Ignacio Fernández Candela
Querido y muy extrañado Padre:
Estas hordas de mamarrachos metidos a genocidas ya no engañan a la España que están asfixiando adrede. En las calles bulle una indignación creciente; en realidad una rabia colectiva como consecuencia de las paciencias colmadas, con la evidencia de una desalmada actitud de prepotencia que solo pueden mostrar criminales de lesa humanidad. Porque donde no hay arrepentimiento ni la humilde reflexión como examen de conciencia, por la posibilidad acaso del error en una gestión gubernamental, no hay alma. Nos gobiernan autómatas sin emociones, psicópatas sin vergüenza, criminales carentes de moral y henchidos de soberbia y vanidad satanizadas. Te mataron protocolariamente, conscientes de la oportunidad para sacar un carroñero rédito político aprovechando esa pandemia magnificada desde los despachos de la aniquilación. Y es el ejemplo personal de las bajezas malvadas, pertrechados de prepotencia asesina, lo que encadenadamente convence a la ciudadanía damnificada de que el peligro letal está en el desgobierno, secuestrados por hijos bastardos de la democracia.
En poco tiempo y mediante engaños de estafadores de baja estofa, delincuentes comunes en uso de siglas políticas, han sembrado el caos y la cizaña para destruir la libertad en un Estado consolidado durante décadas, hoy en proceso de desintegración sanchista. Todo lo que demuestran de esperpénticos es proporcional a la repugnante maldad que destilan contra cuarenta millones de ciudadanos secuestrados junto a todo nuestro país, incluidas la Jefatura del Estado y el Poder Judicial. Bien conocen a estos caraduras, mafiosos, en Europa, y el nepotismo, el nada disimulado reparto del botín con unos Presupuestos tabernarios, está provocando un visceral hartazgo, después de meses de angustiosa incertidumbre acerca de la verdadera intención del gobierno declaradamente golpista por los hechos de la deslealtad y la traición histórica.
Han golpeado por sorpresa y reventado las reglas del juego democrático, imponiendo las trampas de un totalitarismo del que se está hartando una ciudadanía que sabe ya del percal aniquilador en este desgobierno social comunista; montado por oportunistas sin escrúpulos, niñatos consentidos de inmundos criadores retorcidamente camuflados con la Transición.
Añorado Padre, asesinado por estos miserables bastardos de una generación tóxica y terrorista colados durante la transición democrática, es en la abyección, el juego sucio, la imposición totalitaria, la trampa barriobajera y la chulesca disposición a la acción delictiva impune, que han subido el listón del descaro malicioso por el que millones de españoles de bien los tienen muy identificados. Secuestrado el poder han usado los recursos del Estado para arruinar el país y potenciar a los enemigos con el reparto de la riqueza; la dilapidación frívola del recaudado sacrificio en el trabajo, despilfarrando sectariamente la básica supervivencia de millones de familias; la prostitución vejatoria de la Educación y la Justicia, arruinando en el propósito estratégico cuanto construyó el consenso sin distinción ideológica. Buscan aniquilar el tejido empresarial y el empleo, especialmente del antes potentísimo turismo y la ingente restauración, fagocitando con impuestos los viáticos de la elemental supervivencia, en tanto roban a espuertas viviendo como repugnantes marqueses de la nueva siniestra. Retornan los demonios del comunismo, como advirtió hasta la Virgen de Fátima.
Son tantas las maldades, el desprecio a la vida y a cuanto fue positivo en la prosperidad y la evolución cívica, que en España vibra una indignación encolerizada pronta a reventar en las calles para convertirse en revueltas con propósito de liberación. A Barcelona, Bilbao y Burgos, por desesperación le seguirán otras ciudades donde la miseria bolivariana se extiende con silenciadas colas del hambre.
Los medios de manipulación comprados no pueden ocultar la iniquidad de estos esperpénticos diablos que manejan la demagogia para engañar a sus incondicionales y miserables palmeros. Manadas de Satanás los erigidos y sus adoradores. Ignorantes y osados como todos los tiranos que convulsionan las convivencias hasta que son víctimas, en la lucha contra el yugo, de los pueblos que someten.
Querido Papá, mañana iré a verte maldiciendo sus vidas el Día de Todos los Santos. No pudimos velarte y fuiste enterrado en soledad… ¿Y ahora me prohíben dejarte flores en el cementerio? Qué asco de vidas culpables de tanta muerte. Asco me da verlos respirar con esa nauseabunda vanidad. Si en España revienta la indignación acorde a los males infligidos y los delitos sospechados, este desgobierno de desalmados no tendrá lugar donde esconderse.
Te Quiero, Padre, Siempre.