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Carta a choricete Losantos: ¡Qué vergüenza! ¡Qué decepción!

Redacción




Enrique de Diego.

Hubo un tiempo en que en Madrid cogías un taxi e iba escuchando a Losantos obsesivamente sobre el 11 M y daba vergüenza las tonterías que decías, alucinaciones de un lacayo, según sabemos ahora por la fuente autorizada de Luis Bárcenas, quien te daba el dinero sucio de la corrupción para mintieras, el caso es que, entonces, en ese Madrid el taxista creía a pies justillas lo que decías tú, mentecato, de quien alguien que te conoce bien como es César Vidal tiene claro que no estás en tu sano juicio. Y resultaba que una pandilla de imbéciles, como tú, dirigidos por Luis del Timo, se pusieron a sabe de explosivos, de tedax, y a repartirse el voluminoso sumario, como cencerros.

Empezó la matraca en El Mundo con «los agujeros negros», del fabulador Fernando Múgica, que en gloria esté, que utilizó notas escritas ¡para un libro de J.J. Benítez para el 11 S! Y luego Pedro J Ramírez dijo aquella gilipollez de «cada vez más indicios apuntan a que el 11 M se gestó en el seno de los aparatos oficiales y los servicios del Estado democrático», la maldición del 11 M caiga sobre él, más que lo ya ha caído, que no ha sido poca cruz. Y tú respondiste en un chat que entonces tenías en esa cloaca de Libertad Digital, que no sabías si era verdad pero «es una buena técnica para vender periódicos». El comentarios de un relativista moral de un biotipo muy mostrenco. Empezaste con la mentira e ibas hilvanando una tras otra. Así que, por curiosidad, quedé con Lorenzo Nebreda, que entonces era secretario de organización de la CEP, y le pregunté si había algo raro en la masacre de Atocha y me dijo que no rotundamente, «entonces por qué le dais cobertura», dije, y me respondió que «son El Mundo y la COPE, nosotros somos un sindicato de derechas y tenemos que salir en los medios». Tan sencillo: tenías un poder y abusabais de él. Siempre he sentido admiración y he rendido homenaje al sacrificio del GEO Francisco Javier Torronteras, que libraba y se presentó voluntario, y le hice ver a Lorenzo que Torronteras era afiliado a la CEP y más aún había sido enviado a la muerte por Ángel Acebes y Agustín Díaz de Mera. Me sublevó esa orfandad de Torronteras, como el día en un tal Enrique Boto me dijo que había escrito que se le había visto vivo en Sudamérica para ganar diez minutos de gloria.

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Mi padre, que en gloria esté, era capitán de la Guardia Civil y me hirió que se le hubiera dado una orden, muriera y no se le respaldara. Entonces, di la batalla por los valores morales, por el periodismo vilipendiado por ti, arrebatacapas, chorizo de marca mayor, primero tratando de que entraras en razón, ya que tú no tienes ni puta idea de periodismo, luego con más furia a la vista de que la mentira se hacía omnipresente. Tú, como eres un cobarde y un mentiroso, pivot de Orihuela del Tremedal, vergüenza de Teruel, intentabas desprestigiarme con insidias y en «El linchamiento»  me dedicaste un capítulo acusándome de asumir la «autoría islamista» y luego, en pacto con Julio Ariza, que entonces era un lacayo del chorizo de Mariano Rajoy, pediste, como Salomé, mi cabeza en una bandeja de plata.

En aquel Madrid, de la derecha conspiranoica, hubo una buena mujer, Policía Nacional, buena madre que no aguantó la presión mediática que creaste, Magadalena, la esposa del comisario Rodolfo Ruiz, quien trató de habla con los obispos, entró en depresión, fue internada y se suicidó, dejando como útima frase: «Pedro J y Losantos, son dos hijos de puta».

Y ahora qué decepción. Todo los hacías por la pasta, que es lo único que te mueve, sucia pasta de la caja B del Partido Popular, por 140.000 euros de los de entonces, gañán a sueldo, sicario torpe y contrahecho, qué insulto a la memoria, dignidad y justicia de las víctimas, qué bajeza moral pigmeo del espíritu. Eres una vergüenza nacional, no tienes ninguna credibilidad, te has convertido en un esperpento, en una parodia, en un completo descrédito, anclado en tu pasado comunista, sin ser capaz de entender que el comunismo ha mutado a la peligrosa estupidez globalista y tú eres inservible, juguete todo, para combatirlo porque cobraste por mentir en la masacre de Atocha y fuiste un cómplice del islamismo, indigno mequetrefe.

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