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Fase 2: ¡Qué se vaya el rey!

Redacción




Enrique de Diego.

Se ha desatado en las redes sociales, con motivo del desaire del Gobierno al rey en la toma de posesión de los nuevos jueces en Cataluña, una guerra civil virtual en la que se toman posiciones en torno a la monarquía, si eres de izquierdas, contra el rey, y si eres de derechas, por miedo a la dictadura bolivariana, cuando Podemos camina hacia la irrelevancia (O diputados en Galicia, 6 irrelevantes en Vascongadas). La derecha se torna monárquica por la defensa de las instituciones, cuando todas, sin excepción, está podridas, la primera y la que más, la Justicia, sometida, a lo que mi amigo Javier Marzal, denomina metamafia judicial.

Mi postura, y la de todo repúblico coherente, cada vez más, basta leer el magnífico reportaje de Borja Arias Montero, http://ramblalibre.com/2020/09/28/la-lucha-por-la-democracia-origina-verdaderos-influencers/, es clara:  ¡Que se vaya el rey! ¡Que se vaya cuanto antes! Ciertamente, esa ruptura de la igualdad de todos ante la ley, esa apuesta por el privilegio, no la ha votado el pueblo español y eso es obvio que ninguna monarquía ha aguantado el plebiscito popular, y en España los republicanos somos amplísima mayoría. El rey, un hombre sin temperamento, sin agallas, es el que sustenta todo el tinglado, el régimen del 78, que defiende Losantos y cuatro descerebrados de derechas, a buenas horas mangas verdes, cuando el régimen del 78 hace aguas por los cuatro costados y se viene abajo encima de nosotros, sin dejar de cobrar los sueldos.

Un sistema sin separación de poderes, sin representación, en el que el fiscal Navajas decide que todas las querellas contra el nefasto Gobierno deben arrinconarse, en el que el PP y el PSOE se reparten los puestos del Consejo General del Poder Judicial, en el que hay que soportar a 450.000 políticos, es una cochambre, un desperdicio, una cloaca y un agujero negro, en el que del rey al último concejal chupan del bote. Así que menos guerras civiles virtuales, menos rasgarse las vestiduras falsariamente monárquicas.

NO TE LO PIERDAS:   Carta del Editor: La libertad de expresión tiene límites, pero ¡no tantos, no es un flatus vocis!

La República Constitucional es imparable, porque España la necesita, porque, como dijo Víctor Hugo, «no hay nada más irresistible que una idea a la que le ha llegado su hora». Me precio, no sin haber tenido una manifiesta inspiración laica, de haberle dado un impulso colosal, fundamental con mi libro «República Constitucional», síntesis perfecta del ideario de Antonio García Trevijano. Como dice Baltulfo, es un libro Muy interesante, didáctico, esclarecedor«Perfecto para conocer las ideas básicas del gran Trevijano». O como resalta en su comentario Matías, Síntesis y añade «Fondo». A leerlo, a adquirirlo, a difundirlo con urgencia. Porque es un libro de síntesis, práctico, de combate, llamado a marcar impronta, a convocar a la nación a un gran proyecto nacional, a una generación de la nación, a un nuevo comienzo salvador.

Pedro Sánchez con Isabel Díaz Ayuso.

La ridiculez autonómica

Foto ridícula hasta el hartazgo, que muestra todo el absurdo de la España autonómica. Por mucho que se repita, la bandera roja de las estrellitas no significa nada, no promueve ninguna emoción. Sólo simboliza el despilfarro de un Gobierno autonómico que no debía existir, de una Asamblea que no sirve para nada, más que para repartir sueldos. Qué asco. Y qué hermosa es la bandera de España, la bandera rojigualda de la República Constitucional.