Editorial.
El Gobierno miente a todas horas y se le consiente. Miente en lo grande y lo pequeño. Utiliza la mentira como la forma de comunicarse con los ciudadanos, reducidos a la condición de súbditos. En el Senado, sin que nadie haya dicho o defendido la verdad, la secretaria de Estado, Hana Jalloul ha mentido sobre los inmigrantes en Canarias y los traslados con nocturnidad a la Península. Se han trasladado a otras autonomías 2.035 personas, la mayoría -el 70%- entre los meses de septiembre y noviembre. ¿Por qué? ¿En nombre de qué? ¿Por quién? Por Cruz Roja, presuntamente malversando fondos públicos.
Según el incompetente senador de la escombrera de Coalición Canaria, Fernando Clavijo «lo que sí nos confirmó es que las únicas derivaciones que se están llevando a cabo son de colectivos vulnerables como madres con hijos, personas perseguidas y solicitantes de asilo que no pueden ser retornados a sus países, el resto se está quedando en Canarias». Mentira. No hay madres con hijos en Canarias y que sean derivados, ilegalmente, a la Península. Ni a Málaga. En las fotos, está bien claro que son varones, bien alimentados y fornidos, nada de eso de vulnerables, perseguidas ¿por quién? No hay guerras en la zona de África, ninguna catástrofe humanitaria, ningún holocausto. Hana Jalloul miente más que habla, y los senadores, que no valen ni un pimiento, ni lo que costaron de bautizarse, Fernando Clavijo se ha encargado de difundir la mentira, y el senador del Partido Popular, Sergio Campos, que está más vendido al globalismo que George Soros.
Pero también ha mentido Fernando Grande-Marlaska. El ministro se ha apoyado en los últimos datos oficiales conocidos, que indican que en la primera quincena de febrero se redujeron de forma notable las llegadas al archipiélago canario hasta las 155 personas, lejos de las más de mil de las quincenas anteriores y de las 8.000 de noviembre. Ha enmarcado el aumento de llegadas del año pasado en las consecuencias de la pandemia («no hay un efecto llamada, hay un efecto huida», ha indicado) y ha recordado que en lo que va de año ya se ha producido un descenso del 10 % en esas cifras. «Esto es trabajo, hacer política migratoria».
El efecto llamada se produjo cuando el ministro de Inmigración, José Luis Escrivá se le ocurrió alojarlos en hoteles y la reducción de la llegada de cayucos y pateras se debe al aumento de la crispación de la población canaria.
Pero el PP es una pena vida, ha cedido irreversiblemente al globalismo. Buena muestra es la senadora, Sofía Acedo quien ha preguntado si la pretensión del Gobierno es convertir las fronteras del sur en campamentos permanentes para inmigrantes. Obviamente, la senadora del PP, en línea con su partido FraCasado, considera que el Gobierno debe colaborar con las mafias y mandar a los emigrantes a la Península. El PP está muerto, debe desaparecer.