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El «sistema» está nervioso y a la defensiva

Redacción




Javier Entrambasaguas.

El «sistema» está nervioso y a la defensiva. Cuando me refiero al sistema me refiero a George Soros, los Rockefeller y otros magnates gobalistas respecto a la rebelión de los pueblos a sus designios y sus planes de ingeniería social. Antes todo lo centraba en 2030, ahora citan de vez en cuando el 2020, y en temas como el cambio climático la consigna es que estamos alcanzando «el punto de no retorno». A pesar de que la NASA ha destacado el aumento del casquete polar de la Antártida se hace necesario decir que estamos ante un calentamiento global, en el que la ONU debe actuar como un gobierno mundial.

Cada vez está más histérico y lanza más consignas falsas y alucinadas que siguen los medios de comunicación de la élite, que cada vez están más desprestigiados. Las consignas son cada vez menos seguidas por cada vez menos gente; al contrario, las gentes se sublevan y desobedecen, por mucho dinero que se invierta y por mucho que se machaque -más que Goebbels- con hipótesis alucinadas que se venden como verdades absolutas y no admiten la contrastación con la realidad; contradicen el sentido común.

Antes Soros, los Rockefeller y los magnates globalistas tenían la seguridad de que sus delirantes teorías llegaban de los Estados Unidos, y que eso se habría intensificado con Hillary Clinton, pero arrumbada por Donald Trump, al que ellos no le esperaban. Pero Trump les tiene desconcertados, fuera de control; les gustaría acabar con él, que no existiera, que desapareciera, y por eso se han inventado un impeachment que nadie es capaz de comprender, con conexión ucraniana, y que no va a ninguna parte salvo a la reelección de Trump y al descrédito de los demócratas.

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Entre las consignas más compulsivamente sostenidas está, en Europa, frenar a la extrema derecha, pero sólo se consigue que los partidos conservadores estén más fuertes y crezcan elección tras elección, como una rebelión, como un banderín de enganche incontenible. En Suecia, los Demócratas Suecos lideran las encuestas por encima del Partido Social Demócrata, que se ve incapaz de frenar el clima de delincuencia y crimen. En Italia, Matteo Salvini, denostado por los medios de comunicación, lidera igualmente las encuestas en intención de voto y en cuotas de popularidad. La última «desagradable» sorpresa es Vox con 52 diputados. Ha perdido una de sus armas, el globalista Ciudadanos y el acabado Pedro J Ramírez, que ya no influye nada. Los restos de Ciudadanos, con Inés Arrimadas como Albert Rivera bis, el chico de Bilderberg, va a ofrecerse a Pedro Sánchez, aunque Esquerra Repulicana de Cataluña negocia un apoyo imposible.

El sistema está nervioso; no se bate en retirada, pero se ha puesto a la histérica defensiva.