Enrique de Diego.
Quienes te han tratado de cerca dicen de ti que eres un egocéntrico insoportable. Que tu ego es tan superlativo como su inconsistencia. Que no hay quien te aguante en las distancias cortas porque tu narcisismo es estomagante. Que eres un farsante en público y aún mucho más en privado. Carlos Delgado en su libro de referencia “Albert Rivera es un lagarto de V” hace de ti una descripción precisa, que a mí me confirman numerosas fuentes, según la cual eres “un actor las 24 horas del día”. Delgado percibe ese narcisismo, que es comentario constante: “actitud narcisista de cierta soberbia vital”. Es también unánime el comentario respecto a tu desprecio de la gente corriente, de forma que, cuando se apaga el fulgor de las cámaras, te tornas desapacible, desagradable y olímpicamente distante. Vuelvo a citar a Carlos Delgado: “otro de los rasgos de su personalidad, hacer esperar a vecinos, ciudadanos y gente de a pie, o apartarlos cuando le piden un recuerdo en forma de fotografía o autógrafo, y no le interesa”. Practicas la eugenesia fotográfica, de forma que, en ningún caso, se permite la cercanía a ti a nadie con sobrepeso o con cualquier falla de tus canones estéticos. Todo en ti es falso de toda falsedad, sin empatía ni palabra.
Ciudadanos es como tú, una gran mentira. No es un partido. Es una escuálida pandilla ahormada en Barcelona que actúa como franquiciadora vendiendo el activo de una imagen que se agosta y se resquebraja. El partido no existe ni en Andalucía y por eso tu sueño equinoccial y el de Juan Marín es heredar al PSOE, no de una manera metafórica, sino la más literal: manteniendo en los puestos a los cargos socialistas a cambio de cambiar de fidelidad. Porque tú y tu gran mentira no venís a cambiar nada, sino a mantener y empeorarlo todo. Pasando, eso sí, por ese curioso y extraño escenario en el que insultáis de continuo a Vox, como unos apestados, que, sin embargo, han de daros sus votos de manera altruista y desinteresada. Es todo tan patético y ridículo que la mentira está siendo desvelada y la realidad resulta vomitiva.
Ya te dije que Rambla Libre se bastaba y se sobraba para desenmascararte. Manuel Valls masón, Gran Oriente de Francia desde 1989 hasta 2005. Está corriendo con mucha fuerza por las redes la información facilitada por Rambla Libre. Una noticia que explica muchas cosas, que da una visión nueva y certera a tus copernicanos bandazos ideológicos que te han hecho merecedor al título de veleta. De defensor a ultranza del derecho a la vida con Libertas-Ciudadanos en las elecciones europeas de 2009 a impulsor entusiasta de la eutanasia, a la que ni siquiera, doctor muerte, te atreves a nombrar por su nombre. De defensor de la lucha contra la violencia doméstica a fervoroso adalid de la nefasta ideología de género. Petit Macron; Macron de parvulario y baratillo.
No te tengo por un patriota, cuando, desvelando los más oscuros secretos del subconsciente de tu endeble partido, Luis Garicano se inclina lacayuno ante George Soros, el enemigo mayor de las patrias; cuando tú estás dispuesto a ceder soberanía a los burócratas de Bruselas; cuando tu falta de política de inmigración y tu sometimiento a los más oscuros poderes globalistas te convierten en un enemigo objetivo de España. Ciudadanos, en su gran mentira, se ha hecho prescindible, también en Cataluña, donde todo, y casi también Inés Arrimadas, empieza a sonar a mera coartada.
Has vendido tu alma a George Soros, que es como decir que has vendido tu alma al diablo; los amos del mundo te han prometido la presidencia del Gobierno que nunca tendrás, porque no está en su mano conseguirte tu sueño oscuro de ambicioso diletante, de charlatán de feria, de chico de los recados de Bilderberg. Lo vas a pagar caro. El diablo primero te miente y luego te destruye. Y tú serás destruido y tu partido de pastaflora, en el que Fran Hervías perpetra purgas crueles e inmisericordes, será reducido a pavesas. Vade retro.
Escándalo: Manuel Valls fue Gran Oriente de la masonería francesa entre 1989 y 2005