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Gran triunfo de la abstención frente a la clase política gastada y corrupta

Redacción




Mike Sala.

Es muy significativo que en los comicios electorales autonómicos y generales de este corrupto sistema de partidos en España el dato más complicado de conseguir, el dato casi siempre oculto o enterrado bajo cifras de votos a diferentes partidos sea el dato real de la abstención. A las 21:54 horas de este 14-F, día de elecciones autonómicas en Cataluña, con un 58,67% de votos escrutado, la abstención se cifraba en un significativo 48,02%, muy cerca de un 50% que restaría legitimidad de origen a todo un proceso electoral que se ha debatido entre la representación política más corrupta de los últimos años y los planes de futuro más estúpidos y ridículos, como la creación de una agencia espacial catalana cuya única utilidad sería el desvío de fondos públicos a partidos, empresas y particulares afines al independentismo.

 

 

Respecto a la participación en las elecciones catalanas de 2017, en las que la abstención quedó oficialmente admitida en un 20,91%, el dato oficial de la misma en 2021 con un 68,3 % de los votos escrutados se habría incrementado en más del doble. Sin embargo, los políticos profesionales que parasitan al contribuyente achacan semejante incremento al miedo al Covid-19 y apenas un par de ellos ha admitido abiertamente que el desencanto de la práctica mitad de ciudadanos con derecho a voto pueda tener origen en que Cataluña, con datos en la mano y mal que le pese admitirlo a esa parte de su población que está convencida de su superioridad ética, moral y hasta racial sobre el resto de españoles, pasó hace años a ser la comunidad más corrupta de España por delante de una Andalucía en la que, gracias la clase política, funcionarial y su ingente masa de subvencionados, ha ocupado por méritos propios los últimos lugares de desarrollo y prosperidad en todos los ámbitos en el ranking europeo. Curiosamente, lo mismo que ahora sucede en Cataluña gracias al independentismo y a la corrupción generalizada.

 

Pero volviendo a la abstención, se dan en esta noche electoral dos hechos verdaderamente notorios. Uno, el desfase existente en la cifra de abstención de un 48,02% al cierre de los colegios, que al avanzar el conteo de votos se ha reducido oportunamente a un 46,44% con un 98,6% de votos escrutados. Una caída de casi 2 puntos en el único dato que no debería variar significativamente desde el inicio hasta el final definitivo del escrutinio. Y dos, que en algunas demarcaciones catalanas, como sucediera en la pasadas elecciones autonómicas de Galicia y las Vascongadas, más del 50% de ciudadanos con derecho a voto no han querido participar en esta mascarada de corrupción y decadencia. Ni las lastimeras llamadas al voto de los políticos, ni los mensajes de ánimo a las urnas que marroquíes conscientes de que independentistas y socialistas son quienes mejor les mantienen con subvenciones y otras ventajas sociales, han dirigido a cientos de miles de compatriotas, ni el manido y falsario mensaje de la opresión española sobre una Cataluña mártir y expoliada han logrado sacar de su hartazgo a municipios como Montcada i Reixac, Santa Coloma de Gramenet, El Prat de Llobregat, Sant Pere de Ribas, Masanet de la Selva, Sils, Caldes de Malavella, Rosas, La Junquera, Viella, Delta del Ebro, Alcanar, Vilaseca, Salou, Constantí, Calafell… donde en algunos casos la participación apenas ha superado el 40%.  Digno de reseñar es también el hecho de que buena parte de los hosteleros catalanes han dejado oír su opinión en algunos medios. “No habría que votar para hacernos oír”, declaró alguno de sus representantes en defensa de la abstención motivada por la ruina económica de un sector al que las autoridades catalanas y su delirante y corrupta gestión de la epidemia han abocado a la ruina.

 

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Independentistas de izquierda y derecha, junto a socialistas ambiguamente constitucionalistas cuando interesa, se han repartido hoy las mayores porciones del pastel autonómico catalán que financiamos obligadamente todos los españoles. Formaciones abiertamente antisociales y de ultra izquierda han conseguido trozos menores que les facilitarán mantener con dinero público a sus líderes, amiguetes y amantes. Como novedad Vox irrumpe con fuerza con 11 diputados que tendrán en contra hasta a los ujieres del parlamento, y como anécdota jocosa dentro de la tragedia de un pueblo degenerado que vota mayoritariamente al peor ministro de sanidad de la historia de España y a delincuentes condenados por golpismo y apropiación de fondos públicos, queda la calamitosa situación de un PP con 3 diputados que no logra grupo propio, y un Ciudadanos que pierde prácticamente 30 escaños, ambos llorando por las esquinas ante la poltrona perdida y por la más que previsible guerra interna a navajazos que se dará en cada partido cuando las respectivas ejecutivas comiencen a deshacerse de aquellos parásitos que han perdido en las urnas su prebenda pública y que tendrán que  incorporarse a la vida real en la que muchos de ellos estarán más asustados que un podemita ante un manual de higiene personal.

 

La abstención, de porcentaje llamativamente cambiante en unas elecciones catalanas en las que algunos a han denunciado que sus votos por correo ya habían sido emitidos antes de que ellos lo hiciesen, ha sido la verdadera ganadora de las autonómicas en Cataluña. Así lo certifica la cifra oficial de 25 puntos de caída en la participación de voto respecto a los comicios de 2017, y así lo rubrican esos no pocos municipios donde la abstención ha obtenido entre un 50 y un 60%. Restan ahora días en los que los medios adeptos al régimen nos martillearán con triunfos, con pactos, y con descalabros políticos; con golpes de pecho, rasgar de vestiduras y puñaladas por la espalda. Pero la aplastante abstención con la que la mitad de los catalanes han castigado a sus corruptos políticos se tratará de soslayo, como si no hubiera existido. Como si no fuera importante. Pero la abstención masiva es abstención activa. La brecha en el muro del sistema corrupto de partidos se abrió en Galicia y las Vascongadas y se ha agrandado significativamente en Cataluña. La abstención ha sido la más votada precisamente porque ha sido la opción mayoritariamente elegida. La opción de no votar. Es un aviso que no debe caer en saco roto. Los políticos no solucionan los problemas del pueblo. Es el pueblo quien debe poner en su sitio a los políticos. En el vertedero; que es el único lugar que merecen.