Enrique de Diego.
Pero alma de cántaro, cómo te atreves, cómo tienes la desvergüenza, pivot de Orihuela del Tremedal, de intentar timar a tus oyentes. Pedirles dinero es timarles. Y lo haces con tus mariachis, con estética de parados de larga duración o de sin techo, el pelo sucio, la barba sin arreglar, el gesto sombrío, de esos que sales huyendo, porque seguro que se lo gastan en drogas o en vino don Simón.
Pero si Luis Herrero te lo figuras a la salida de los Jesuitas de Serrano: «cualquier ayuda, por pequeña que sea, para nosotros es vital», mas ya te digo, empinando el codo con el dinero que le has dado; y Dieter Brandau, ese Dieter está muy desmejorado, esa nulidad, que es un muñecote liberal que le echas unas monedas, y te larga la retahíla liberal: «sobrevivirán los medios que los oyentes quieran», como si supiera de antemano que el veredicto popular ha puesto el dedo para abajo; pues no, señor, los oyentes no deciden nada que luego vienes tú y no saben ni lo que es el prompter y aún así Fedegico, el borrico orejón, va y te pone de director de la TV como el que juega a la ruleta rusa y al primer gatillazo sale escopetado el tiro a la sien, y luego os ponéis a robar, a contar como activos ficticios que si os deben la Agencia Tributaria, que os lo creéis vosotros que va decir que sí que lleváis razón, y todos los tejemanejes contables de tu amigacho Javier Somalo, alias papi culo, que aunque no sale en el vídeo su tufo luciferino lo impregna todo, que menuda tela de araña habéis montado hasta haberos puesto la soga al cuello, que aquí nos conocemos todos y en las cuentas se miente pero se nota; y tú, tan jovencito, Dieter, qué va a ser de ti, sino sabes hacer más que el pelota y el culo de Fedegico -¡qué alto eres! ¡qué bien pronuncias!- ya lo tienes desgastado de tanto darle lametones, dónde tienes cabida tú, que de esta profesión no sabes de la media la mitad, que nunca has olido una exclusiva, que tiras de agencia, que has ido siempre al mínimo esfuerzo, qué va a ser de ti; y luego el sombrío, y patibulario, más patibulario que nunca, el fabulador Luis del Timo, diciendo que si la gente se deja timar unas perrillas podréis resistir «mejor las presiones del Gobierno». ¿Qué presiones, cacho mendrugo? Si le distéis en bandeja la segunda legislatura en bandeja a Zapatero con paridas y chorradas -da vergüenza reproducirlas- como «lo de Leganés fue puro teatro», faabulador, si no hacéis daño, si eres una escombrera, la escoria del periodismo, si el Gobierno no te hace ninguna presión porque de un bufido te tumba y te cagas por la pata abajo de la diarrea que te entra, so merluzo, Luis del Timo redomado, qué va a ser de ti, que no tienes ni idea de periodismo y eres un pésimo fabulador, que no has salido a tu madre, Marichari González Vegas, y de Ingeniero de Caminos ya no debes tener ni idea.
Federico, y tú, que estás dispuesto «a dar la última batalla», para esa batalla -has oído campanas y no sabes dónde- tú estás de más, tú sobras, tú molestas, tú formas parte del equipo contrario, del Estado de partidos. Pero, ¿cuándo has dado tú una batalla por la gente? Tú has dado una batalla por el tío Aznar, el de los fondos buitre, por la tía Espe, todo vanidad y corrupción, y sobre todo por ti, por tu interés personal, como manda el canon liberal, me cago en los liberales como tú, siempre viviendo del Presupuesto, siempre pegado a las ubres del Estado. Tú, en todo caso, darás la última batalla por Isabel Díaz Ayuso, para ver cuánto te cae, ya que ahora Luis Barcenas no te alimenta de la caja B del PP, que eres tan de la gaviota que estás lleno de palominos.
Debes empezar por decirles a tus oyentes que has fracasado en la ampliación de capital con la que pretendías estafar 4,2 millones de euros. Debes decirle también que en el año 2018 te llevaste tú, sobre todo tú, pero también los mariachis que se les ha helado la sonrisa, un millón de euros de la caja, mientras en la empresa dabas pérdidas. ¿Qué empresario cabal depreda a su propia empresa? Eso es de chorizos de la peor especie, chorizos de mierda de Teruel. Y ahora tus empleados temblando y no tendrás la decencia de devolver lo robado legalmente y pagarán los platos rotos y ni para estafador sirves, ni te ha enseñado suficiente Javier Somalo. Y diles a tus oyentes, a los que quieres timar, so cara dura, que la tienes de cemento armado, que es para lo mismo que Pedro Sánchez, para aguantar un día más, que no eres viable ni tu chiringuito, por mucho que times, por aquello del riesgo moral, que el que se acostumbra a estafar, sube continuamente la apuesta.
Me das asco, me das pena, me dan coraje la desventura de tus empleados, que espero te corran a gorrazos cuando llegue la hora inevitable del amargo final, del oneroso cierre. Lo malo no es que te hayas creído Napoleón, manojo de complejos, tú sí que eres maricomplejines, pivot de Orihuela del Tremedal, si no que se lo hayan creído los demás. Siempre me has parecido un alucinado, con la fascinación del loco, una mediocridad con patas, y ahora que llega la hora final, del triste adiós, de tu óbito profesional seguro, más pronto que tarde, sólo puedo recomendarte para que te ilustres de lo que llega mi libro «República Constitucional», síntesis en 21 páginas, 1,53 euros y 7,07 en tapa blanda, en Amazon, a ti lacayo, bufón del Estado de partidos, que ha llevado al desastre y a la ruina a este sociedad. Ni un céntimo de euro a este timador compulsivo.