Enrique de Diego.
Además de concejala de Vox en Galapagar, es usted una ciudadana que tiene todo el derecho a celebrar su confinamiento por la calle que le parezca bien y si es en la de donde está la mansión de los marqueses usted no hace otra cosa que un español de bien: protestar por el desastre de gestión del Gobierno respecto a la pandemia, en el que les cabe mucha a Irene Montero y Pablo Iglesias, dos de los promotores de las manifestaciones del 8 M, que si no se hubieran celebrado no hubiera muerto mucha gente en España.
Es clarísimo que no ha participado en ningún escrache, de los que celebraba Pablo Iglesias como jarabe democrático, ni el papa de Lilith Verstrynge, porque a usted ni se le ha pasado por la cabeza asaltar la casa, ni nada parecido. Usted tiene todo el derecho a concentrarse y expresar su opinión y a decir en las redes sociales que desea que se vayan a gozar de Venezuela, ya que creen tanto en los beneficios del socialismo del siglo XXI. Para mí sería igualmente un gozo, si se largaran este par de impresentables. No hacen más que daño a la gente con sus groseras mentiras. Se amplían ahora los ERTES cuando muchos ni tan siquiera están cobrando.
Usted es la gente, que se lo curra, es repartidora para sacar adelante su familia monoparental, lo cual tiene mucho mérito y la convierte en una madre coraje. Es usted objeto de una manipulación, lo sabe bien y bien lo explica. Primero es señalada por el digital de Dina Bousselham, que tiene otros temas más graves de que preocuparse, también notoriamente judiciales, para poder decir que las concentraciones las organiza Vox, lo cual es una soberana mentira, aunque supongo que muchos serán votantes de Vox. Las concentraciones son espontáneas. La denuncia no tiene ni pies ni cabeza, no se sostiene, no hay por donde cogerla, aunque debe usted tener cuidado porque la Justicia está tan podrida en España, que hay una Justicia para los tiburones y otra para las sardinas e Irene Montero se considera ahora de la élite, de la casta, y es un tiburón que a usted le considera una sardina. Todos los ojos están expectantes ante esa denuncia para ver si aumenta el descrédito, ya abismal, de la Justicia.
Pero a usted no la amedrentan, ya veo que Ok Diario, declara que «seguiré yendo cada tarde como me piden los vecinos» y mientras, curándose en salud, y por si no hay justicia en este mundo, no haya «una orden judicial de alejamiento», porque tiene usted claro que «este señor se ha equivocado a la hora de elegir su domicilio. Pretende tener unos perímetros de privacidad y seguridad a costa de cortar una vía pública al paso normal de la gente». Es usted una heroína, da gusto ver que en España todavía hay mujeres como usted.