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República Constitucional: La cooperación lleva a buen puerto

Redacción




Borja Arias Montero.

Desde hace más de ochenta años , los españoles estamos muy polarizados políticamente hablando. La diversidad de pensamiento o creencia es producto radical de la naturaleza del hombre, y es inherente a su condición de ser vivo , sin embargo, por culpa de la división ideológica que promueven los partidos políticos , este hecho se ve siempre agravado.

Estas mafias, organizadas en torno a la figura del presidente, los vicepresidentes, portavoces, tesoreros, y un largo etcétera, se apropian de una ideología, la hacen suya y la utilizan para los intereses partidistas, que, en un sistema jerarquizado cómo lo es un partido, no es más que los intereses de una sola persona, el secretario general.

Cada jefe de partido establece una dictadura en su organización, por lo que votar a la lista cerrada que ellos proponen en las elecciones es participar en que gobierne una agrupación antidemocrática y por ende aprobar una dictadura. Este sistema disgusta a la  mayoría de la población, cómo bien pudimos ver en la máxima expresión de descontento popular que han tenido los partidos en toda su historia, el famoso 15M.

El descontento general que tanto asustó a la casta parasitaria, término creado por Don Enrique de Diego, unió a la población en una causa muy noble, la búsqueda de la libertad política en un sistema dominado por la egolatría de un estado partitocrático. Una masa de librepensadores , cargados de humanismo político, salieron a las calles cómo protesta y símbolo de la unidad del pueblo español.

Los borregos, porque no tienen otro nombre, que continuaron legitimando la corrupción de Zapatero y Aznar, con la ilusoria esperanza de que la propaganda electoral se cumpliría de verdad y de que su ideología estuviera presente en el gobierno, volvieron a las urnas. Sin embargo, la abstención en 2012 fue enorme. Pese a una participación tan pobre, la actual Ley electoral condiciona el reparto de escaños, que no refleja en absoluto la realidad social.

Ningún partido recogió el descontento hasta la creación de Podemos, un partido surgido del descontento de los votantes de izquierdas por las políticas del corrupto PSOE, y cuya política populista y demagógica atrajo a las masas cabreadas. Iglesias, sumándole al carro de los partidos de la oligarquía, una vez se asentó en el poder, olvidó los principios que regían su pensamiento y se volvió otro oligarca. 

Eso en cuanto a los votantes de izquierdas defraudados , porque años más tarde, con la escisión de Abascal del partido popular, se creó Vox, otro partido estatalista que se apropió de los discursos de Trevijano e hizo demagogia. Otro Partido se había sumado a la dictadura de los partidos.

Sin embargo, con la expansión de las ideas de Trevijano y de un hartazgo general con la absorta calaña política de España, el cambio empieza a vislumbrar. El maestro, en unas declaraciones proféticas, afirmó que él debía morir para que sus ideas se hicieran realidad, en lo cual ha acertado.

La búsqueda de la libertad política colectiva, es decir, de libertad democrática en un sistema que no lo es, últimamente ha calado en una parte de la sociedad.

Mucha más gente ha despertado desde el 15M, más con las exageradas medidas coercitivas que los políticos, gracias al consenso que hay entre ellos de mantener callada a la población, nos han impuesto con la excusa de la pandemia. Hablo de «despertar» en referencia a que las ideas abstencionarias, y esto es un hecho objetivo cada vez se hacen más eco entre las personas coherentes.

Son muchos los que, gracias a la lectura de libros sobre la partitocracia, la visualización de vídeos contra la oligarquía de partidos y la parasitocracia, o la simple conversación con los verdaderos demócratas, han hallado la verdad sobre cómo en el 78 unos miserables vendieron la democracia y la libertad del pueblo español para obtenerlo poder. La política en este estado es una simple lucha por el poder.

Pero la teoría ya la sabrán, queridos lectores, por lo que voy a entrar en materia. Con la expansión de la verdad, aunque aún de forma minoritaria, varias asociaciones abstencionarias se han hecho notar en la sociedad, sobre todo desde que en 2006 el maestro Trevijano fundó el MCRC. El movimiento ciudadano hacia la república constitucional lleva en su seno la totalidad de las ideas del mayor ideólogo contra la partitocracia y el corrupto sistema, pero no es la única plataforma contra el sistema y la falsa izquierda y derecha.

MRPE, Demos, Libertad Constituyente, Manifiesto por la libertad, Justifica poética, Diputado de Distrito, La platajunta, Justicia Por la sanidad,  Plataforma política social constituyente, Elecciones transparentes, El partido laocratas o la plataformas que está creando el nuevo influencer de la abstención, Rubén Gisbert, son algunas de las plataformas, asociaciones o movimiento que luchan día a día por la llegada de la libertad política colectiva.

Sin entrar en las diferencias que tienen cada una entre ellas, estas agrupaciones las componen personas que llevan por bandera la libertad, anteponiendo ello a las ideologías que a cada uno caracterizan, porque anhelar la democracia, es independiente del pensamiento de uno. El deseo de acabar con el régimen represivo del 78, hace que miles de soldados armados de libertad, luchen directamente contra esta nuestra dictadura de partidos.

Pocos puntos comunes unen a todos los grupos anteriormente mencionados, ello sin entrar en cuestiones teóricas sobre cuál es la opción ideal a esta mal llamada democracia, sin embargo el fin es el mismo, que no el remedio, y por ello debemos cooperar todos.

En este aspecto, hay muchos que están a favor de cooperar hasta que la llegada del derecho democrático a ser escuchado, pero también existen aquellos puristas que se niegan a aceptar ayuda de demócrata de su misma índole porque disiden un poco de su pensamiento, cayendo en el dogmatismo, que es precisamente lo que Trevijano no deseaba.

Hay que anteponer el derecho de la sociedad civil a ser escuchado a las organizaciones verticales, que pese a su buen fin, pueden paralizar radicalmente la acción que miles de honrados han decidido emprender en favor de esta tan complicada empresas cómo lo es obtener paz y libertad.

Cooperemos, hermanos, y navegamos todos en el mismo barco, pues pese a lo que parezca, nuestro destino es el mismo, aunque usemos distintos sistemas de navegación y orientación: un horizonte lleno de librepensadores que paren los pies a los políticos, a la corrupción y al sistema.

Fuerza y Honor.

 

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