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Vox ha destapado todos los engaños y el negocio de la Ley contra la violencia de género y ya no hay vuelta atrás

Redacción




Maria Teresa de la Cruz de Fátima.

Apoyada por más de 200 Organizaciones Feministas y colectivos LGTB, ecologistas, ONGS  y Asociaciones de Inmigrantes y de defensa de los derechos humanos, la Coordinadora Feminismo Andaluz Autónomo organizó el pasado miércoles una concentración tipo “escrache” a las puertas del Parlamento Andaluz.

Autobuses fletados por el PSOE de Andalucía  y Adelante, acercaron a Sevilla a cientos de manifestantes con el lema “Ni un paso atrás en igualdad y diversidad”. Bocadillos en el autobús, bebidas y cena para la vuelta. Todo ello pagado por los andaluces. Solo por ir a Sevilla y darse una vuelta ya merecía la pena montarse en el autobús y hacer  un poco de bulto. Parecía que en el Parlamento Andaluz se estuviera debatiendo sobre quitar protección a las mujeres o a los colectivos diversos implícitos en LGTB. Nada más lejos de la realidad. Se trataba de la   investidura de Juanma Moreno como presidente de la Junta. Un acto normal en democracia que es  investir a un presidente después de unas elecciones, se convirtió  en un “escrache” en toda regla.

Escrache de la izquierda ante el Parlamento andaluz. /Foto: larazon.es.

En pocos días se pasó en el PSOE andaluz, del asombro a la indignación y de ésta a organizar un antidemocrático escrache. Tienen poco talante estos del PSOE pese a que su mentor Zapatero alardeaba de ello, y tiene poca memoria Susana Díaz, que hace tan solo un año criticaba duramente los escraches de los políticos de Podemos. Pero claro, ella  a lo del miércoles no le llama escrache, es una concentración para defender a las mujeres y al pueblo andaluz de lo que han denominado  “trío de la derechona”Nos quieren proteger de los desvaríos de la extrema derecha que va a gobernar en Andalucía.

Y yo me pregunto ¿Creen ellos que hay tanta gente en Andalucía con tan poca compresión de textos? Se ha dicho ya por activa y por pasiva en estos días, que la Ley de violencia de Género, tal y  como se ideó en el año 2004 por el partido socialista de Zapatero, es una ley antidemocrática que deja en indefensión al hombre por el hecho de serlo. Esa ley debería de reformarse e incluir en ella a todas las victimas sin distinción de sexo o edad, como dicta la Constitución.

Vox ha destapado la caja de los truenos, y ya no hay retroceso. La mayoría de las personas no se habían parado a pensar en los millones de euros en subvenciones que da Europa a España por denuncia de maltrato  (pero ojo, solo si el maltrato es a una mujer), ni que de los 43 millones de euros de la subvención europea para Andalucía en 2018 solo un 2,8% se había empleado en las víctimas del maltrato.

El mantra de que las denuncias falsas son un 0,0075%  se repetía sin plantearse nadie si era verdad o no. Las principales cadenas de televisión se encargaban de machacar y repetir dos o tres sloganes feministas a través de todos los periodistas implicados en implantar el feminismo en España.

Y llega Vox y destapa todos los engaños de los que hemos sido víctimas la mayoría de los españoles. Y empezamos a hablar y a dudar, a contrastar…

En solo un mes, ya hay otro discurso con respecto a la Ley de Violencia de Género de la que ya se duda. No de la ley, ni de que sea necesario proteger a las víctimas de maltrato, sino del negocio boyante que se ha instalado en tantos ayuntamientos y organizaciones feministas de Andalucía.

Nos toman por tontos e intentan manipular con  frases alarmistas para implantar el miedo. Como los lemas del escrache del pasado miércoles,  protagonizada por una multitud de mujeres y hombres con globos violetas o banderas arco iris y que coreaban consignas como: «No estamos exagerando, nos están asesinando», «Somos el grito de las que ya no están» o «Fuera fascistas de nuestro Parlamento«.

Nadie pone en duda que mueren cada año más mujeres, y por esa misma razón hay que preguntarse: ¿Funciona la ley de violencia de género?

Curiosamente en una reciente encuesta de Sigma-Dos para El Mundo, la mitad de los votantes del PSOE cree que la Ley de Violencia de Género no ayuda a perseguir el maltrato. Esta encuesta que publica el periodista Rafael J. Álvarez, es anterior a las propuestas de Vox, es decir, antes de abrirse la caja de los truenos.

Pero las manifestaciones y protestas en Andalucía y el resto de España amenazan con haber tan solo empezado e ir en aumento. ¿Tanto les gusta al PSOE andaluz, a  todas estas asociaciones y ayuntamientos una ley de la que el 50% de sus propios votantes duda de su efectividad?

Para los próximos 5 años se tienen reservados mil millones de euros,  a repartir en 5 años entre Ayuntamientos y CCAA. Los Ayuntamientos van a crear unidades de información y atención para derivar a los servicios especializados a las mujeres víctimas de maltrato sin ser obligatoria la denuncia para ser considerada víctima. Es decir, los Servicios Sociales harán las veces de jueces. El disparate es minino.

Es decir un negocio que promete ir viento en popa y del que se  pensaban crear (posiblemente a dedo) cientos de nuevos puestos de trabajo y del que iban a chupar muchas Asociaciones feministas. Espero que el nuevo gobierno ponga freno a tanto despilfarro.

Por eso, los que hasta hace unos días se relamían pensando en todos esos millones, hoy se retuercen de rabia y se resisten a que el “trío de la derechona” les corte el grifo del derroche y la vidorra a costa de las mujeres maltratadas, a las que dudo que les interese proteger.

Tanto nerviosismo y tanto organizar manifestaciones tiene gato encerrado, posiblemente mucho más gato del que nos podemos imaginar en cuanto a corrupción y malversación de los fondos destinados a las víctimas de violencia de género.  A la izquierda le interesa ser feminista, y alardea la bandera del colectivo LGTB mientras maneja millones y millones de euros de subvenciones y ayudas. Zapatero encontró una mina de oro el día en que sus asesores le dijeron que Europa daba subvenciones por mujer maltratada y defender a la mujer era de feministas.

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Se hizo feminista y se rodeó de feministas luchadoras que con tan solo un dedo de frente, empezaron por cambiar el lenguaje. Como Susana Aido que llamó a los miembros del parlamento “miembros y miembras”, y se quedó tan pancha,  y desde ese día fue imitada por todos los de los partidos de izquierdas para utilizar un lenguaje inclusivo (que llaman ellos) en aras a no ofender a las mujeres. Como es el caso de los “portavoces y portavozas” de la marquesa del cuestionado parque protegido de Galapagar. La seña de identidad de los podemitas y socialistas es el juego con el lenguaje, cambiarlo a su gusto en honor a la inclusión del género.

Deberíamos llamar a los dentistas masculinos dentistos, para que no se ofendan, o malabaristos y trapecistos. Ya que queremos un lenguaje de sexos.

Y mientras juegan con el lenguaje inclusivo van dejando claro que socialismo y feminismo van de la mano. El  entramado empezó a tejerse desde el gobierno de Zapatero entre asociaciones feministas y demás colectivos a los que les deben el voto, pero es en Andalucía donde alcanza su plenitud y ha campado a sus anchas desde el 2004 ( 15 años ya) sin que nadie le pidiera cuentas.  El partido andaluz PSOE ha tejido una buena tela de araña. El nuevo gobierno está en la obligación de sacar a la luz ese entramado.