Luis Bru.
Según los datos aportados al Registro Mercantil, la empresa El León de El Españos Publicaciones SA tuvo unas pérdidas en el ejercicio 2018 de 444.221 euros; un dato más significativo si se tiene en cuenta que Pedro J Ramírez aseguró en firme que el tercer año se conseguirían beneficios y es el cuarto ejercicio que encadena pérdidas. El León de El Español lleva consumidas las 2/3 partes de su capital social. Según expuso ante la Junta General de Accionistas, El León piensa acometer una ampliación de capitales, no para afrontar nuevos proyectos sino para obtener más recursos.
Hemos pasado al análisis los datos registrales de El León de El Español Publicaciones SA a nuestro pánel de expertos contables y ejecitvos de empresas de reconocido prestigio y les hemos pedido que tengan en cuenta ese factor de la ampliación de capitales. Sus conclusiones son:
a) la empresa está demasiado personalizada y toda inversión es de altísimo riesgo. Se trata de la aventura equinoccial de Pedro J. ëste nació el 26 de marzo de 1952, con lo que ya debería pensar en la jubilación. Cualquier problema serio de salud tumbaría el proyecto haciéndolo totalmente inviable.
b) la empresa ha conseguido reducir el gasto en personal de 5.551.404 a 4.806.919. Esto en principio es un dato positivo, pero se vuelve altamente negativo si se analiza en términos de calidad profesional. Ese ahorro se debe a que la redacción de El Español ha pasado de 89 empleados a 83, pero a costa de perder a buena parte del equipo fundacional, el 76 %, y a personas tan significativas como Fernando Baeta. Esto significa que el equipo se ha resquebrajado y, en caso de problemas con Pedro J, la continuidad está seriamente cuestionada. La suma de costes de personal más servicios externos, 4.806.919 más 2,185.622 sigue siendo muy alta.
c) como suele suceder en los portales, todos adolecen de falta de patrimonio tangible. Así, El León de El Español Publicaciones tiene su sede central en Madrid, sita en Avenida de Burgos número 16 D, planta 7, y el contrato ha sido firmado el 1 de abril de 2015 y tiene una duración de cinco años, hasta el 31 de marzo de 2020. Las cuotas mensuales se establecen en 10.575 euros, con lo cual es un mínimo de 126.900.
d) no es un hecho menor, el fracaso de la línea de suscripciones, contemplada como una segunda fuente de financiación: se hunde de 676.791 euros en 2017 a 586.556 en 2.018.
e) aunque la empresa ha mejorado su cifra de negocios de 6,647.377 euros a 7.592.439, mejorando la cuantía de ingresos por publicidad, paralelamente se ha incrementado la morosidad de modo altamente preocupante, pasando de ser de 3.566.825 a 4.665.163.
f) notablemente extraño estriba el hecho de que, como refleja la auditoría de KPGM Auditores, «con la finalidad de restablecer su situación patrimonial, la Sociedad ha recibido de uno de sus accionistas un préstamo participativo de 1.000.000 euros en 2018», que tiene vencimiento el 30 de junio de 2019.
g) Entramos en el hecho más polémico, que entrañan las cuentas de El Español; se apunta un impuesto diferido de 2.518.026 euros. Parece que Pedro J se hace trampas al solitario: considera que la Agencia Tributaria le debe esa cantidad a descontarse si obtiene beneficios en los próximos 10 años. La auditora KPGM presta especial atención, como no podía ser menos, a este impuesto diferida. «La Sociedad reconoce los activos por impuesto diferido, siempre que resulte probable que existan ganancias fiscales futuras suficientes para su compensación o cuando la legislación fiscal contemple la posibidad de conversión futura de activos por impuesto diferido en un crédito exigible frente a la Administración Pública. La Sociedad reconoce la conversión de un activo por impuesto diferido en una cuneta a cobrar frente a la Administración Pública, cuando es exigible según lo dispuesto en la legislación fiscal vigente. A estos efectos, se reconoce la baja del activo por impuesto diferido con cargo al gasto por impuesto sobre beneficios diferido y la cuenta a cobrar con abono al imouesto sobre beneficios sobre corriente».
En las conclusiones de la auditoría, KPGM reconoce la alta subjetividad de la consideración como activo. «La Sociedad tiene registrados en su balance activos por impuesto diferido por 2.518.026 euros a 31 de diciembre de 2018. El reconocimiento de activos por impuesto diferido implica un elevado grado de juicio por parte de los administradores de la Sociedad respecto a la evaluación de la probabilidad y suficiencia de las ganancias fiscales futuras y las oportunidades de planificación fiscal existentes. Debido a lo significativo del saldo de los activos por impuesto diferido y la incertidumbre asociada a su recuperación, se ha considerado un aspecto relevante de la auditoría».
En suma, trampas al solitario, altísimo riesgo y descapitalización de personal. Para salir huyendo.