Enrique de Diego.
Nos encontramos en la Fase 2 que don Antonio García Trevijano describía con la generación de un gran movimiento ciudadano de forma que la República Constitucional se haga irresistible, y del que ya está formada la avanzadilla o vanguardia. El combate se establece como una oposición frontal al Estado de Partidos, a todos los partidos, y a la falacia mentirosa de sus votaciones, de su falsa legitimidad. La abstención activa es un instrumento fundamental, no el único, no el más contundente, pero de indudable eficacia.
La abstención activa tuvo un impulso fundamental en las elecciones gallegas y vasca, y será decisoria, como el paso del Rubicón, en Cataluña, donde será mayoritaria y un tremendo voto de castigo a la clase política, a la casta parasitaria, rompiendo la facilona dicotomía izquierda-derecha, y también la disyuntiva separatismo-constitucionalismo. Una clase política desgastada, que se ha cebado contra Madrid pero también contra Barcelona, va a tener el desfogue deslegitimador de la abstención activa, como apuesta por el gran proyecto nacional de la República Constitucional.
Se ponen nerviosos los siervos voluntarios de eso que denominan la derecha: «si los de derechas nos quedamos en casa los rojos nos barren», pone uno en twitter. Si no vota nadie, porque es una reclamación superadora, el tinglado de la farsa se derrumba. Es una reclamación a todos los ciudadanos. Abstención activa masiva. A la revolución por la abstención activa.
La alta abstención activa en Galicia, una brecha en el muro del Estado corrupto de partidos
La abstención activa subió en Vascongadas 12,33 puntos y arrasó en Bilbao con el 51,42%