Luis Bru.
En estos tiempos de apostasía y pérdida del sentido moral y religioso, las Iglesias tradicionales han sido sustituidas por sectas seculares. Primero fueron los nuevos clérigos de la inteligencia media y ahora se han hecho preponderantes los gurús mediáticos.
Estas sectas seculares empezaron floreciendo como hongos sobre el sustrato de la izquierda, también se han extendido a la derecha. Personas que antes tenían como referencias los códigos morales objetivos de las religiones reveladas ahora aceptan como guía los dictados cambiantes, con frecuencia insustanciales y relativistas, de comunicadores que no se sienten limitados por ninguna revelación ni por el mandamiento que ordena no mentir.
Uno de los que abrió el camino de manera espasmódica, mientras se saltaba todas las normas del orden natural relativo al respeto a la dignidad de las personas, ha sido Julio Ariza. Dos gurús sectarios de la derecha, Pedro José Ramírez y Federico Jiménez Losantos, son seguidos por gentes bienintencionadas pero son escasa ilustración y nulo espíritu crítico a pesar de sus erráticos postulados paganizantes. Losantos irrumpió en la derecha, desde su sombrío pasado comunista, propugnando que la derecha abanderara el aborto libre: un precursor de Zapatero y Bibiana Aído. Pedro J es hoy un paladín de la ideología de género, bajo la influencia de Cruz Sánchez de Lara.
En los últimos tiempos han desarrollado, mediante esa relación sumisa de los sectarios hacia el gurú, en la que estos entregan su voluntad, lo que podríamos denominar el timo del gurú.
El esquema sectario fue llevado hasta sus últimas contradicciones por Pedro J Ramírez en su primera junta de accionistas de nuevo digital asumiendo blasfemamente el papel de Jesucristo dirigiéndose a los congregados diciéndoles: «vosotros sois la sal de la tierra«, como el Mesías se refirió a sus discípulos.
Tanto Pedro J como Losantos han generado empresas con algunos componentes peculiares comunes:
1.- Se han puesto elevadas retribuciones que hacen inviables a las empresas, constituidas y utilizadas para la financiación del gurú, aquejado de cortoplacismo y avaricia.
2.- No mantienen criterios racionales y éticos de gestión sino que se mueven a través de coros o camarillas seleccionadas por la adhesión personal y el servilismo.
3.- Son incapaces de formar equipos, para dar viabilidad a la empresa, sino que, en la lógica sectaria, tienden a personalizar de manera absoluta el proyecto, de forma que sus seguidores concluyan que son los únicos posibles salvadores.
4.- Muestra su poder jupiterino mediante expulsiones y purgas. Elevan, de vez en cuando, a alguien para luego retorcerle el cuello.
5.- Recaudan dinero en términos que serían de donación a fondo perdido o de estricta estafa. De esa manera, los inversores minoritarios en el digital de Pedro J no han comprado acciones sino participaciones invendibles. Los accionistas de Libertad Digital no han recibido dividendo alguno y asisten a cíclicas ampliaciones de capitales justificadas por ignotos planes de expansión inexistentes.
6.- Los timados interiorizan su papel y no rechistan, o por la satisfacción de la adhesión o por no caer bajo el anatema del gurú y de la secta. De esa manera, las Juntas de Accionistas de Libertad Digital se aproximan a las reuniones del Partido Comunista de Corea del Norte por la veneración al amado líder. Nadie pregunta nada.
7.- No es descartable, como en tantas sectas, que el gurú, en su afán depredador, haya traspasado los límites del delito.