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Libertad Digital como novela negra

Redacción




Enrique de Diego.

César Vidal ha destacado el bajo nivel de las lecturas de Federico Jiménez Losantos. Su pasión son las novelas policiacas. Son las únicas que Losantos le comentaba y recomendaba a Vidal. Éste ni tan siquiera es capaz de poner la mano en el fuego respecto a que Federico haya leído a John Locke y a Friedrich Hayek, bagaje mínimo de la mochila liberal.

Vamos a ver como Libertad Digital es un marco idóneo para una novela negra. En ese sentido literario y metafórico, podemos considerar a Federico Jiménez Losantos como un psicópata tan pegado de sí mismo que va dejando su sendero lleno de cadáveres. En efecto, han sido muchos. El más espectacular y espeluznante ha sido, sin duda, el de César Vidal. El segundo, en orden de importancia, el de Javier Rubio. En los dos se dan algunas coincidencias en el modus operandi: Losantos nunca actúa directamente, sino a través de sicarios.

Javier Rubio, en Periodista Digital presentando su libro sobre Luis Buñuel. /Foto: periodistadigital.com.

El crimen de ficción de Javier Rubio lo perpetra Alberto Recarte, a las órdenes de Losantos. El capo ha perdido la confianza en él. Después de cuarenta años de supuesta amistad y vidas paralelas, eso de perder la confianza suena inconsistente. El crimen de Javier Rubio, de cuyo motivo la víctima no llegar a enterarse, tiene nombre de mujer: Ayanta Barilli, a la que el austero Javier Rubio rechaza un programa de televisión con elevadas retribuciones. Ese crimen ya lo hemos desentrañado, pero su comprensión es básica para intentar desentrañar en todos sus entresijos el de César Vidal.

Como en muchas de las novelas negras, al final el criminal es el mayordomo. Y en este caso se cumple la regla, pues el principal sicario de Losantos es Javier Somalo, acompañado por el segundo lacayo, Dieter Brandau. En apariencia no tiene sentido que Somalo y Dieter Brandau tomen una serie de iniciativas lesivas para César Vidal. Éste ha dejado la COPE rechazando una sustanciosa oferta de seguir con La Linterna 2 años e incluso es el eficaz mediador para vender las cinco licencias de TDT de la Comunidad de Madrid por 3 millones de euros. Intelectual y profesionalmente está en una situación mucho más elevada, muy superior a la de Javier Somalo, un técnico de sonido de la UGT, y Dieter Brandau, un pelota meritorio. Y, sin embargo, ambos actúa contra Vidal desde una posición de superioridad. ¿A las órdenes de Losantos? Responderé a esa pregunta sin dejar resquicios a la duda.

También adopta una posición de superioridad el jefe de escoltas, quien literalmente le roba una cesta de Navidad con un jamón que una oyente de César Vidal le ha remitido. La señora, víctima del terrorismo, insiste hasta que Vidal da con la pista del ladrón, quien, a pesar de la gravedad del hecho, que conllevaría el despido fulminante, se encara con Vidal y le dice chulescamente que puede volver a pasar, después de entregarle medio jamón loncheado, sin que nadie se lo haya pedido.

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Cuando, a la tierna edad profesional de 26 años, fui nombrado jefe de la sección de Política de Abc, me molestaba los pisotones (dar una noticia antes) que la competencia nos daba. Corría el año 1983 de la Encarnación de Nuestro Señor, y ya me tocó en la moral que otro diario publicó la noticia de que en el Hotel Los Galgos de Madrid, altos cargos socialistas habían montado un picadero (lugar al que llevaban amantes o contrataban prostitutas de lujo, con cargo al contribuyente). ¿Cómo podían tener acceso a esa información? Resultaba incomprensible. Dediqué una semana a indagar por dónde venían los aires, dejando la mesa y saliendo a la calle. Por fin, di con la solución: esa –y otras- información salía de los escoltas que se la pasaban a los sindicatos policiales para que las utilizaran en una especie de tráfico informativo, en el que, por supuesto, entré con gran brillantez.

Es decir, el jefe de escoltas bien pudo adoptar esa actitud chulesca y esa posición de superioridad porque de seguro conoce todos los secretos de Losantos, incluidos los más inconfesables. El escolta lo sabe todo del escoltado, lo tiene a su merced.

Javier Somalo. /Foto: gorkazlimela.com.

No es necesario que Javier Somalo y Dieter Brandau actuarán por órdenes de Losantos. César Vidal no lo cree. Pero bien pudieron tener una posición similar a la del escolta: conocen secretos inconfesables de Losantos, lo que les permite actuar con impunidad. Como en las novelas de Agatha Christie, el dinero es aún un móvil más poderoso que la lujuria. La contabilidad de Libertad Digital SA nos da unas pistas muy claras.

Las cosas bien pudieron suceder –estamos en el terreno de la ficción- de la siguiente manera:

1.- Luis Bárcenas saca de la caja B del PP una primera cantidad de 149.000 euros y luego hasta un total de 400.000 para comprar acciones de Libertad Digital, para “apoyar políticamente a un proyecto deficitario”, como dijo Bárcenas en sede judicial. Sabemos que César Vidal, a pesar de ser miembro del Consejo de Administración, nunca supo de esta maniobra hasta que se hizo pública en 2017. Tampoco supo nada, hasta que se ha publicado en mi libro “La gran traición: Federico Jiménez Losantos apuñala a César Vidal en Es.Radio” de la compra por la Fundación de CEIM, FYPEM (Formación y Publicaciones) de la compra de acciones por 698.775 euros. Así que tenemos unos ingresos de dinero público superiores al millón de euros. Estamos, pues, ante dos oscuros secretos inconfesables, que sí son conocidos por Alberto Recarte y, por supuesto, por Javier Somalo que es quien está en la sala de máquinas.

Alberto Recarte, en el juicio de las tarjetas black. /Foto: lavanguardia.com.

2.- Se produce algo que es bien conocido en las doctrinas económicas liberales: el riesgo moral. La tecnoestructura de Libertad Digital ve el cielo abierto: llega dinero público con la misma facilidad que el maná. Y, como dijo Carmen Calvo, el dinero público no es de nadie. Entra de lo muy posible que consideren que si ha llegado ahora, lo seguirá haciendo en el futuro, e incluso en mayor cantidad, así que bien puede ser desviado hacia sus cuentas corrientes. Puesto que controlan la contabilidad, y no dan explicaciones a nadie (‘déjalo, tú eres de letras’, que le dice Losantos a Vidal), pueden, legalmente, trasvasar dinero a sus cuentas corrientes, inflando, por ejemplo, las dietas cuando Federico Jiménez Losantos sale con su programa a provincias.

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3.- Se les empieza a ir la mano y tienen que ir maquillando cada vez más la contabilidad, de forma que hay dos tejemanejes altamente sospechosos de una presunta administración desleal: Libertad Digital SA subcontrata por 4,5 millones de euros anuales, lo cual es incomprensible en una radio local y un simple digital. Alguien se lo puede estar llevando crudo y ese alguien tiene que ser, en primer lugar, a la fuerza, Losantos. Crudo legalmente. Y no se lo puede llevar sin la complicidad de Javier Somalo. Además, Libertad Digital SA afirma que las otras empresas del Grupo, que no existen, como tales, le deben 3,3 millones de euros, que sitúa como activos y que los buenos contables tienden a calificar de activos ficticios. Ese dinero no ha desaparecido. Ha ido a algunos bolsillos.

4.- El riesgo moral empieza a plantear graves problemas. Se lanza una ampliación de capitales en la que se espera recoger 3,2 millones de euros; una cantidad muy similar al agujero que se ha maquillado con esas deudas entre empresas del Grupo y fracasa: sólo se consiguen 450 mil euros. En la lógica del proceso, se hace una ampliación de capitales para conseguir liquidez ya restringida a los accionistas, que no pueden permitirse una quiebra que echaría luz sobre zonas tan oscuras, y a la espera –de nuevo el riesgo moral- de que los políticos acudan con dinero público.

Dieter Brandau. /Foto: youtube.com.

Esta sucesión de los hechos, da explicación a tres hechos en sí sorprendentes:

  • Al acoso desde una posición de superioridad de Javier Somalo a Dieter Brandau sobre César Vidal. Conocen secretos inconfesables de Federico Jiménez Losantos, que ha pasado a depender de ellos, a unir su suerte a la suya.
  • Al tosco ocultismo de Losantos de las cuentas a todo un accionista y miembro del Consejo de Administración como César Vidal: no preguntes, no te voy a enseñar nada, porque eres de letras. Como si Losantos, Javier Somalo y Dieter Brandau fueran de ciencias o economistas.
  • A que Losantos no responda a la carta de diez páginas que le remite César Vidal, en la que denuncia malas prácticas de gestión y apunta expresamente a Javier Somalo y Dieter Brandau.

En suma, el crimen de César Vidal tiene un móvil económico: está haciendo demasiadas preguntas y a los secretos inconfesables que comparten Federico Jiménez Losantos, Javier Somalo y Dieter Brandau. La lógica de la novela negra de Libertad Digital SA es que todo este embrollo termine en los tribunales.