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Doble moral en Vox: El caso José María Llanos

Redacción




Miguel Sempere.

Vox es un partido que establece exigencias morales y desde ellas se sitúa como alternativa al resto de partidos. Esas exigencias morales se establecen desde una fundamentación patriótica: de servicio a la Patria. Pero Vox no cumple esas exigencias morales, establece una doble moral por la que lo que critica en los otros lo considera legítimo en ellos. Esto rompe cualquier principio de coherencia y se encamina con desvergüenza por el camino fácil de la hipocresía.

Las listas electorales de Vox tienen un elevado componente de nepotismo, superior al que hasta ahora había alcanzado formación política alguna y eso prácticamente desde el punto de partida.

Santiago Abascal con José María Llanos. /Foto: elconfidencial.com.

Un caso especialmente llamativo de doble moral es el que encarna el presidente de Vox y candidato a la Generalitat, José María Llanos. Sangrante porque en su momento se adujo como excusa o detonante para demoler un compromiso fundacional –ya van varios- como la extensión a todos los cargos del principio de representatividad, el cerrar el paso a Juan García Santandreu como posible competir en unas primarias con Llanos. Tener el atrevimiento de descalificar a García Santandreu como arribista es altamente injustificado, pues es persona que ha defendido la unidad de España y se ha enfrentado con el pancatalanismo con gran coraje y lucidez.

Si Vox asumiera sus propias exigencias morales y su retórica, José María Llanos nunca debía haber ido en las listas.

1.- Durante 8 años estuvo cobrando de la Fundación Funar, dedicada al voluntariado y cooperación al desarrollo, montada por Rafael Blasco, investigada dentro del caso Cooperación. Lo hizo por dos vías, por su empresa, Consultoría Iuasaequitas SL, con una iguala mensual de 600 euros más IVA. Y, en los años 2010 y 2011, a título personal con facturas trimestrales. En total se lucró de un manifiesto “chiringuito” en 52.000 euros.

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Doble moral: La explicación de José María Llanos es una exhibición abrumadora de doble moral. Se limitaba “a ofrecer mi trabajo y me contrataban”. Porque “les gustó mi trabajo y querían tener una asesoría para consultas que tenían las ONGs, para ver como se constituía una asociación o cosas del voluntariado”.

Este personaje, que se manifiesta con tanto cinismo, carece de autoridad moral para criticar los chiringuitos y Fundar lo era en su expresión máxima.

2.- Fundar formaba parte de la trama corrupta del PP, en un aspecto especialmente claro como la cooperación internacional. Es la quintaesencia de lo que critica Vox. Llegó a tener cerca de 50 empleados y los directivos cobraban retribuciones cercanas a los 50.000 euros.

Doble moral: En su ejercicio de cinismo, este personaje defiende a Fundar pero achaca los males a ciertas personas. Los chiringuitos, de los que se ha lucrado, no son malos, lo malo es la gestión que se haga de ellos. “El problema no fue Fundar, eso funcionaba bastante bien, fueron Blasco y otros, como Cotino”. Esto no es un argumento válido, es una autojustificación. Es una soberana estupidez que contradice todo el discurso de Vox.

Miriam Turiel Mollá.

3.- Nepotismo en niveles superlativos: José María Llanos es el candidato a la presidencia de la Generalitat por Vox. En esa misma lista a las Cortes Valencianas, en el número 5 va Miriam Turiel, la hija de su actual esposa. Ésta, María Asunción Mollá, va la 5 en la lista al Congreso de los Diputados. Este nivel de nepotismo no lo ha alcanzado ningún partido ni después de varias mayorías absolutas.

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Doble moral: Según el inefable José María Llanos, su esposa María Asunción Mollá va en las listas “por cuestión de prestigio” (es profesora de Derecho Romano, como él) y paridad. Y su hijastra, porque ya fue candidata en 2015. Fuera de la familia Llanos no hay nadie en Vox Valencia que dé prestigio a la lista o establezca compromiso. El nepote se dedica a insultar a la inteligencia.

Cinismo absoluto: Para  mostrar que las contradicciones son sólo aparentes, Llanos aduce un hecho que sí tiene cierta racionalidad: “también me presento a las autonómicas”, con un programa que plantea su supresión. Es, desde luego, una contradicción que sólo Santiago Abascal sabrá explicarla como un arcano misterio.