Enrique de Diego.
Luis Pineda ingresó en prisión preventiva el 16 de abril de 2016 y ha permanecido en ella hasta abril de 2019. Tres años en la cárcel que no lo está ni el peor de los asesinos múltiples. Pero al juez Santiago Pedraz se le puso entre ceja y ceja y lo tuvo así, por puro capricho, justificándose con una instrucción manifiestamente deleznable. Por eso merece ser considerado mártir de la Justicia española o de la injusticia.
Bueno, no fue exactamente porque al juez Santiago Pedraz se le pusiera entre ceja y ceja, le tomara ojeriza, eso fue a Miguel Bernad, secretario general de Manos Limpias, que está grabado que sueña con él y tiene pesadillas desde que el sindicato de lucha contra la corrupción consiguió la inhabilitación de su amigo y mentor Baltasar Garzón.
Con Luis Pineda y Miguel Bernad han hecho un totum revolutum que es una vergüenza nacional, a ver si cuela. Ahora que la histeria periodística -funciona como las manadas de gorilas, a ver quien se sacude más fuerte los temporales- ha cesado, y el único gorila es Javier Chicote y un decadente y decaído Abc de Bieto Rubido, que de periodismo sabe lo que sabe, no sabe hacer la o con un canuto, pero va de engolado, conviene señalar que AUSBANC y Manos Limpias son entidades autónomas y beneméritas que no forman de ninguna trama ni Cristo que lo fundó, que Manos Limpias ha acudido en tres o cuatro ocasiones en temas relacionados con la Banca, materia en la que la Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios tiene justo prestigio y abundancia de conocimientos. «Nunca he pedido dinero a nadie en relación con la Infanta y no tengo nada que ver con este tema». Ha dicho Luis Pineda y ha dicho bien, porque la Infanta no ha pedido dinero nadie, no se ha movido un euro.
He llamado a Luis Pineda mártir, porque martirio es llevar una rectilínea línea de defensa de los consumidores y, sin comerlo ni beberlo, verse en prisión preventiva, que digo yo que tres años es mucha prevención, arruinado, y sin motivo justificado, porque así le peta al juez Santiago Pedraz, ahora tengo que llamarle héroe, porque le que se ha tratado es de «neutralizar a Pineda y sus acciones judiciales a favor de los miles y miles de perjudicados por el BBVA», que ha declarado Luis Pineda.
La historia es muy sencilla y fácil de entender, y explica cómo funcionan las cosas en España, y todo está manga por hombro. Luis Pineda y AUSBANC -el criminalizado AUSBANC- tienen la osadía de llevar al BBVA de llevarlo a los tribunales por las cláusulas suelo de sus hipotecas y además ganarlo. Esas cláusulas suelo por la que millones de españoles sufren y padecen un calvario, una ruina, usted quizás querido lector, y el BBVA se coge un rebote porque le representa una pérdida de muchos miles de millones, y su presidente, Francisco González, presunto corrupto, ahora imputado, el banquero del PP, de José María Aznar y Rodrigo Rato, habla con el jefe seguridad del Banco y éste contrata al inefable comisario José Villarejo, que pincha teléfonos y monta un sumario que le compra como mercancía averiada el juez Santiago Pedraz, que lo ingresa en prisión manu policial y presunto abuso descarado del poder judicial.
Todos sabemos como nos tratan a las sardinas los tiburones de los bancos y el mamoneo que se llevan con algunos jueces, hasta el punto de que los ciudadanos sardinas sólo contamos con alguna asociación como AUSBANC que se preocupara porque no nos timen, por ejemplo, con las cláusulas suelo. Entonces, la mafia bancaria, a los que hemos salvado o rescatado por 62 mil millones de euros de los que no han devuelto nada, decide acabar con Luis Pineda, mártir, héroe, y «víctima de un proceso aniquilativo», como lo ha definido él, en el que la Fiscalía (ahora se ha vuelto abogado defensor de Eduardo Zaplana, el que pueda entender, que entienda) le pide 115 años de cárcel, para echarse a temblar, que no se lo piden ni a los peores asesinos de ETA.
Luis Pineda merece un monumento, no estar en el banquillo de los acusados. Si hay Justicia, saldrá absuelto. El mundo está del revés y así nos va, así le va a Luis Pineda, héroe, mártir y víctima de la mafia bancaria.