Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.
Vida oculta es el décimo largometraje de Terrence Malick tras Malas Tierras (1973), Días del cielo (1978), La delgada línea roja (1998), El nuevo mundo (2005), El árbol de la vida (2011), To the wonder (2012), Knight of cups (2015), Voyage of time (2016) y Song to song (2017).
Franz Jägerstätter vivía tranquilo y feliz con su esposa y sus tres hijas en su granja en Sankt Radegund, en los Alpes austriacos. Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de sus vecinos se sumaron sin muchos miramientos al nazismo, pero Jägerstätter decidió, apoyado por su esposa y su fe católica, negarse a prestar juramento de apoyo a Hitler. También rechazó ir a la primera línea de fuego, pidiendo ser paramédico, hecho que el régimen nazi no toleró y por eso fue juzgado en Berlín.
El amor incondicional de su esposa y su fe inquebrantable, se convertirán en sus principales aliados para afrontar las graves repercusiones que su decisión provocará en su vida. La historia está basada en hechos reales: Franz Jägerstätter (1907-1943), el hombre cuya historia inspira la película, fue el único de su pueblo en votar contra el Aunschluss, un héroe oculto venerado desde 2007 como beato y mártir por la Iglesia católica. Muy recomendable la lectura de la Carta escrita por el Dom Antoine Marie osb de la Abadía de San José de Clairval :
https://www.clairval.com/lettres/es/2009/04/12/4150409.htm
Franz fue beatificado el 26 de octubre de 2007. Su esposa acudió a la celebración, ella fallecería en 2013.
Malick fiel a su estilo se toma todo el tiempo que necesita – y más – para sumergir en su forma de vida: en su comunión con la naturaleza, el amor de su familia y su papel en la comunidad. La guerra divide, hace brotar lo peor del ser humano.
August Diehl (El perfume), Bruno Ganz (La casa de Jack) y Valerie Pachner (Jack) encabezan el reparto. Como curiosidad, dos de ellos: Bruno Ganz y Martin Wuttke han interpretado a Hitler en El hundimiento y Malditos bastardos, respectivamente
El mayor atractivo de la película aparte de la propia historia real es su fotografía. Vida Oculta es visualmente increíble y bella, en el estilo de su director. Igualmente la preciosa música de James Newton Howard, consigue emocionar en muchas de las escenas.
El desenlace es lo mejor de la obra. A partir de la secuencia del juicio logra emocionar más, al no abusar de los recursos de la cámara que en su estilo envolvente y lento ( tres horas de metraje ) desdibuja la acción y el drama humano que no está siendo narrado.
Una película interesante, con momentos hermosos, a veces discutible ( el enfrentamiento entre el héroe y la iglesia organizada que solo en parte es objetivo ) pero con la fuerza de los sentimientos, la fe y el compromiso de los valores humanos.
Sería una obra maestra si Terence Malick – talentos suyos innegables al margen – supiera contar una historia. Cualquier cineasta clásico se lo hubiera enseñado con placer.