Enrique de Diego.
Chulo puta, Pedro Sánchez, grandísimo hijo de la gran puta, debes estar durmiendo muy mal, a tenor de los que afirmaste en campaña electoral sobre Podemos, que ahora es tu socio de gobierno y provoca pesadillas en todos los españoles, porque ya no les vota nadie: en Galicia, 0 diputados y en Vascongadas, 6, que no valen para nada, salvo para cobrar.
Ese canallita que no tiene media leche mediática de Pablo Iglesias, y que ya le untó los morros Kiko Méndez Monasterio en la Facultad de Derecho, que esa sí que es seria, es un engendro de las monstruosas Facultades de Ciencias Sociales, que por no ser no son Ciencias ni son nada, porque no utilizan el método científico, de prueba-error, porque en otro caso no sería comunista de opereta. No sangro por la herida de que ese roba peras se apropiara del término casta, que yo puse en circulación en mi libro «Casta parasitaria» (2008), para luego colocarse en la casta y colocar a su barragana o «proyecto de familia», Irene Montero, que no es analfabeta funcional, como se ha dicho, sino ignorante ilustrada.
Por manipulador, un día le van a dar dos leches, que se las tiene merecidas, por haber tergiversado el 15 M, que a los días de empezar ya me dijeron que se habían hecho con el cotarro «los de Políticas»; o sea, Juan Carlos Monedero, el trincón de Neurona, dime de que presumes y te diré de que careces, Pablo Iglesias, alias el coletas, alias el chepas, alias el follador con cargo al Presupuesto, e Iñigo Errejón, el de las becas black. Una pandilla de chorizos.
Te voy a citar a Josef Schumpeter, el mejor economista, que escribió que esas Facultades acabarían con la civilización, por la sencilla razón, que cualquiera puede comprender, de que producen gente frustrada, inútil socialmente, sin salida al mercado de trabajo y sólo producen personalidades destructivas que se dedican a decir la más gorda y a liarla dándosela de sabiondos, manipulando a la gente con que tienen solución a todo, desde el Estado totalitario, cuando no saben de nada. Nadie ha necesitado un politólogo, un sociólogo, un psicólogo o un periodista de urgencia, pero sí necesitan un electricista, un fontanero o un cerrajero, por ejemplo, para frenar unos ocupas, los mismos que anima y alienta Pablo Iglesias, personalidad típicamente destructiva, contra quien se debían haber revelado los alumnos, profesor especializado en ver el móvil y las bragas de las alumnas.
Veamos, por ejemplo, a Rita Maestre, que lo único relevante que ha hecho es asaltar una capilla y ser amante de Iñigo Errejón. En Vanity Fair publicó una entrevista al poco de ser nombrada portavoz en el Ayuntamiento de Más Madrid, con tres secretarias y un despacho que no se lo salta un gitano. Así narra su hecho de armas estrafalario: «Era la semana del 8 de marzo y mi colectivo [Contrapoder, semillero de Podemos], el colectivo gay y el colectivo de mujeres habían organizado una marcha». Por los vídeos, iban todas drogadas, en Políticas lo único que puede hacerse es introducirse en las drogas, mal vestidas y coreando chorradas, que da grima el recordarlas. Porque quería reivindicar, a lo que se ve, mentira, más espacio para las aulas, cuando están de sobra; hay que cerrarlas, ya, y cuando te echemos de Moncloa, y de tu querido Falcón, que falta ajustarte las cuentas, más pronto que tarde, se cerrarán, porque ya te digo que Canarias será la tumba de la izquierda mema, la que tú representas, y de tu Gobierno, con el gran sodomita Fernando Grande-Marlaska, que ya los trae a la Península de tapadillo, para que vengan otros a Canarias, y se le escapan, como ayer, 8 de diciembre, unos cincuenta magrebíes, todos magrebíes, y sin saberse si están infectados de coronavirus porque no esperaron al resultado de las pruebas y pueden ir infectando por ahí a todo bicho viviente, pero, claro, ellos pueden hacer cosas, que a los nacionales Marlaska les tiene prohibidos.
Sigamos con la pija Rita Maestre: Dice que «pertenezco a un grupo de gente que ha visto sus expectativas truncadas. Nos dijeron que si lo hacíamos bien, si estudiábamos, si luego hacíamos un máster, las prácticas gratis, nos iría mejor que a nuestros padres… y nos lo creímos». Y luego cuenta que, hasta que se colocó en la política, que es de lo que se trataba, fue haciendo «trabajos precarios. He estado contratada por Podemos cuatro meses, pero mi último trabajo en España antes de eso fue en un centro comercial, subiendo y bajando a niños de un tobogán. Menos un trabajo de encuestas sociológicas, que era absolutamente precario también pero que me interesaba, el resto han sido trabajos de camarera, de niñera…» Aquí y allá, lo que te merecías, lo único digno, como la psicóloga Irene Montero, cuya ocupación antes de tirarse a Pablo Iglesias fue de cajera en Mercadona. Vaya ganado que producimos.
Los psicólogos producen las levas de los equipos psicosociales que se dedicar al exterminio del hombre blanco y heterosexual y los jueces los utilizan para escudarse en sus informes técnicos, porque los Juzgados de Familia se han convertido en el feudo del feminismo radical lésbico, en los que el principio de igualdad de todos ante la Ley y la objetividad de la norma se pervierte en nombre de ideologías sectarias en las que, con total irracionalidad, se ataca al hombre por el mero hecho de serlo. La misma idea de Justicia ha desaparecido de esos Juzgados ideologizados en los que se trata de hacer daño en nombre de la ensoñación de un colectivo.
Natalene Suanzes, ex psicóloga del Juzgado de Familia 28 de Madrid, está más zumbada que las maracas de Machín, se abalanzaba, lesbiana, contra las mujeres, las sobaba, quería besarlas y sólo se la dio de baja cuando la emprendió con las juezas. Afirmaba que los informes le eran prácticamente dictados por la jueza, Emilia Marta Sánchez Alonso, pero dentro de un mismo orden moral o amoral o de una nueva moralidad que pasa por la destrucción de las personas, especialmente si son hombres.
La psicóloga, que produjo «A tope«, una de las películas de aquel movimiento pseudocultural llamado la movida, tiene como preocupaciones profesionales, según su perfil en Linkedin, «como evitar la agresividad y los abusos sexuales saliendo del patrón víctima-verdugo, bueno-malo«. Es una relativista, instalada en la ceremonia de la confusión, sin anclajes ni valores morales objetivos. Otra de sus preocupaciones es «como enriquecer nuestra sexualidad para tener orgasmos 100%, globales en vez de parciales, saltando los límites digeridos en nuestra cultura«.
Según declaraciones a El Mundo, no paran ahí sus inquietudes: ha dedicado varios años a investigar el parto, porque está empeñada en saber por qué sigue doliendo nacer. «Los médicos no se han preocupado de saber por qué duele, sino de paliar sus síntomas. La medicina sigue en manos de los hombres y éstos nunca han parido«. Para ser persona que ha hecho la opción sexual de no tener hijos, ni con orgasmos globales, salvo por inseminación artificial, muestra una sorprendente propensión a hablar en nombre de todo el colectivo de mujeres, como la vestal que administra el dolor atávico del parto, como si los hombres, que siguen, según dice, controlando la medicina, fueran culpables del orden natural.
Es un odio incurable. Natalene Suanzes tiene ensoñaciones utópicas mecanicistas que ya describiera a comienzos del siglo pasado el escritor Aldous Huxley en Un mundo feliz. Le gustaría que el parto se suprimiera por la máquina. «Si tendemos a la reproducción artificial vamos a dejar de dar a luz nosotras y van a hacerlo ellos. Lo que está claro es que las mujeres hemos perdido el instinto. Somo las únicas hembras mamíferas que permiten que le quiten a su cría al nacer». Mientras tanto, Natalene, la mamífera, ahora está de baja porque está como una chota, pero ha hecho informes de 150 varones a los que ha impedido ver a sus hijos.
Todos igual. No sirven para nada, no han creado ni un puesto de trabajo, pero son los lacayos del proyecto genocida en marcha, al que debemos oponernos con armas y bagajes. Y tú, el primero, sí respondieras a tu debe de protegernos, de proteger las fronteras, de proteger Canarias, que será tu tumba y de la izquierda mema.