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Carlos Delgado: «Albert Rivera es un juguete roto del Club Bilderberg»

Redacción




Javier de la Calle,

Carlos Delgado, portavoz de ULEG, el exitoso proyecto municipalista en Leganés, tiene el honor de haber sido el primero en definir a Albert Rivera en un libro que ya un clásico, en el que retrata a un Albert que ahora parece en toda su nitidez y toda su podredumbre.

Carlos Delgado. referencia del municipalismo.

. Usted describió a Albert Rivera «como un lagarto de Uve” en un libro premonitorio y si me permite lo clavó, todo apariencia, todo celofán y todo traición. ¿Ha sido una sorpresa para usted?

No, y permítame la inmodestia. Hace más de 4 años se publicó el libro y cada día es más actual y vivo. No sólo define lo que es y lo que iba a hacer Cs, sino las operaciones de estado que siempre se tejen para que el stablishment siempre tenga todo atado y bien atado. Es una obra imprescindible para cualquiera que sienta una mínima curiosidad por el derecho, las ciencias políticas, el periodismo… Se ha convertido en un clásico imprescindible.

  • La veleta naranja ¿es un término que le parece adecuado?

Considerar veleta a Rivera es ser incluso demasiado condescendiente con su actitud y comportamiento. El término que más le encaja políticamente es el “Judas Naranja”, por su capacidad de traición, falta de escrúpulos, afán de protagonismo, hipocresía, pasión por el oropel y la vanidad pasajera…

  • Hay una percepción bastante generalizada de que es un hombre sin criterio.

Al contrario, es una persona con un gran criterio o, mejor dicho, de un único criterio que nunca modifica: todo gira en torno a su ego. Es ese narcisismo que raya lo enfermizo lo que marca la pauta de absolutamente toda su proyección política. En estos últimos meses ha puesto España patas arriba por su ensoñación de sustituir al PP como referente en la derecha. Le daba igual nuestro país, sólo alcanzar su meta puramente personal. En su trayectoria ha pasado de reivindicarse de centro izquierda, de socialdemócrata, de transversal, pactar con la ultraderecha de Libertas, o decir que ahora es liberal y querer ser el referente en la derecha. En el fondo es un juguete roto del Club Bilderberg.

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  • Usted en su libro afirma que es fruto del marketing, que hubo una encuesta de El País que aumentó sus expectativas y fue decisiva. Ahora es tendencia en todas las encuestas el descalabro de Ciudadanos, ¿se lo tiene merecido?

Quien a hierro mata a hierro muere. Lo que he bautizado como golpes de estado demoscópicos. Está sufriendo el mismo proceso que Upyd y viviendo en sus carnes lo que él mismo provocó e impulsó para la destrucción de la formación magenta. Lo que más me duele de Cs y su inminente e imparable deterioro es que ha destrozado para muchos años una opción política auténticamente regeneradora de la política. Ha sido un partido que vendió un espejismo cuando había posibilidades reales de dar un giro real a las instituciones, como el que llevábamos muchos años impulsando desde los partidos locales, vecinales e independientes que se aglutinaron en la Confederación de Agrupación y Partidos Independientes-CAPI, hoy denominada Tercera Vía como símbolo de que hay vida política más allá del bipartidismo.

  • En el ámbito local en Leganés, ¿cuál es el itinerario que ha seguido Ciudadanos?

El típico de una franquicia. Son el Burger King o el McDonalds de la política. Se pone al frente a un busto o a un miembro del aparato que obtiene unos resultados por el mero hecho de detentar una marca. Quien vota Cs a nivel local no sabe realmente lo que vota, sino un producto de la TV, del marketing. Por eso en Leganés no paran de protagonizar escándalos, vendiéndose al mejor postor, sea político o empresarial, llenando la institución de tránsfugas… Por suerte, creo que la historia de Cs en Leganés termina en este mandado.

  • Usted ha competido por el centro, ¿cree que Albert Rivera ha perjudicado esa definición política?
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El centro no es una ubicación puramente aritmética entre dos extremos, siempre lo he entendido como una manifestación política de la virtud de la que hablaba Aristóteles. Ser de centro no es ser equidistante, no es ser ambivalente, melifluo. Ser de centro es sobre todo una actitud abierta a que las buenas ideas no son patrimonio en exclusiva de una determinada ideología o bando. Es no ser sectario ni en modos ni en hechos. Rivera sólo ha usado el término centro al modo maquiavélico, sin creer en ello. Puro tacticismo. Y claro eso ha hecho daño y va a hacer daño, pero tampoco sobrevaloremos a Rivera en este campo o en ningún otro. Rivera es una nota al pie de una nota al pie de un libro secundario.

  • ¿Cree que, si se cumplen las negativas expectativas, Albert Rivera debe dimitir? ¿Cree que dimitirá?

Debería hacerlo, pero no estoy muy seguro de que lo haga. Depende de cómo se haya asegurado una puerta giratoria o un modus vivendi que satisfaga su tren personal. Tiene demasiadas hipotecas de todo tipo.