AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Javier García Isac: Susana Díaz y los suyos tienen muy mal perder

Redacción




Javier García Isac. Director de Radio Ya.

Intentar comprender la convulsa y contradictoria política española, es un ejercicio solo apto para unos pocos. Es muy difícil de entender como colectivos que dicen tener entre algunas de sus finalidades la de la protección de la mujer y la igualdad en todos los órdenes de la vida, entre ellos la laboral, como sindicatos de clase, a los que por cierto, nadie parece estar afiliado, pues son incapaces de mantenerse solo con sus cuotas, organizan concentraciones y movilizaciones contra el cambio de régimen en Andalucía, después de la herencia dejada por los socialistas tras casi cuarenta años de gobierno ininterrumpido en la comunidad autónoma.

Escrache de la izquierda ante el Parlamento andaluz. /Foto: larazon.es.

Andalucía está en el furgón de cola dentro de las provincias que conforman lo que conocemos como Unión Europea. Para estar preocupados por la mujer, parece que poco les importa que en la actualidad el paro femenino supere el 48%, muy poco les debe importar, que cada 100 euros gastados en la protección de la mujer, solo 2 euros lleguen realmente a la mujer maltratada, y menos todavía, que toda la legislación vigente de leyes de ideología de género, no han servido para salvar vidas y si para encubrir multitud de falsas denuncias y criminalizar al hombre por el hecho de serlo. No dejan de sorprenderme estos colectivos y su capacidad de movilización con el dinero ajeno, y todavía me sorprende más, la cobertura mediática que reciben por parte de televisiones públicas quebradas que pagamos entre todos.

Golpistas feministas ante el Parlamento andaluz. /Foto: elconfidencial.com.

Porque no entiendo nada, o quizás porque lo entiendo todo, estas manifestaciones y concentraciones, no se hacen en defensa de la mujer ni sus derechos, esto solo se entendería desde la necesidad de mantener unos privilegios y unas prebendas que en la actualidad estos colectivos ven peligrar. Resulta ridículo y hasta dantesco ver como Susana Díaz llama a la movilización en defensa de la mujer y en contra del blanqueo de Franco, cuando ella es la responsable ultima de la situación de atraso en el que se encuentra Andalucía y sobre todo, después de saber que varios de sus colaboradores o altos funcionarios que de ella dependían, se gastaban el dinero de las ayudas a los parados, en eres falsos, putas y cocaína. Pero lo más repulsivo, es que los colectivos que ahora se quejan amargamente, han sido cómplices de la situación que atraviesa Andalucía, y si mantenían su silencio, era a cambio del dinero que recibían.

NO TE LO PIERDAS:   Temblad, malditos: ¡Trump vuelve!

Nos hemos acostumbrado a mantener la paz social a base de comprar a los agentes sociales y a no atajar los problemas de raíz. Dando dinero a determinados colectivos lavamos nuestra conciencia y no profundizamos en el fondo del asunto. Andalucía y los andaluces tienen una oportunidad única de salir del atraso en el que el socialismo les ha sumido. Mucho me temo que los que tienen la responsabilidad última del cambio no sean capaces de llevarlo a cabo y caigan en las mismas políticas y los mismos tics que nos han traído hasta aquí. Mucho me temo que la nueva política se parece demasiado a la vieja política y me temo más todavía, que esto sea un cambio de cromos y prebendas, un cambio de siglas, nombres y consejerías, pero nada realmente efectivo que haga salir a Andalucía y los andaluces en el bucle en el que se encuentran desde hace ya tantas décadas.

El socialismo se queda sin ideas y el recurrir de nuevo a Franco para tapar sus propias vergüenzas, se antoja cansino, repetitivo y sobre todo muy poco creíble. Andalucía tiene problemas mucho más serios que hablar de franco, que por cierto, por si la izquierda de este país no acaba de enterarse, falleció en la cama hace 43 años, rodeado del cariño de miles de personas y cuya gestión es todavía hoy recordada, sobre todo si se pone en comparación con la herencia socialista recibida.

Susana y los suyos tienen muy mal perder. Esto no es nada nuevo en la izquierda. Aceptan los resultados, si estos les son favorables, en saso contrario recurren a la pataleta. Sufren el síndrome del cortijo, llegaron a pensar que después de 36 años todo era suyo, eran intocables. Se sentían impunes y siguen sin estar preparados para verse fuera del Palacio de San Telmo.