Editorial.
Entre Ernest Maragall y Ada Colau, Manuel Valls ha optado por Ada Colau sin nada a cambio. Es una decisión que ha causado asombro. Es la única que se sale de los parámetros de la decisión de los aparatajes de los partidos. Pero no le falta coherencia por cuanto cierra el camino a una alcaldía nacionalista. Es tomar la decisión de decir no al nacionalismo; optando por una alcaldesa que se haya en las antípodas de Ciudadanos.
Una postura que merece elogio.