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Julio Ariza se ha llevado a su casa el dinero que donaban los espectadores

Redacción




Luis Bru.

El informe definitivo de inventario del administrador concursal de Intereconomía Corporación, Fernando Martínez Sanz no deja ni la más mínima duda respecto a que la empresa no es viable y debe ser liquidada. De los datos objetivos de la contabilidad se extrae que Julio Ariza tomó mal todas y cada de sus decisiones profundizando en la crisis de la empresa, agravando su endeudamiento, mientras los ingresos netos por negocio decrecían continuamente.

Julio Ariza, como respuesta, se dedicó a engañar a su audiencia y a saquearla, en nombre de elevados principios. El presidente de Intereconomía se despeñó por una cascada de groseras mentiras. La primera vez que Ariza salió a pedir dinero fue en junio de 2011, cuando Intereconomía ya estaba en quiebra técnica. En esa campaña fue ayudado de manera especialmente apasionada por el periodista Xavier Horcajo.

El tipo de mensajes que se lanzaron fue del tenor de “un medio libre necesita espectadores comprometidos” y “hay mucha gente intentando silenciarnos”. La pésima gestión de un demente empresarial era endosada a los espectadores a los que se engañaba con una teoría conspirativa de baratillo. La respuesta fue entusiasta y en ocasiones altamente emotiva. Hasta Castellana 36 –donde entonces estaba la sede- se desplazaban jubilados, a veces muy entrados en año y con serias dificultades de movilidad para hacer un “donativo”, sacando ese dinero de sus escuálidas pensiones.

El 12 de marzo de 2012 lanzó una cobertura con el Club de Amigos de Intereconomía con que pretendía “fidelizar” los donativos que nunca funcionó. “Queremos –decía la propaganda del Grupo- que el Club de Amigos de Intereconomía sea un nuevo modelo de negocio que apoye una fórmula empresarial de crecimiento”.

Cuca García Vinuesa. /Foto: youtube.com.

Esta mentira del crecimiento parece recurrente en este tipo de estafas morales mediáticas. Federico Jiménez Losantos la utiliza falazmente también en sus frecuentes ampliaciones de capital. En realidad, el Club de Amigos nunca funcionó. Ariza estableció una cuota mensual de 14 euros. Anunció que la financiación de Intereconomía de ahí en adelante sería mixta. La meta era llegar a 10.000 socios que con esa cuota mensual representarían unos ingresos anuales de 1,5 millones de euros. Hubiera sido una lluvia liviana en el desierto de las cuentas de Intereconomía. De todas formas, el tono de estafa se hizo evidente desde el principio porque los envíos de libros y otras promesas no se llevaron a cabo y las bajas, imperiosas e indignadas, fueron inmediatas. El Club de Amigos de Intereconomía llegó a tener como presidenta a Cuca García de Vinuesa.

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Los sablazos pidiendo entregas de dinero a los espectadores se hicieron una constante. En junio de 2013, Julio Ariza pidió “ayuda urgente” para seguir creciendo y puso como objetivo la cifra de 500.000 euros. Ariza llegó ya a expresar ideas delirantes propias de un estafador compulsivo. Así negó el carácter empresarial de los medios, que “no tienen modelo de negocio” y negó ser un «pedigüeño«.

En la misma línea de la argucia de Federico Jiménez Losantos para sus ampliaciones de capital, Julio Ariza en una extensa carta de 10 folios volvía al timo de los nuevos proyectos: “Necesitamos, es urgente, su ayuda para desarrollar y consolidar una serie de proyectos e iniciativas en los que estamos muy ilusionados”. Tales proyectos, por supuesto, no existían. Recurría a los grandes principios para remover las conciencias y saquear los bolsillos, reafirmando el compromiso de Intereconomía con “cuatro pilares inamovibles: la familia, la vida, España y la libertad”.

Volvía a situarse como la víctima de una conjura: “Esto nos enfrenta a los poderes políticos y a buena parte del panorama mediático y económico de España”. Esto era por completo falso. Julio Ariza ha sido, sencillamente, un pésimo gestor. La gran banca ha sido extrañamente generosa con un falso empresario quebrado. Según los datos aportados en el informe definitivo del administrador concursal, el endeudamiento con CaixaBank es de 13.205.994,88 euros; Abanca Corporación Bancaria, 7.908.879,03 euros; Banco Santander, 4.546.599,43 euros; Banco Popular, 5 millones de euros; Bankia, 4,4 millones; Banco de Sabadell, 2,2 millones y Banco Mare Nostrum,1 millón. Los datos muestran el nivel superlativo de las mentiras de Ariza.

Intereconomía, «mucho más que un proyecto empresarial»

Situándose fuera de la racionalidad, Ariza afirmaba en sus 10 folios que “Intereconomía es mucho más que un proyecto empresarial” y se ufanaba de que “las dificultades nos han hecho daño, es verdad, pero en todo momento las hemos enfrentado con arrojo”.

El 16 de noviembre de 2014 se lanzó otra campaña de petición de fondos. En esas campañas se utilizaba a los comunicadores más conocidos como gancho atendiendo el teléfono y transmitiendo una fuerte carga de emotividad hacia la audiencia. El sistema se ha repetido en otras ocasiones y también estando en concurso de acreedores, incluso este mismo año, 2018.

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La cuestión más inquietante es dónde ha ido a parar ese dinero. Hemos pedido un dictamen a nuestro panel de directivos y contables experimentados y en la contabilidad de Intereconomía no hay rastro de esa financiación mixta, tampoco el administrador concursal hace ninguna referencia a ella, por lo que cabe concluir que ese dinero nunca entró en el circuito legal de Intereconomía.

Como hemos indicado, muchas de las donaciones se hicieron en mano. En la web de Intereconomía TV  se establece un cauce para entregar dinero, bajo el paraguas estrictamente ficticio del Club de Amigos. Pero esto complica aún mucho más las cosas, porque Intereconomía Corporación le debe a Intereconomía TV 3.953.188,76 euros. Es decir, la empresa a la que le deben dinero pide aportaciones a los espectadores ¿para quién? ¿Para la empresa que le debe casi 4 millones de euros? ¿Para sí misma? A nivel contable, esto es una auténtica locura y un completo despropósito. Al lado de las cuentas de Intereconomía, «las cuentas de Libertad Digital, con sus tejemanejes contables, son claras como el agua», sentencia un experto en empresas de comunicación. La web de Intereconomía TV pone un mensaje altamente sorprendente: «su colaboración es una aportación a su sostenimiento y no puede ser considerada una donación».

Fuentes solventes internas, que estuvieron en la estructura del Club de Amigos, afirman a Rambla Libre que ese dinero saqueado a los espectadores fue a engrosar la fortuna y la cuenta corriente de Julio Ariza, cuyo patrimonio está a buen recaudo en la sociedad El periódico del motor.

Intereconomía nunca informó de las cantidades recaudadas ni del destino que se dio a ese dinero ingresado manifiestamente en B. No es esperable, aunque sí exigible, que Julio Ariza hiciera un mínimo de ejercicio de transparencia e hiciera público a qué dedicó ese dinero entregado generosamente por los espectadores, abrumados por un cúmulo de mentiras.