Luis Bru.
Según la nota enviada por el vicepresidente de Gobierno, Pablo Iglesias -nunca podía caer tan bajo España, ni él aspirar a llegar más alto- sólo tenemos «rumores de ruptura de la relación de pareja con la madre de sus tres hijos ni tampoco de que haya iniciado ninguna relación de pareja con otra persona». Para el poco avisado lector esa cosa tan fría «de la relación de pareja con la madre de sus tres hijos», se refiere a Irene Montero, que enseña mucho a la niña pero nada a los mellizos, y también eso de que «no haya iniciado ninguna relación de pareja con otra persona», se refiere presuntamente a Lilith Verstrynge, flamante asesora de la vicepresidencia segunda del Gobierno, a sus 27 años, detalle juvenista que seguramente la incapacita para asesorar en nada, pero que al ser hija de Jorge Verstrynge, ese señor que fue neonazi e introductor de la nueva derecha de Alain de Benoist y ha terminado en el sol que más calienta, el comunismo bolivariarino y narcoterrorista, suena bastante a «casta», que como definió Enrique de Diego, padre del concepto en España, es cuando los hijos heredan los puestos de sus padres: entonces la clase política deviene casta.
Como es casta que la ministra de Igualdad, Irene Montero, la madre de los tres hijos de Pablo Iglesias, se haga tres test de coronavirus cuando en estos lares se ha enterrado a los ancianos sin contabilizarlos en la estadística por no hacerles test, que no había, se han infectado el personal sanitario por no tener los benditos test, y los policías y guardia civiles por no tener de nada, y la señora ministra, la que se lo pasó como una enana el 8 M, en esa orgía para el virus, le han hecho no uno, ni dos, sino tres. ¡Vaya morro! Y encima no se quita la pandemia de encima y cobra la cajera de ministra por no hacer nada, por estar enferma, y parece que quiere ir al Ministerio, pero la verdad es que está muy bien en su mansión de Galapagar, no la echa de menos, no organice otro festorro de coronavirus, que lo estamos pagando todos, que hubiera habido el 60% de contagios, y de muertes, si no hubiera sido tan imprudente la niñata, madre de tus tres hijos, que enseña mucho a la pequeña pero los dos mellizos ni citarlos, que «le iba la vida en ello», parafraseando a Carmen Calvo, la del dinero no es de nadie.
Pablo, Pablín, Pablete, con lo bocachanclas que eres y la fama que te has ganado bueno es saber que te has cortado la cola, digo la coleta, y sólo follas con Irene Montero, con la que ahora estás de abstinencia, por eso no te has contagiado. Fama que tú te has labrado de macho alfa. Como le dijiste a Dina Bousselham, otra asesora tuya, joven marroquí de 24 años, «le rompo la boca, vais a ver lo que es un macho alfa». Y dijiste también respecto a Mariló Montero que te gustaría azotarla «hasta sangrar», lo que tú calificaste de «una broma machista imperdonable», y tanto, también de cierta afición al sadomasoquismo violento, tú me dirás.
Pablenín, como te llama Losantos, hay otra frase que te retrata, y es de las que dime que presumes y te diré de que careces, que se la dijiste al psicoanalista y escritor Jorge Alcalde: «Hay una frase que usan los sectores más gamberros del movimiento feminista y es que los hombres d+feministas follan mejor y me encanta». Y ahí ya estabas con Irene Montero, así que ella puede dar fe de que tal lo haces, macho alfa, y si te empina o tienes eyaculación precoz. Que no se te levanta.
Menuda la que montaste con Tania Sánchez, que la ruptura la convertiste en un acto político. En 2015 convivió con Tania Sánchez, a la que después puso detrás de la columna del Congreso, llevaba tres años juntos, aunque no en la misma casa, ella en un duplex en Rivas Vaciamadrid y en un piso familiar en Vallecas. Se cruzó en el camino una bella marroquí de 24 años, asesora de Podemos en el grupo parlamentario del Parlamento Europeo. La historia se vendió muy bien, como si no hubiera terceras personas, y después de pasar el fin de años juntos, en marzo, “para evitar rumores y debates malintencionados” hicieron pública su ruptura: “ya no somos pareja; nos queremos mucho, nos admiramos, nos respetamos, somos compañeros y compartimos las mismas aspiraciones de cambio político, por las que seguiremos trabajando. Simplemente, ya no somos pareja”. Pablo Iglesias dijo de Tania que era “la mujer más valiente que conozco y la que más admiro”. Y Tania dijo de Pablo: “el hombre que lo cambió todo y al que más admiró”. La política hace extraños compañeros de cama e igual que une, desune. Y luego terminaste como el rosario de la aurora.
Aunque te hayas cortado la coleta, aquí hay uno, con nombre y apellidos, que te sitúa como putero en Torrejón de Ardoz. Seguro que es más falso que un Judas de plástico. No voy a ir por los lupanares de Torrejón de Ardoz preguntando, para eso esta Newtral de Ana Pastor y maldito bulo, el Ministerio de la Verdad, que para eso cobran un pastón. Tranquilo, mindundi, en España no va a haber comunismo, pringado. Una sociedad, ya lo decía Josef Schumpeter, no puede funcionar con tantos políticologos, sociólogos y psicólogos -la madre de tus tres hijos, el «proyecto de familia»- que no hacen nada productivo y no hacen más que liarla. No sirves para nada, bueno, Pablete.