Redacción.
El Director, de David Jiménez, el libro en que cuenta sus vicisitudes en la dirección de El Mundo durante un largo año, y que es un retrato descarnado de las cloacas del periodismo, será llevado a la televisión por la productora Fremantle, en una serie de seis o diez artículos.
La serie puede ser especialmente preocupante para El Mundo del cual sacaba todos los entresijos y todas las vergüenzas, pero las críticas y las anécdotas alcanzaban a toda la profesión, presentada como emponzoñada y dispuesta a corromperse, aunque ha sido criticado por tirar la piedra y esconder la mano, como cuando dice que“un periodista muy importante de la radio aceptó 30 millones de pesetas para hablar bien del PP”.
El libro publicado por Libros KO fue desde el principio un fenómeno editorial. Ahora su impacto se va a amplificar: compras de periodistas mediante viajes de lujo, mordidas, presiones…Ya era hora que se pusiera el periodismo al desnudo con todas sus miserias purulentas: cuanto más chorizo eres más lejos llegas.
“Esperaba -dice el autor- hacer ruido, porque es un libro polémico que denuncia cosas que en muchos casos habían permanecido ocultas hasta ahora, pero no tanto. Creo que ha contribuido el periodo electoral y que el tema de los medios esté de actualidad”.
«Nos dedicamos a criticar a todos los demás, si bien nunca habíamos hecho el ejercicio de mirarnos a nosotros mismos, abrir las ventanas y airear las miserias propias. Es curioso que el periodismo se dedique a desvelar las de los otros, mas nunca las suyas. El grado de corporativismo lo refleja esta frase que han llegado a decirme algunos colegas: “No tienes derecho a escribir ese libro”. Se creían inmunes a las críticas, pero ¿por qué no se va a contar lo que pasa en la redacción?».
«Los protagonistas —políticos, empresarios, periodistas y miembros de la monarquía— salen con nombres y apellidos. Se ha protegido con seudónimos a la gente que aún trabaja en el diario».
Sobre su llegada a El Mundo ha contado: «Yo no era de la redacción. Aunque llevaba veinte años trabajando en El Mundo, era un outsider. No tenía experiencia en la gestión de equipos y, de repente, tuve que dirigir a trescientos periodistas que habían sufrido varios ERE, bajadas de sueldo y recortes. ¿Estaba preparado para ser director cuando llegué el primer día, un 25 de mayo de 2015? Yo creo que no».