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Carta a Santiago Abascal: El 90% del programa de Vox es magnífico, porque es mío

Redacción




Enrique de Diego.

He releído con detenimiento las cien medidas del programa de Vox. El 90% de ese programa es magnífico porque es mío. Se puede cotejar en el espíritu, y casi siempre en la letra, con lo que denominé “Contrato con España”, propuestas insertadas en mi libro “Privatizar las mentes”, publicado en 1996 por Ediciones Internacionales Universitarias. De ahí la reflexión sobre la crisis de España y su sociedad me llevó a poner en marcha la Plataforma de las Clases Medias y el partido Regeneración. El programa de Vox, en lo básico, es una copia del ideario de esas dos iniciativas, la de sociedad civil y la política.

El ninguneo intelectual en España es una práctica abusiva, nauseabunda y siempre produce efectos demoledores. Podemos surgió ninguneando el concepto casta que establecí y desarrollé en mi libro “Casta parasitaria” y la consecuencia es que ha sido una gran mentira, el comunismo travestido que siempre ha generado la peor casta, que en la URSS se llamó la nomenklatura. El ninguneo implica falta de compromiso con las ideas.

Que se trata de un ninguneo puede cotejarse pero, además, corresponde a la historia y el nacimiento de Vox, partido que surgió de Intereconomía, cuando Julio Ariza consideró que Mariano Rajoy no le iba a enjugar –no sé cómo lo pretendía Ariza, pero es así- sus cuantiosas deudas, que se aproximan a los 90 millones de euros y cuando Alejo Vidal-Quadras tuvo la certeza de que no iba a ser incluido en las listas electorales del PP a las elecciones europeas. Vidal-Quadras me espetó con todo desparpajo que me iban a robar mis ideas para un nuevo partido, especialmente la defensa de las clases medias y –hizo especial hincapié- la supresión de las autonomías, de las que tú, Santiago Abascal, has vivido toda la vida.

Kiko Méndez Monasterio, junto a Santiago Abascal. /Foto: cadenaser.com.

Me consta que en Valencia ante corajudos miembros de la Plataforma de las Clases Medias, tras un mitin, al darse a conocer a ti en tal condición, les dijiste que eran “los precursores”. Te conmino con toda fuerza e intensidad a que tal condición la proclames en público, con el homenaje que se merecen los pioneros. Y que reconozcas, por supuesto, de la manera más pública y solemne, que el programa de Vox básicamente se corresponde con mis ideas y con mis propuestas, archipublicadas y archidifundidas. Porque ¿quién es, a todo esto, el ideólogo de Vox? Es notorio que tú no lo eres. Tras tu infumable libro-entrevista con uno de los personajes más deleznables de nuestra Patria, pedófilo confeso y ufano, y en las antípodas de los principios morales que dice defender Vox, ya sabemos que eres un chico de Amurrio que quería ser guardabosques y que nunca ha tenido un especial interés por la lectura, aunque estés brillando en el activismo. ¿No será Kiko Méndez Monasterio, tu “mano derecha”, cuya bibliografía en términos de pensamiento político es inexistente, cuya principal obra es “Tadeo, aprendiz de pirata”?  ¿Quién es el ideólogo de Vox, insisto?

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En el espíritu y en la letra el programa de Vox está inspirado y copiado de mi ideario y mis propuestas, desde 1996. Resaltó una de tus 100 medidas que te has saltado a las primeras de cambio: “Eliminar las subvenciones a los partidos políticos, a los sindicatos y a las patronales”. La Fundación DENAES ha vivido de las subvenciones, como lo has hecho tú, por cierto. Pero es que Vox ahora mismo ya vive de las subvenciones. Y esta no era una medida optativa, sino que eludirla, como has hecho cobrando las subvenciones de las elecciones andaluzas, te convierte en sistema y en casta. Es sencillo de entender, aún sin haber leído nada de la escuela de la “elección pública”, de la Universidad de Virginia. Con esas subvenciones vas a generar una estructura que necesitara seguir siendo alimentada por subvenciones y que tenderá a expandirse y a reclamar más fondos públicos. Como presentarte a las elecciones autonómicas deja en agua de borrajas la propuesta de eliminar las autonomías, porque no se van a ir los que están cobrando un sustancioso sueldo. Y de hecho, tras pillar las subvenciones, con la excusa y argucia de que las pillan los demás, has tomado medidas para blindar a la cúpula y convertir a Vox en una oficina de colocación, en la que el nepotismo, típico de la casta, ha alcanzado niveles récord, con tu tía por Orense, y hasta tres miembros de una misma familia en las listas de Vox. Familias corajudas, desde luego, pero también con ganas de imitar, como dice la pareja de Alicante, a Pablo Iglesias e Irene Montero, y aún de superarles.

Ya te he dicho, pero voy a volver a insistir, que los dos fines que buscas: destruir al PP y desalojar a Pedro Sánchez son abierta y claramente contradictorios, y que el patriotismo y la racionalidad te deberían haber llevado a presentar a tu partido en unas pocas circunscripciones, entre tres y cinco, que te llevaran a tener la gobernabilidad de un Gobierno de coalición PP-Ciudadanos-Vox. Porque a lo mejor en vez de detener a Quim Torra vas a conseguir que indulten a Oriol Yunqueras. Algunos efectos de Vox van a ser devastadores. Por de pronto, vas a dejar prácticamente sin representación a los constitucionalistas en Vascongadas y el destrozo puede ser muy fuerte también en Cataluña, pero vas cabalgando, Santiago, en la irracionalidad de tu vanidad, de plaza en plaza.

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Antonio García Trevijano.

He hablado del 90%. En el otro 10% hay cuestiones de tu cosecha, como lo de las armas, que respaldo, aunque no ha gustado en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, pero hay una cuestión que echa abajo todo el programa y que me hace temer que los incumplimientos van a ser abrumadores, que es ese monarquismo militante de Vox, que lleva a pretender penalizar cualquier ofensa a la Corona. La monarquía instaurada borbónica no es un seguro para la unidad de España sino su factor más claro de destrucción. Al margen de la escandalosa corrupción del emérito, la monarquía es la que genera, a su imagen y semejanza, la casta de políticos, como nueva aristocracia. Y es la monarquía la que instala todo el sistema en un proceso de degradante cesión a los separatistas. Con inmensa e inolvidable lucidez, el maestro Antonio García Trevijano, que en gloria esté, explicó que una república presidencialista aseguraría la unidad de España al ser el presidente plebiscitado por todo el cuerpo nacional, y no deberse a territorios, pactos o componendas. Algo de eso alienta en el programa de Vox cuando propone una lista nacional, a la alemana, como reforma de la ley electoral, que sería avanzar en esa línea necesaria hacia una república presidencialista, aunque sería mejor el sistema mayoritario por distritos.

Por cierto, me ha hecho gracia que, ante Bertín Osborne, ese gran entrevistador político, has dicho que estás seguro que alguien en Vox puede estar pensando en llevar una conducta corrupta y cuando te enteres lo expulsaras de inmediato. No, hombre, Santiago, la corrupción ya está en Vox y tú la conoces y la alientas.

El ninguneo de las ideas es siempre el camino más recto hacia el incumplimiento de los compromisos y la traición.