Mi querido Padre asesinado por Sánchez e Iglesias:
Quieren acabar con la inteligencia democrática por método malicioso de trepanación estos Frankenstein de pacotilla, vulgares trepas metidos a la delincuencia política. Eran golpistas desde los inicios y colaron totalitarismo disfrazado de democracia. Delincuentes comunes, Papá, tras siglas políticas. Uno trepa de saunas gay y dominador del fraude personal y profesional; el otro un caradura financiado por narcotraficantes. España en manos de esos míseros genocidas. Suma y sigue.
No disimulan que son golpistas expertos en la estafa social y siguen confiados en el crimen impune, el encadenamiento de los delitos que encubren con el uso torticero de los recursos públicos de los que se han adueñado, así como de las instituciones intentando doblegar al poder judicial para que transijan con el golpe… ¿Cómo llegamos a esta aberración histórica que te ha costado la vida?
Aún vivías, ajeno a la tragedia que nos sacudiría eternamente, y se notaba en la calle cuando se expresaba el ciudadano rebelado contra la imposición del pensamiento único, como en las tertulias de los programas televisivos que restaban espectadores en proporción a la credibilidad perdida. Era palpable el punto de inflexión social que anunciaba el fin de la farsa de estos últimos años, cuando las políticas radicalmente sustentadas en medidas injustas y desproporcionadas contra los derechos inalienables de las personas, dependiendo del colectivo al que se perteneciera, había quedado en evidencia por su naturaleza falaz e involucionista. El daño estaba hecho y urgía revertirlo. Esa toma de conciencia se dirigía hacia las urnas; las mismas urnas del cobarde pucherazo que Pedro Sánchez pretendió dar al PSOE que hoy le lame los huevos.
La izquierda radical, sanchista y bolivariana en definitiva, a base de imponer exigencias incompatibles con el normal desarrollo de una sociedad avanzada y autosuficiente, había perdido el debate social decantándose la ciudadanía por una perspectiva de cambio en próximas citas electorales, con previsible victoria de una coalición de centro derecha. Perdía fuelle y credibilidad la estulticia progre atrincherada en la falacia, incapaz de argumentar coherencia que convenciese en el pulso social. Al menos en el dialéctico deseable en toda democracia que se precie y que sistemáticamente era fabulada y desvirtuada, cada vez más, a imagen y semejanza de las intransigencias históricas que ejercieron con memorable insidia los antecesores frentepopulistas de los que pretenden hoy erradicarla.
La consigna de la agitación social se intensificaba según la tendencia electoral. El llamamiento con alerta antifascista de Pablo Iglesias buscaba encubrir la derrota de quienes habían defraudado al electorado podemita en Andalucía. Con el beneplácito de un gobierno secuestrado los que antes disimulaban tras la perorata indignada, ahora pasaban a la acción violenta anatemizando a cuantos no los secundaban porque fascista es todo aquel que disiente del discurso del odio o denuncia los trapos sucios del bolivarismo en España, como el Delcygate que pringa hasta el tuétano las entrañas criminales del ocupa monclovita. Perdida la razón sectaria se disponían a ganarla por la coacción pública, con anuncios de cordones sanitarios frente a la Oposición que tan buenos resultados rindieron al inicuo zapaterismo contra el PP tras la matanza del 11-M. Esta vez con una España muy alertada acerca de las intenciones engañosas, inevitablemente evidentes, se les olía el hedor totalitarista a distancia ideológica con tintes bolivarianos y secesionistas.
Mi querido Padre, el partido socialista y sus cómplices habían agotado la credibilidad a fuer de incurrir en la contradicción desde el planteamiento de las ideas hasta la puesta en escena aberrante de los hechos. Hastiados estaban los ciudadanos de soportar los déspotas caprichos de los oportunistas que habían convertido en fingido interés general, lo que en realidad atañe a especulaciones oscurantistas por parte de elementos tabernarios.
Ah, Papá, ¿no es sumariamente sospechoso que el traidor y tramposo Pedro Sánchez siga sin poder atar los cabos de los Presupuestos Generales del Estado sosteniéndose a base de malabarismos estafadores, intoxicación criminal de las instituciones, coacciones y dilapidación de los recursos públicos? Y aún con todo, en el aire queda la aprobación de los Presupuestos cuyo fracaso habría conllevado la dimisión de cualquier presidente, a no ser que se actúe como un chantajista de baja estofa golpeando al Estado con tal de sentar el sucio culo en la poltrona inmerecida.
A la cabeza de este tinglado indecente de codicia dispar, ya desde entonces, estaba un doctor cum fraude que había convertido el rol presidencial en una sospecha de estafa permanente, además de ridiculizarse personalmente con la imagen de oportunista execrable. En realidad era muy positivo que la ineptitud socialista echase el resto al mezclarla con la indecencia vergonzosa y dictatorial. Porque ya no engañaba el discurso del pensamiento único, eran los remedios electorales los que acabarían con el sistemático juego sucio de la hipocresía que vendía como buenas las burdas justificaciones del progresismo, para incrementar los problemas que apuntaban a la disgregación en todos los ámbitos sociales y políticos. El CIS del sinvergüenza Tezanos era motivo de guasa, pero fue más grave el delirio calculador del embuste. El engaño no surtía efecto cuando la mayoría de los ciudadanos había captado con alarmismo la intención oportunista de cuantos se habían convertido en una amenaza al descubierto. Y el CIS solo anunciaba un fraude continuado.
Querido Padre, lo cierto es que nos pillaron a contrapié y desavisados. Golpistas tras el velo de la democracia, malintencionados y preparados para el engaño masivo, genocidas después, sin alma ni conciencia. Cínicos rastreros expertos en culpar a las víctimas.
Luego llegó la oportunidad de asesinarte y a tu consuegro Enrique como a decenas de miles de inocentes; matarte aprovechando la pandemia para politizar el dolor, exterminar protocolariamente la generación cuyo voto impedía la victoria de la ponzoña a la siniestra de Satanás. Echaron el resto de las argucias demoníacas e impusieron por decreto ley un golpe de estado al albur de las debilidades constitucionales, las fisuras legales y las lagunas en la defensa del Estado de bienestar que no estaba preparado para combatir una estafa criminal que implicaba la mentira para engañar a los electores confiados y el fraude electoral, por si no fuera suficiente el tocomocho del discurso falaz.
Amado Padre, hoy España sabe del golpismo sanchista y sus sucias argucias de tendencias delictivas, encubiertas tras un desgobierno criminal. Solo así se entiende que semejantes ineptos y miserables hayan llegado hasta aquí. Bueno es saber donde está el mal que España ha de combatir desde sus más envenenadas entrañas.
Te extraño, siempre tuyo, Padre mío.