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En vuelo por el río Miño y Océano Atlántico: Desde otra perspectiva

Redacción




Loreto Román. Periodista y escritora.

Vamos a aprovechar que tenemos un tiempo estupendo, y vamos a realizar un vuelo por la senda del río Miño hacia su desembocadura, entre España y Portugal, y por la costa llegaremos a Baiona. En esta ocasión vamos a realizar el vuelo en un Pioneer 400, avión ligero de 4 plazas italiano. Despegamos del campo de vuelo de Cerval, en el Norte de Portugal, situado muy cerca del río, lo que hace que en la mayor parte de los vuelos dispongamos de unos paisajes espectaculares. Cerval ha ido creciendo a lo largo de los años y actualmente es uno de los campos de vuelo con más aviones.  Y os diré, a título de curiosidad, el nombre de Cerval se debe a que se sitúa entre las dos freguesías (ayuntamientos) portuguesas de Cerveira y Valença.

Sacamos el Pioneer del hangar, las revisiones necesarias y el procedimiento adecuado, comunicamos por radio, nos incorporamos a cabecera de pista 34 y correteo por la pista… A 120 nudos nos ponemos a volar. Siempre comento, esa sensación justo cuando el avión despega, en el momento en el que se desprende de la pista, es de libertad completa, y yo diría más, es solo el comienzo de esa serie de sensaciones que solo tiene el vuelo difíciles de narrar. Pero vamos a continuar con el avión tomando altura. Vamos estabilizando el avión, llegamos a una altura prudente para el recorrido que vamos a realizar. No olvidemos, la altura siempre es seguridad.

Lo bueno que tiene Cerval es que tan pronto despegas te encuentras el río Miño de frente. Forma parte ya de nuestros vuelos, es imprescindible. No sería lo mismo si no estuviese ahí, el Miño, esperando a que nuestros vuelos nos acerquen aún más a el. Tan pronto te lo cruzas, mientras asciendes, puedes ver su sinuoso recorrido, que allá delante te lleva a su impresionante desembocadura. Es preciosa, siempre es preciosa. Todos los días de vuelo son muy diferentes, y si llegas a apreciar las sensaciones de vuelo ese recorrido del Miño, esa desembocadura, siempre te aportará algo diferente. A 1500/2000 pies estabilizamos el avión. Como la mayor parte de los aviones hoy en día, cuenta con un GPS  que nos indica altitud, velocidad aerodinámica y respecto a tierra, velocidad vertical, actitud, y tantas otras cosas, con una pantalla estupenda que lo ves todo con mucha claridad.

Contamos con viento en cola, volamos a 120 nudos, nos dirigimos hacia Bayona. Lo realizamos en un principio siguiendo el recorrido que nos indica el río Miño, y después, en la desembocadura contorneando la localidad de A Guarda, seguiremos la costa hacia Bayona.

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Desde arriba todo es diferente, lo diré cientos de miles de veces. Así es. Los pueblos de ambos lados, España y Portugal, han respetado ese entorno y han aprovechado lo que el río en principio, y el mar al final, les ha ofrecido. En vuelo se ven todos esos puertos, pantalanes, paseos, dibujados sobre sus aguas.

Comentaros del Alpi que vuela con un motor Rotax 914, es un avión de ala baja con el ala trapezoidal. La estructura del ala es de madera, cubierta con fibra de carbono.

Y como nuestro destino es Baiona siguiendo la costa, en principio por el Miño y después Océano Atlántico,  seguimos su dibujo sobre el río. En un principio Goián, Tabagón, de isla de Morraceira  do Grilo y la de la Xunqueira, la playa de Camposancos en donde muchos coincidimos en verano, el castro de Santa Tecla en el interior con mucha historia que contar, el mismo puerto de A Guarda, caracterizado por las casas típicas marineras, estrechas, de gran colorido en donde también muchos coincidimos por ese ambientito tan peculiar de esta localidad pesquera que lo hace punto de encuentro muy especial. Y al otro lado del Miño, Portugal, Vilanova de Cerveira, una localidad situada justo al lado del río, con un encanto muy especial, con sus plazas, lugares de paseo, casas antiguas y cuidadas, en donde la tranquilidad es parte de su ritmo mas habitual. La isla da Boega y Dos Amores, Caminha con sus playas que parecen acercarse al otro lado del Miño, Galicia, por tantos lazos que nos unen.

De Oia hacia Bayona. /Foto: ramblalibre.com.

 

Imaginaros tan solo un momento sobrevolando el río Miño muy cerca de la desembocadura, en el mismo lugar en el que el río se hace más ancho y desemboca en el Océano Atlántico. ¿Recordáis ese momento que os acabo de comentar en el despegue, cuando el avión abandona la pista, esa sensación de libertad?. Pues es esa misma pero mucho más intensa, junto con la admiración que provoca la fortaleza del Océano Atlántico que tenemos justo delante. Impresiona la grandeza de ese mar, y relaja el dibujo de las interminables y maravillosas playas que tenemos ilustradas al capricho de este mar sobre la costa.

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Continuamos volando, seguimos el dibujo de A Guarda, y nos encontramos en pleno Océano Atlántico con una costa agreste, rectilínea y muy batida por el mar, mar fuerte. Oia es el nombre de la zona que nos encontramos, en donde el mar es un completo espectáculo por su fortaleza y por el dibujo que ha llegado a realizar sobre su costa.  Lo rectilíneo de la costa se debe a la existencia de una falla que corta nítidamente todos los relieves perpendiculares a la costa formando lo que en  geología se denomina como facetas triangulares. Os comento,  hablando de vuelo en parapente, Santa María de Oia es la zona por excelencia para el vuelo de ladera en costa con unas vistas impresionantes de toda esta zona.

Bayona, con su fortaleza.

Siguiendo el rectilíneo recorrido de la costa y del océano, llegamos a Baiona, protegida del mar por una preciosa bahía, donde la historia nos cuenta que atracó la carabela Pinta el 1 de marzo de 1493, capitaneada por Martín Alonso Pinzón. Marinera y turística, sobresale al mar el parador protegido por la fortaleza de Monterreal, como queriendo desafiar al mar con toda su historia que contar. Y que nos dice que allá por el año 1585, el 8 de octubre exactamente, el pirata inglés Drake quiso conquistar esta fortaleza pero ante los refuerzos que el Conde de Gondomar, Diego Sarmiento de Acuña, tenía preparados, soldados y vecinos, el pirata tuvo que retirarse y desistir.

La desembocadura del Miño.

En vuelo disfrutamos de la bahía, de ese dibujo de la fortaleza y el parador al mar, y realizamos más fotografías. El puerto deportivo, con sus pantalanes y su actividad de las diferentes embarcaciones, escuelas, veleros, yates…

Hemos llegado a destino, hemos realizado este vuelo, ahora regreso al campo de vuelo de Cerval. Y lo bueno de la mayor parte de los vuelos que realizamos, es que llegas contento, satisfecho, porque aparte de hacer horas de vuelo, aprender esas cosillas que todos los que volamos deseamos, seguridad, experiencia, conocemos bastante más de nuestra tierra que es maravillosa. Y es más, la conocemos desde otro punto de vista, desde otra perspectiva, mas global. Espero haber conseguido cautivaros por esta forma diferente de ver la vida. Estoy segura de que más de uno se acercará a estos campos de vuelo y aeródromos para saber un poco más de este mundillo tan especial.