Luis Bru.
La Sexta Noche dio para comprobar que Francisco Marhuenda ni es periodista, no trata de dar noticias, lo que explica que La Razón nunca ha vendido un pimiento y menos que va a vender de ahora en adelante. Hay un periodista que guarda un tarjetón del lacayo Marhuenda con unas faltas de ortografía que resultan hirientes. Total que para este personaje, bufón donde los haya, que va las televisiones de Atresmedia para decir bobadas, que es de la casa y no se ha visto en otra, se está «tratando de machacar» al emérito, sobre el que no deberíamos hablar ni informar tras cuarenta años de sobreprotección y mamoneo, y todo es una campaña para echar a Felipe VI, como si los 65 millones en Suiza luego a regalados a su barragana Corinna fueran una minucia. Penoso Marhuenda, un periodista que dice que no hay que informar, y que llegó en su lacayismo a decir que «no había hecho nada ilegal», no es un periodista, es un payaso.
Quien estuvo en triunfador, sacando pecho, sabiéndose bien la lección, fue Eduardo Inda quien recordó que todo sale de las conversaciones grabadas a Corinna por Villarejo y Juan Villalonga, y ofrecidas en rigurosa exclusiva por Ok Diario. Inda dijo que el campechano cobrar comisiones del petróleo que se importaba de Arabia Saudí -un dato ofrecido por Enrique de Diego en «La monarquía inútil», bienvenidos al club, entonces tenía más mérito contarlo, pues te arriesgaba ser perseguido por los tentáculos de Zarzuela-, de los F-18 y de todo lo que se movía, «cobraba hasta por respirar». Pedía comisiones en las audiencias. Cuando le da graciosamente a Corinna 65 millones de euros, es «porque tiene una fortuna 20 ó 30 veces mayor». Los aviones privados que contrataba el putero para dar la vuelta al mundo con su barragana los pagaba de esos fondos opacos y eso que llaman el gesto de Felipe VI de renunciar a la herencia no tiene ningún valor, está prohibido por el Código Civil. Eduardo Inda brilló en La Sexta Noche como un periodista de raza que informa y lo demás son marhuendadas. Destacó que Juan Carlos y Jordi Pujol utilizaban el mismo abogado de corruptos, Arturo Fonsara, porque -esto lo digo yo- porque el campechano se lo pasó.
Carmen Enríquez es una lacaya conocida de las que no ha informado de nada, pasando todo delante de sus narices, pero reconoció su papel: había una especial protección. Pero patinó cuando salió a defender a Felipe VI. Hay estuvo magistral Ignacio Escolar, es de justicia reconocerlo, que incidió en que la nota del hijo se produce un año después. «Cuándo lo supo y por qué no lo dijo antes». Preguntas clave a las que deben responder el preparado, que estando tan formado no se enteraba de las tropelías del corrupto. Bien también Ángelica Rubio, directora de El Plural, quien dijo que «a Juan Carlos se le han reído las gracias».
La monarquía se tambalea, porque un fiscal suizo ha tirado de la manta y ha puesto en evidencia a un sistema basado en la mentira y la coruupción; no se cae porque no saben que hacer sin ella. Esto está pidiendo a gritos la abdicación de Felipe y celebrar un referéndum monarquía o república.