Editorial.
Los vecinos de La Navata han tenido la feliz idea de organizar una manifestación en la estación de cercanías contra el líder -da grima decir esto- de la ultraizqierda. Como decimos, es una magnífica idea que contó con una perfecta organización. Se solventaron todos los problemas e inconvenientes que vienen planteando el todavía proyecto de familia Irene Montero-Pablo Iglesias y la Guardia Civil en su actitud lacaya, como la existencia de perímetros de seguridad ficticios e inventados a conveniencia.
Se ha contado con la preceptiva autorización de la subdelegación del Gobierno y ha sido un éxito relativo la convocatoria, pero ha servido para mostrar la indignación moral que el Gobierno levanta en la opinión pública, que no en la publicada, y especialmente el fantoche de la ultraizquierda. Falta darle continuidad a la iniciativa, por ejemplo con periodicidad mensual. Las condiciones climatológicas adversas, la nevada caída en Madrid, y lo sorpresivo de la convocatoria, ha hecho que la respuesta haya sido suficiente pero magra. Poco a poco, como todas las grandes cosas, se puede ir sumando más gente, hasta ser una fiesta democrática en primavera.