 inmigrantes irregulares, de los que el Gobierno no quiere devolverlos a sus casas, se han amotinado en el campamento Canarias 50.
Y Cruz Roja, que los tiene como clientes reacciona en modo que ellos calificarían como racista. Cruz Roja explica que varios de ellos mostraron una actitud agresiva y profirieron amenazas a otros residentes y al personal de la oenegé, motivo por el que tuvo que intervenir la Policía. Agresivos los irregulares, que son almas benditas de la Caridad, acojonados los de Cruz Roja, que mienten más que hablan, y que organizan festorros con las voluntarias y blanquean a los ilegales a más no poder, llamaron a la sufrida Policía Nacional.
Total, que los 64 no querían dormir en la tienda, porque decían que había muchos sin medidas sanitarias de Covid. Los pernoctantes se quejaban de «hambre y de frío», y algunos buenos canarios se aproximaron a llevarlos comida. Los políticos no aparecieron.