Javier de la Calle.
María Gámez Gámez, la hija menor de los 11 hijos del farero de Estepona, participante en las marchas del 8 M como buena feminista, es conocida por los guardias civiles como «la desaparecida». Su último cargo es el de subdelegada del Gobierno en Málaga donde dirigió el operativo de rescate del niño Julen Roselló, ahí es donde se fijo en ella Fernando Grande-Marlaska para ser la primera mujer directora general de la Guardia Civil en los 176 años de existencia de la Benemérita.
Esto de poner una mujer al frente de la Guardia Civil es muy de política de género, como le gusta a Grande-Marlaska, que también participó en la concentración del 8 M, como destacado miembro del colectivo LGTBI, pero la mujer tiene que servir, tener conocimientos y carácter. María Gámez Gámez no sirve ni mucho, ni poco, ni nada. No es ni tan siquiera un florero, es, sencillamente, una nulidad. No es que la crisis que asola a la Guardia Civil se haya puesto de perfil, es que esa su posición más habitual en los cuatro meses que lleva en el cargo, y ahora ni está ni se la espera.
Se la supone adulando al ministro, que tiene muchos traumas y complejos, y le gusta que le adulen, pero esto es un suponer, porque su actuación es nula, un cero a la izquierda. Una mujer puede ser una perfecta inútil, ésta lo es, el paradigma de la inutilidad. Los guardias civiles se han sentido «desprotegidos y abandonados» en toda la crisis sanitaria del coronavirus.
María Gámez Gámez, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1969, Licenciada en Derecho por la Universidad de Málaga y funcionaria del Cuerpo Superior de Administraciones Generales de la Junta de Andalucía, hoy es un monstruo o es un engendro político, más bien esto último. En esta clase política degradada da la impresión de que lo mismo vale para un roto que para un descosido, porque ha llevado la Delegación de Agricultura y Pesca en Málaga, ha estado en la Oficina del Defensor del Pueblo en Sevilla, también en la Delegación de Asuntos Sociales de Sevilla, en la Delegación de Turismo de Málaga y ha sido Delegada de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, amén de todos los cargos habidos y por haber en el Ayuntamiento de Málaga por el PSOE, y en el partido socialista.
En la Dirección General de la Guardia Civil ha llegado abrumadoramente a su nivel de incompetencia. La primera mujer y sumamente incompetente.